La creciente demanda de alimentos en cantidad y calidad, como así también económicamente accesibles, es una realidad ya identificada desde hace algún tiempo. Los valores de incrementos necesarios tienen diferentes interpretaciones, pero como concepto general, hay consenso en cuanto a que será necesario aumentar su disponibilidad en un 50% hacia el año 2050. Otros temas, como las fuentes alternativas de alimentos, los procesos distributivos y la disminución de desperdicios generan diferentes puntos de vista.
Asimismo, hay suficiente consenso respecto de las cuestiones relacionadas a la sustentabilidad de la producción. El aumento en la disponibilidad de alimentos es necesario, pero no a cualquier precio. La huella ambiental generada por todas las actividades productivas debe ser disminuida.
En diciembre del 2019 la Unión Europea (UE) presentó una nueva estrategia de crecimiento denominada "El Pacto Verde Europeo", relacionada con su transformación económica, pero cumpliendo fuertes objetivos de disminución de impacto ambiental y conservación de la biodiversidad.
Esta iniciativa propone, entre otras medidas, propone disminuir a la mitad la generación de gases con efecto invernadero hasta el 2030, separar el crecimiento económico del uso de recursos y ser ambientalmente neutra en el 2050.
Uno de los capítulos de esta estrategia está específicamente relacionado al sector agropecuario, abordando el concepto "de la granja a la mesa" (Farm to Fork), donde se propone un sistema alimentario justo, saludable y respetuoso con el medio ambiente, en el que los alimentos europeos deberán ser la norma mundial en términos de sustentabilidad.
Los agricultores de Europa serán recompensados por su mejor comportamiento ambiental, que incluirá la gestión de carbono y nutrientes del suelo, manejo del agua, reducción de emisiones y menor uso de recursos externos en general.
La Unió Europea es el mercado único más extenso del mundo, por lo que sus normas y tendencias impactan sobre todos los países proveedores como Argentina. De este modo, el agro mundial inicia un camino donde los rendimientos cederán parte de su protagonismo ante los procesos productivos que garanticen sustentabilidad.
Los aumentos de producción necesarios para el futuro son más que significativos, y solo serán alcanzables mediante el balance correcto de técnicas y tecnologías que nos ayuden a producir más y, al mismo tiempo, medir cómo lo hacemos, generando información confiable para que los consumidores puedan elegir cómo alimentarse. Producir sustentablemente ha dejado de ser una opción. Es una necesidad del planeta, de los mercados y de los consumidores, y es el único modo que nos permitirá continuar siendo uno de los principales países proveedores de alimentos del mundo.
El sector agroalimentario argentino ha demostrado históricamente sus capacidades para superar desafíos constantes y, seguramente, esta vez no será la excepción. Será necesario contar con una estrategia local muy clara que garantice la adecuación de los sistemas productivos a los requerimientos mundiales, y que de ese modo impulse en la dirección correcta al agro, un sector cada día más esencial.
El autor es doctor en Ciencias Agropecuarias (UBA) y Gerente Senior de Investigación y Desarrollo en BASF
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