Pese a que bajaron los precios, Máximo Torero, economista jefe de la Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), dijo que en Europa todavía hay incertidumbre sobre los precios de la energía; también advirtió que “los países más vulnerables no van a tener donde acceder a más recursos para poder compensar el incremento en el costo de importación de los alimentos”
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La invasión rusa a Ucrania, que tuvo un fuerte impacto en aumento del precio de las commodities generó una crisis energética y puso en jaque la disponibilidad de fertilizantes, dado que el país gobernado por Vladímir Putin era el principal exportador. A casi un año del inicio del conflicto bélico se afianza la estabilización de los precios de los alimentos, aunque siguen altos, y la caída del valor de los fertilizantes. En este contexto, el economista jefe de la FAO, Máximo Torero, le concedió una entrevista a LA NACION, luego de participar en la cumbre de la Celac, que se realizó en Buenos Aires. El especialista sostuvo que la disponibilidad de gas natural, que es importante para la producción de nitrógeno, “está cubierta y los precios han bajado”, pero alertó que eso apenas resuelve la problemática en el corto plazo.
Por otro lado, indicó que hay preocupación por la dificultad que van a tener este año los países de ingreso bajo y mediano/bajo, para acceder a financiamiento para “poder compensar el incremento en el costo de importación de los alimentos”.
“Europa tiene el gas que necesita y pueden empezar a reabrir las plantas de producción de nitrógeno para fertilizante. El problema va a ser el 2024 porque la solución es temporal, pudieron conseguir lo que necesitaban, pero el próximo año va a ser de más incertidumbre. Entonces los precios de los insumos, tanto fertilizantes como semillas, pueden seguir subiendo”, indicó.
Con este panorama expuso que “va a ser un problema el tema de los costos de los insumos de producción para los productores porque si los precios de las commodities se estabilizan, pero los costos no, los puede poner en problemas”.
“El año pasado, los fertilizantes llegaron a estar 3.5 veces más caros entre marzo y diciembre, ahora se estabilizaron y están alrededor de 1.5. Creemos que van a quedar en ese nivel y el componente que queda, que puede ser 20% o 30%, va a depender de lo que pueda pasar con el mercado de energía”, sostuvo.
Por otro lado, según el economista “en el 2023 las semillas podrían subir hasta un 30% a 40% dependiendo cuanto tengan que compensar el incremento de los costos de los fertilizantes para su producción”.
El año pasado, el índice de precios mundiales de los alimentos de la FAO, que mide la variación mensual de los precios internacionales de una canasta de cinco productos (cereales, aceites vegetales, productos lácteos, carne y azúcar) en 2022 alcanzó un promedio de 143,7 puntos, un 14,3 % por encima de su valor promedio a lo largo de 2021, según informó la ONU.
Frente a ello, Torero indicó que en marzo del 2022 se dio el pico más alto, que luego empezó a bajar. No obstante, remarcó que “se mantienen en niveles elevados”, dificultando el acceso a los alimentos. Asimismo dio un panorama de lo que puede ocurrir este año.
“Los niveles de stock del trigo van a ser buenos y las exportaciones suficientes, la caída va a ser menor. Esto lleva a pensar que el precio no debería subir, siempre que el movimiento de exportaciones de Ucrania siga dándose; y que la sequía de Argentina no haya afectado mucho la productividad, que aparentemente no incide mucho. Ergo, si no hay ningún otro cambio climático fuerte, no deberíamos tener mayor cambio de oferta”, dijo.
En tanto, para los otros granos, manifestó que la situación es “un poco más ajustada”. El economista indicó que va a haber una caída de producción y de exportaciones “más grande” fundamentalmente por la sequía en Estados Unidos, y en otros países exportadores grandes”. Aunque, aclaró que no se espera que implique un incremento muy fuerte de precios.
En cambio alertó que están “consternados” porque ven un “problema” más complejo en todas las variedades de arroz, por falta de disponibilidad. “En el 2021 y el 2022 hubo mucha producción de arroz porque no se vio afectada por la guerra, pero con el aumento de los precios de los fertilizantes, dejó de ser beneficioso para los productores producir, entonces plantaron menos, disminuyó la oferta y ahora es el único producto que se ve que todas las variedades están subiendo de precio. Eso nos tiene muy preocupados”. Manifestó.
“El problema es de acceso a alimentos, porque los costos siguen siendo altos para los consumidores, pero en el único caso donde vemos un problema de disponibilidad de alimentos es en el arroz”, dijo.
Según el economista una de las cuestiones fundamentales para que haya un panorama más optimista es que “Ucrania ha podido producir y exportar más de lo que se hubiera esperado y lo que se espera para el 2023″.
En rigor, detalló que la reducción de exportaciones del país del este es de alrededor del 35%, siendo que inicialmente la proyectaban en más del 50%, y que parte de ese gasto lo cubre Canadá, que venía de una sequía muy grande y ha mejorado sustancialmente sus exportaciones. A otra parte la completa la Unión Europea y otros países como Argentina.
Por ello concluyó que “si todo se mantiene igual, Ucrania no sería un problema serio en términos de la oferta mundial, que se va a mantener estable”.
También explicó que había temor por la soja, por si había una caída del área de producción en la Argentina. “Ayer me indicaron que van a sembrar lo mismo. Entonces si es eso cierto lo que esperamos es que no vaya a haber mayor problema”, dijo.
Crisis global
Por otro lado, Torero explicó que les preocupa este año es la situación financiera. “El problema del 2023 es la crisis financiera, que no va a ser como la del 2007/2008 que era de los países desarrollados, sino que ahora va a ser de los países de ingreso bajo y mediano/bajo, que son los países que están superendeudados y que hoy en día tienen que pagar mayores intereses por el aumento de los intereses y se les están empezando a cerrar las oportunidades de acceso a recursos”, dijo.
Ante ello alertó: “Si no hay una política del G7 o del G20 de apoyo para reducir ese riesgo, podemos entrar a una situación donde los países más vulnerables no van a tener donde acceder a más recursos para poder compensar el incremento en el costo de importación de los alimentos”. Esto, explicó, ante el impacto del aumento de las tasas de interés de los países para hacer frente a la inflación, lo que devalúa el tipo de cambio.
En ese sentido, explicó que las importaciones en el mundo está en dos trillones de dólares y a los 62 países más vulnerables se les incrementó en 25 millones de dólares y las importaciones de insumos está enn 525 millones. “Ha habido un incremento del 50% y si no hay acceso al mercado financiero es otro problema que va a haber”, dijo.
También cuestionó la postura proteccionista que tomaron algunos países en los últimos años, restringiendo las importaciones. “Tiene que haber comercio en el mundo; el concepto de que no lo haya es erróneo porque el comercio per se busca asignar los recursos naturales de la mejor forma”
El problema es que, manifestó, “hay que hacerlo bien” y para eso “hay que bajar los costos del transporte, los costos operativos y hay que acelerar pragmáticamente la integración intra regional porque hay mucho espacio para crecer”.
“Latinoamérica exporta mucho para afuera, pero no importa mucho dentro de la región. Eso hay que cambiarlo”, agregó. Entre las cuestiones a mejorar, mencionó: salubridad alimentaria común en la región, que haya infraestructura que permita mover los productos de una forma barata y mecanismos de financiación del comercio.
Para hacer frente al aumento de los precios de los fertilizantes indica que una salida sería lograr una mayor diversificación.
“En el mundo son pocos los grandes países exportadores, entonces cualquier cosa que le pase automáticamente se genera un problema de precios. Entonces esa vulnerabilidad que tenemos hay que reducirla y la única forma es tener más grandes exportadores para que haya más diversidad en el espacio”, dijo.
Por otro lado, con relación a los insumos, opinó que hay que ganar eficiencias con por ejemplo mapas de suelos. “Alrededor del 40% de los fertilizantes se desperdician porque no se hace un uso óptimo”, informó.
Además, sostuvo que hay que reducir el 14% de pérdidas de producción que hay en el mundo y el 17% que se desperdicia en el consumo. “Hay que cambiar el comportamiento de la gente, saber lo que se consume y comprar distinto. Además, tener la regulación para que los bancos de alimentos puedan operar mejor y alargar la vida del producto”.
Por último, según Torero, también afecta negativamente en el acceso a los alimentos los problemas con el tipo de cambio. “Si los países desarrollados siguen subiendo su tasa de interés para controlar la inflación eso va a devaluar más al tipo de cambio y en consecuencia a los países importadores netos de alimentos cada vez les va a costar más importar”, dijo.
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