El acto central de la Exposición Rural de Palermo suele tomarse como un termómetro de la situación del campo. Ausencias, presencias, silbidos o aplausos son interpretados, según el cristal con el que se mire, como un mensaje explícito.
Más allá de las diferentes opiniones que se emitan, por segundo año consecutivo en Palermo vuelve a respirarse un clima de "normalidad". Que un presidente de la Nación participe del acto principal de una de las más importantes exposiciones agropecuarias no debería ser motivo de sorpresa. Y que los dirigentes de una parte de la oposición también la visiten tampoco debería tomarse como una novedad. Por la Exposición Rural pasaron dirigentes como Margarita Stolbizer, hoy aliada al Frente Renovador; el gobernador de Santa Fe, el socialista Miguel Lifschitz, y el gobernador de Entre Ríos, el justicialista Gustavo Bordet, entre otros. La excepción, como si fuera necesario recordarlo, es la candidata a senadora en la provincia de Buenos Aires por Unión Ciudadana y ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. "La invitamos durante ocho años y nunca vino, ¿por qué deberíamos invitarla ahora?", dicen los directivos de la Sociedad Rural Argentina (SRA). Esa ausencia, además, indica que la "normalidad", con el juego del oficialismo y la oposición contraponiendo ideas, pero nunca pensando en acorralar a un sector hasta dejarlo exangüe, todavía está lejos de alcanzarse. Quizá sea por eso que el presidente de la SRA, Luis Miguel Etchevehere, haya insistido en que el "campo no quiere volver al pasado".
Claro, el presente y el futuro presentan desafíos. No es casual que en el encuentro informal que Etchevehere mantuvo el martes pasado con dirigentes de la industria, el comercio, las finanzas y los servicios se haya hablado de la necesidad de bajar la presión impositiva. "Se nos acumulan los impuestos, hay jurisdicciones que hasta quieren poner impuestos a la exportación", advirtió el presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), Daniel Funes de Rioja, en ese encuentro realizado en Palermo. Los industriales de la alimentación están expectantes por la propuesta de reforma impositiva en el que trabaja el equipo del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. Hace una semana se reunieron con el subjefe de Gabinete, Gustavo Lopetegui, para hacerle conocer su desagrado con la intención de gravar las gaseosas, los snacks y las galletitas como parte de una estrategia para reducir los niveles de obesidad en la población.
Para productores e industriales, nuevas regulaciones e impuestos se traducen en señales de alarma. Fue por eso que Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) criticó fuertemente la creación del Registro Fiscal de Tierras Explotadas por parte de la AFIP. Aunque en el organismo recaudatorio dicen que se podrá informar vía web y que se elimina la necesidad del trámite presencial, los ruralistas expresaron su rechazo con el argumento que "no existe en la Argentina otro sector, como el agroindustrial, que soporte tantos informes y cargue con tamaña cantidad de registros sobre su trabajo, en muchos casos superpuestos", según expresaron en un comunicado.
Está claro que la AFIP no quiere que se le escape nada, pero los productores prefieren dedicar su tiempo a luchar contra una maleza y no contra la burocracia. A las malezas se las puede controlar, a la burocracia, no.