Como dice la Cantata del Algarrobo Abuelo, del poeta puntano Antonio Esteban Agüero: "Algarrobo natal, Abuelo mío,/ hace mil años la paloma trajo/ tu menuda simiente por el aire/ y la sembró donde tú estás ahora/ sosteniendo la luz en el ramaje". Y allí está, increíblemente, desde hace unos mil años, aunque algunos moderados dicen que "solo" unos ochocientos, cubriendo su propia zona de monte, en las afueras de Villa de Merlo, San Luis, de la que es su emblema viviente.
Ya era muy, muy viejo cuando San Martín cruzó los Andes. Y cuando los primeros gauchos desensillaban a su sombra. Y hasta cuando los Comechingones hacían ceremonias bajo su copa, antes de que a Colón se le ocurriera llegar a América. "Al cortejo y el rito de la sangre/ que vertían pintados hechiceros/ para aplacar las cóleras solares", que dijera la Cantata.
Pero ahí está todavía, tozudo, como señalando los orígenes de nuestra patria, su esencia y su persistencia bajo todos los cambios. Desde más de doscientos años atrás perteneció al predio de la familia Agüero, tradicional de Merlo, hasta que se expropiaron cuatro hectáreas que lo contienen, y ahora está en un espacio público. Gigantesco, mostrando las enormidades, las marcas y las heridas de los años, con ramas que por su peso han debido ser sostenidas por parantes, y ahora atacado también por falsos claveles del aire. "Viejas ramas que son como tentáculos/ de oscuro pulpo, miembros musculosos/ de yacente dragón o dinosaurio,/ de araña enorme o encantado monstruo".
En 1953 Antonio Esteban Agüero publicó la Cantata del Algarrobo Abuelo, que hizo famoso al árbol y también al mismo poeta. Es un gran poema, de los mejores argentinos. Y su autor mereció el elogio de Borges, a quien le gustaban los temas criollos afines a sus orígenes, pero que siempre fue bastante parco a la hora de ponderar poetas. Agüero también pertenecía a antiguos linajes criollos, y como dijimos, en el predio ancestral de su familia creció durante siglos el árbol histórico. "Un árbol rey, un árbol solo, el árbol. "A él, que era hombre de amigos y de tertulias de guitarra y vino, también le gustaba recorrer solitario esa zona sombreada por las grandes ramas y poblada por los pájaros, y habrá tenido largas conversaciones consigo mismo y con su amigo vegetal. Sufrió persecuciones políticas, pero alcanzó a conocer un buen reconocimiento a su obra, cosa no tan frecuente en los poetas. Es que conmovió al contar del terruño, de su naturaleza y de la historia. Con hondura. Murió en 1970 y la casona de su familia cercana al árbol, colonial, con galerías, aljibe y recuerdos, ahora es un museo.
Salud, Algarrobo Abuelo de Merlo. Que vivas mucho, imagen de la patria, y que ella como vos se sostengan y se libren de parasitarios y falsos claveles del aire.
Y, como Agüero, "Así yo quiero terminar la Oda, asistido por ángeles del canto:/ Algarrobo natal, Abuelo nuestro,/ ¡Catedral de los pájaros!".
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