Las adversidades climáticas de las últimas tres campañas llevan a evaluar si es posible aplicar esta herramienta; dos productores, Fermín Urruti y Facundo Lagos, lograron mejorar los rindes de los cultivos
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Las adversas condiciones climáticas sufridas en los últimos tres años están determinando que algunos productores analicen la posibilidad de incorporar sistemas de riego complementario en sus campos. Obviamente, deben tener en cuenta que esta herramienta no se podrá implementar en todas las regiones y empresas, y que no solucionará defectos previos no resueltos de los sistemas de producción.
Como toda nueva tecnología por incorporar, primero habrá que analizar antecedentes, efectuar un buen diagnóstico de necesidades, consultar con expertos y evaluar las distintas alternativas disponibles, en un marco de uso responsable de los recursos naturales. Además de estas recaudos, hay que tener en cuenta que un equipo de riego representa una inversión importante -la mitad del valor de un campo de Coronel Suárez por ejemplo- y que la técnica exige intensificar los sistemas de producción agrícola, porque se requieren más insumos para alcanzar nuevos potenciales de rendimiento. Son todos factores que el empresario interesado en esta herramienta deberá considerar.
Productores regantes
Fermín Urruti gestiona una empresa familiar de Coronel Suárez, dedicado principalmente a la producción de granos finos y gruesos. Comenzó con el riego en 2007, con un carácter complementario de las lluvias de la zona, que no superan los 750mm anuales.
“El modelo productivo fue ganadero durante muchos años, pero más recientemente se transformó en agrícola por la mayor rentabilidad en la producción de granos”, diferencia. No obstante, también aclara que, al ser una zona semiárida y trabajar en suelos con tosca, los rendimientos agrícolas en secano resultaban muy erráticos. Por esa causa, en 2007 incorporó el primer equipo de riego fijo para 280 hectáreas, “que permitió dar estabilidad productiva y financiera a la empresa”, destaca.
“Con el uso de los pivotes pudimos duplicar la producción histórica de trigo de la zona -3300-3500kg/ha- a 6000-7000kg/ha. En maíz pasamos de 5500kg/ha a 11,500-12.000, con picos de 14.000″, resalta. “La principal actividad bajo riego en la empresa es la producción de semillas hibridas de maíz y girasol por medio de convenios o arrendamientos con los principales semilleros del país”, amplía.
“En 2010 agregamos instalaciones para regar 300 hectáreas más, que es todo lo que se puede utilizar para agricultura, porque el campo es desparejo y tiene zonas de uso exclusivamente ganadero. Después seguimos incorporando equipos más chicos -fijos y móviles-en campos alquilados con contratos a varios años buscando el beneficio de ambas partes a través de mayores rendimientos”, rememora.
El riego cambia el sistema productivo de las empresas. “La agricultura con pivotes toma distancia de la tradicional de la zona, de bajo costo de insumos y modo conservador en previsión de los frecuentes golpes que proporcionaba el clima. Con la seguridad que da el riego, es posible animarse a mayor expectativa de rendimiento y a mayores costos de insumos”, diferencia. Por ejemplo, Urruti aseguraba 100-120kg/ha de nitrógeno en trigos de secano, entre lo disponible en el suelo y lo agregado como fertilizante; con riego duplica la dosis que pone a disposición de las plantas.
El empresario afirma que la inversión promedio para un equipo de riego de la zona ronda los 2000-2300US$/ha, si se suman el pivote, la bomba, los motores, la perforación, etc. Es una inversión importante, si se tiene en cuenta que el campo que riega tiene un valor de 4000-5000 US$/ha. No obstante, el aumento de rendimiento obtenido en su empresa permitió recuperar la inversión en un periodo a de cuatro a seis años.
Consultado sobre la vida útil de estos equipos, respondió que tienen un periodo de amortización teórico de 20 años, pero hay muchos pivotes funcionando con mayor antigüedad sin problemas. Sí hay que reponer antes mecanismos con piezas móviles como motor, bomba, cubiertas, caños de bajada, etc.
Para la adquisición de equipos de riego hubo créditos del mismo tenor de los disponibles para la compra de sembradoras o tractores, sobre todo en bancos oficiales. El plazo de repago era de cuatro o cinco años. Las dos marcas más difundidas en la Argentina son Lindsay y Valley, que tienen pocas diferencias. Normalmente los proveedores locales ofrecen equipos completos “llave en mano” o también venden separados los distintos componentes.
Facundo Lagos es el gerente de producción de un campo familiar de 580 hectáreas cercano a la ciudad de Olaeta, en el centro sur cordobés, miembro del CREA Carnerillo. También gestiona fracciones alquiladas cercanas a Río Cuarto totalizando 4000 hectáreas. En la zona, los suelos son franco arenosos, con veranos calurosos y 850mm de lluvia anual.
De las 580 hectáreas propias, Lagos tiene 380 con riego por pivote y 42 con riego por goteo. “Comenzamos en 2007 con tres círculos de riego con un pivote; hace dos años agregamos otro para regar en total 380 hectáreas. El resultado ha sido muy positivo porque logramos estabilidad productiva y mayores márgenes brutos con los cultivos que en condiciones de secano”, distingue. En la empresa desarrollan planteos de trigo, maíz, soja y maní. Los dos primeros son los que ofrecen mayor respuesta la aplicación de riego: con el pivote se puede pasar de 3500 a 7000kg/ha de trigo, con picos de 80-85. En maíz temprano se puede pasar de 10.000 a 14.000 kg/ha, con un paquete tecnológico que incluye 250-300kg/ha de nitrógeno y una densidad de siembra de 85.000-90.000 plantas por hectárea.
“Si bien el trigo y el maíz regados tienen mayores costos de insumos, el margen bruto se duplica en trigo y aumenta 40-50% en maíz”, destaca Lagos, quien advierte que los resultados en soja y maní son menos alentadores. También resalta que los modelos regados con más fertilización van promoviendo mayor desarrollo de raíces y aumento del contenido de materia orgánica del suelo.
Un aspecto importantísimo por considerar es la calidad de agua que se usará para regar: hay que hacer análisis y monitorear, entre otros índices, la conductividad eléctrica, el RAS (Relación de la Absorción de Sodio), el pH y el contenido de carbonato de sodio residual, que puede provocar la compactación del suelo al desplazar al calcio. Los suelos que se cargan con sodio se deben corregir con medidas de manejo y aplicaciones de yeso, sulfato de calcio o productos comerciales como Azufertil, que aporta azufre, calcio y magnesio.
¿Cuál debe ser la cantidad de riegos necesarios para cada cultivo en una zona? Lagos indica que las decisiones se toman sobre la base del cálculo del balance hídrico, que tiene en cuenta el consumo de cada cultivo, el monitoreo de la humedad del suelo, el estado fenológico, etc. No obstante, asevera que, en un año climáticamente normal, se deben agregar por lo menos 150mm por cultivo de trigo o maíz, mientras que la prescripción se puede duplicar en ciclo secos como los de los últimos años.
Diferencial
Santiago Tiscornia, técnico de la consultora AZ, realizó un informe sobre Riego para CREA. En el mismo afirma que, en una zona con lluvias acotadas como el sudoeste de Buenos Aires, la incorporación de un equipo de riego por aspersión para maíz, soja y trigo/soja asegura un diferencial de rendimiento importante (3637kg/ha), que se traduce en una ganancia de 644US$/ha. Con estos resultados, la tasa interna de retorno de la inversión (TIR) resulta ampliamente positiva en términos económicos. En cambio, en la región central de la Argentina, con un equipo para regar 70 hectáreas, Tiscornia obtuvo una TIR negativa, porque el diferencial de rendimiento de los tres cultivos fue de 1865kg/ha.
El resultado mejoró con un equipo para 120 hectáreas, con el que la TIR fue del 3%, aunque con riesgo de tornarse negativa si los precios de los granos cayeran 5% o más. En esta última zona, para que el riego resulte rentable se deben diseñar planteos agrícolas que apunten a rindes potenciales máximos.
Más allá de estos cálculos, Tiscornia destaca que, desde el punto de vista económico, quien esté pensando en incorporar el riego debe considerar cuantos milímetros se deberán aplicar por año: cuantos más se precisen mayor será el costo de esta tecnología. También hay que tener en cuenta el cambio de uso de las tierras que permite el riego: “un lote regado se puede alquilar para semillero, una actividad que genera ingresos muy superiores a la producción de grano comercial”, distingue Santiago.
Riego por goteo en cultivos extensivos
Facundo Lagos también incorporó el riego por goteo en cultivos extensivos. Estos equipos distribuyen el agua través de mangueras con goteros, enterradas 35cm, habitualmente separadas a 100cm. Al estar a esa profundidad permiten todas las labores de preparación del suelo y siembra de los cultivos. Las mangueras son de plástico resistente con distintos grosores, con una durabilidad estimada de 15-20 años.
Comparado con el riego con pivotes, este sistema tiene la ventaja de mayor eficiencia en el uso del agua, que llega directamente a la raíz, sin evaporación. Por este hecho, exige menor caudal que un pivote para regar determinada superficie. Como contrapartida, el pivote permite aportar humedad para la siembra en lotes secos o incorporar preemergentes. Además, el costo del riego por goteo duplica al de los pivotes: 3500-4000US$/ha versus 2000-2500. No obstante, la técnica tiene un futuro promisorio, si se considera que una de las empresas líderes de riego por pivote recientemente adquirió una marca de riego por goteo.
Tanto los equipos con pivote como los por goteo están totalmente automatizados y se pueden encender, apagar, controlar la presión, medir los milímetros regados, cambiar la velocidad de avance, etc. con un smartphone a distancia.
Crecimiento sostenido de las ventas
Según los entrevistados por LA NACION, en los últimos tres-cuatro años creció significativamente la comercialización de equipos de riego, a diferencia de lo que ocurría 10 o 15 años atrás, con ventas estancadas. Según Fermín Urruti, los compradores “ya no son sólo los propietarios de campos grandes, sino que hay demanda por distintos tipos de empresas”.
La justificación de esa conducta es que en gran parte de la zona sudoeste de Buenos Aires hay potencial para riego por poseer aguas de buena aptitud, que se toman del acuífero Pampeano. Distinta es la situación en Daireaux, Bolívar o Pehuajó, por ejemplo, donde las perforaciones aportan aguas más saladas.
De cara al futuro, Urruti proyecta que el riego complementario va a seguir creciendo en las zonas donde haya agua con aptitud para riego coincidente con condiciones subhúmedas o semiáridas, donde el riego genera un impacto importante en los rindes respecto de los obtenidos en secano, como en el sudoeste bonaerense. Augura menos futuro en regiones húmedas, con mayores lluvias, donde el plus de producción puede ser más bajo y no justificar la inversión.
Las claves
- Responsabilidad en el uso del riego. Si el riego se instrumenta con aguas de mala calidad o de manera incorrecta, puede generar perjuicios al ambiente, con efectos negativos sobre los suelos y los acuíferos
- Agua apta para regar. Como toda tecnología productiva, el riego debe ser implementado con una conducta responsable en el cuidado de los recursos. Hay que ser muy estricto, sobre todo. en el control de la calidad del agua de las perforaciones
- Estudios objetivos. Implementado con esos criterios, el riego no produce alteraciones negativas en los campos ni en los acuíferos. Precisamente, varios productores regantes del sudoeste bonaerense encargaron un trabajo para evaluar el impacto ecológico del agua del riego en la zona
- Efecto sobre la napa. Se utilizaron distintas perforaciones midiendo el nivel de las napas antes y después de la campaña de riego. Se observó que la napa se deprimía levemente por efecto de cada riego, pero se recuperaba rápidamente
- Efecto sobre el suelo. También se midió el efecto del contenido de sodio en el agua de riego sobre las propiedades de los suelos. Se observó que, con contenidos acotados, ocurrió una leve compactación superficial y un aumento del pH, pero en niveles que no resultaron limitantes para la producción agrícola
- Digitalización. La instrumentación correcta del riego en un campo se ha visto facilitada últimamente por el monitoreo remoto de su funcionamiento, por los análisis de calidad de aguas que ofrecen los laboratorios y por métodos de cálculo de balance hídrico que facilitan las decisiones del productor
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