Se trata de Sergio Poklepovic, productor ovino del departamento de Río Chico en Santa Cruz, quien sufrió la mortandad de 2701 animales
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Hace dos meses, Sergio Poklepovic, productor ovino del departamento de Río Chico en Santa Cruz, empezó a calcular las pérdidas que iba afrontar su establecimiento tras las intensas nevadas del último invierno. Tras la esquila, se enteró de que por la nieve se le murieron 2701 animales, una pérdida de más de 200 millones de pesos.
En total fueron nueve días de esquila los que revelaron los datos abrumadores para el productor ovino. En su campo “La Perseverancia”, de más de 20.000 hectáreas y con un stock de 5500 ovejas, Poklepovic había calculado hace poco una pérdida del 36,4%, pero al final resultó ser del 50%. Perdió 1741 ovejas madres, 702 borregos, 219 capones y 39 carneros, que totalizan 2701 animales.
“La realidad fue mucho peor de lo que pensaba. Me cuesta digerir esto; son años de trabajo. Fue un golpe muy duro. Siempre tuve la esperanza de que sería menos”, comentó el productor a LA NACION. A mediados de agosto, estimaba una pérdida de 140 millones de pesos debido a las inclemencias climáticas, aunque el total final superó los 200 millones.
Poklepovic recuerda que en 2000, junto a su padre Juan Ángel Poklepovic perdieron más de 5000 ovejas debido a fuertes nevadas, lo que los obligó a empezar de cero. “Tuvimos que arrancar de cero, no sabés lo que fue. Nos tomó como nueve años volver a tener ese número de ovejas. Fue durísimo, porque encima habíamos sacado unos créditos que teníamos que pagar”, rememoró.
Esta vez espera una recuperación más rápida gracias a las madres que quedaron. Además, la experiencia le ha enseñado a diversificar actividades para enfrentar futuros desafíos. “Espero recuperarme. La otra vez me quedó de experiencia y comencé a hacer otras actividades para diversificar”, puntualizó.
Vale recordar que en medio del temporal, Poklepovic se puso en contacto con las entidades rurales locales para pedir ayuda y rescatar la hacienda que estaba atrapada. Si bien recibió asistencia oficial, no pudo hacer nada para evitar la catástrofe. Los borregos, capones, ovejas y carneros que murieron tenían alrededor de nueve meses de lana; estaban sin esquilar.
Meses atrás lamentó que la ayuda del gobierno provincial, que consistió en 400 bolsas de pellets de alfalfa para afrontar las fuertes nevadas, hayan llegado “tarde”. “Ya había terminado de acomodar la hacienda, no había nada más que hacer. Les agradecí, pero les dije que ya no había nada más que hacer. La hacienda ya estaba muerta. Eso te genera mucha bronca e impotencia porque estás peleando contra el clima. Estuve viendo [por TV] y se dedicaron a hacer más política entregando ayudas; iban a lugares donde no había hacienda o iban a donde había poca: entregaban una cajita de víveres, pero yo necesitaba ayudar a la hacienda, no que me entregaran una cajita de víveres. Estuvieron haciendo política; había 80 centímetros de nieve y venían con mocasines para sacarse la foto al lado nuestro”, expresó.
Luego habló del impacto de la actividad en la región. “Das trabajo directo o indirectamente; hay un montón de gente. Si querés que el campo funcione, generá empleo. Es mucho esfuerzo, y en el medio, hay que lidiar con zorros, pumas, guanacos, y este año, incluso, langostas. Hace años que venimos peleando con esto sin que nadie haga nada”, se lamentó.
Por otra parte, recordó que al menos el precio de la lana este año es mejor ya que el Gobierno sacó las retenciones a la lana: “Podés vender y rinde más. Antes el dólar blue y el dólar oficial tenían una diferencia tremenda. La lana se paga al dólar oficial, pero la mayoría de los productos son importados. La diferencia era enorme. Ahora sí hay cero retenciones y por ese lado estamos bien”, se esperanzó.
Con el fuerte temporal, la hacienda quedó atrapada bajo la nieve. “Son muchas hectáreas para recorrer. Yo sabía que había animales tapados por la nieve que no los pudimos ver cuando se hizo el recorrido para protegerlos. Las pérdidas son muy importantes”, resumió.
La mayoría de los productores ovinos de la zona también atravesaron lo mismo, aunque hubo algunos que las pérdidas fueron en un menor número. “Fue tanta la cantidad de nieve que cayó y duró mucho tiempo. Cuesta mucho llegar a un número importante de hacienda, porque tenés muchos problemas con el puma, el zorro, el abigeato. Se hace difícil producir. Me gusta mi trabajo, pero es duro. En estas situaciones no tenés ayuda del Gobierno y cuando te la tienen que dar no te la dan. Para cobrarte los impuestos están a la orden del día, eso es lo peor de todo”, dijo en aquel entonces. Ahora, los productores comenzarán un nuevo ciclo, mientras intentan recuperarse de las pérdidas.
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