En Rafaela, Santa Fe, se firmó un acta para trabajar en conjunto y evitar más daños en la próxima campaña agrícola por el insecto de la chicharrita
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El Gobierno sumó a doce provincias del centro y el norte del país productoras de maíz a un trabajo para combatir la chicharrita, plaga que podría recortar, según estimaciones oficiales, hasta un 12% de la cosecha del cereal que estaba prevista en 56 millones de toneladas.
Ayer, en el INTA Rafaela, Santa Fe, el secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella, se reunió con las autoridades del agro de Jujuy, Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Formosa, Santiago del Estero, Catamarca, Salta, Tucumán, Chaco y Corrientes, así como otros funcionarios nacionales, en un encuentro donde avanzaron en la coordinación de medidas conjuntas para enfrentar la problemática del “achaparramiento del maíz”. Se trata de una grave problemática que, si bien estaba presente en el NEA a partir de la plaga de la chicharrita que actúa como vector llevando una bacteria, explotó este año hacia las provincias de la región central. De algún modo, el entendimiento al que apunta el Gobierno es una suerte de “pacto” para evitar más daños en la próxima campaña, 2024/2025.
En diálogo con LA NACION, Nicolás Bronzovich, director Nacional de Agricultura, señaló que durante el encuentro se firmó un acta en la que se acordó “aunar esfuerzos” ante el inesperado brote de la enfermedad. Se aseguró que se están tomando todas las medidas necesarias para prepararse para la próxima siembra del cereal, que se iniciará en septiembre próximo.
El funcionario detalló que se discutieron diversas solicitudes durante la reunión, entre ellas medidas de financiación para asistir a los productores más afectados. Además, se hizo hincapié en la importancia de coordinar esfuerzos para brindar las mejores recomendaciones técnicas a los productores y facilitar la toma de decisiones adecuadas. También se mencionó la necesidad de acelerar el proceso de aprobación de híbridos y fitosanitarios, tanto químicos como biológicos.
Por otro lado, se planteó la generación de información por provincia para que los productores puedan realizar un seguimiento de las condiciones predisponentes para la plaga. Se propuso la inclusión de la chicharrita en un sistema de seguimiento de plagas gestionado por el Senasa, así como la colaboración con los sistemas de seguimiento del INTA. Además, agregó, se solicitó la colaboración del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) para monitorear la evolución del invierno y su posible impacto en la plaga. Y se destacó la necesidad de coordinar las acciones entre los semilleros en las zonas de producción de semillas de maíz.
En relación con las pérdidas productivas, como se mencionó el Gobierno estimó que las pérdidas debido a la plaga podrían situarse entre un 8% y un 12% de la producción total de esta campaña. Sin embargo, Bronzovich reconoció que estas cifras podrían aumentar.
“Aún nos queda mucho por aprender. Después de nuestras primeras observaciones en enero y febrero, al regresar a los campos tras 20 a 30 días, nos dimos cuenta de que habíamos subestimado el nivel de daño. Esta situación nos preocupa, ya que actualmente estimamos que el daño se encuentra entre el 8% y el 12%, lo cual supone un impacto importante. No obstante, existe la posibilidad de que, en 30 días, necesitemos revisar estas cifras y reconocer que el daño fue mucho más alto”, dijo el funcionario.
En este contexto, detalló que se están respaldando en el conocimiento de la Estación Experimental Obispo Colombres (Tucumán), así como en los grupos CREA de provincias del norte y, principalmente, en colegas de Paraguay y Brasil, manteniendo reuniones constantes para aprender a dimensionar y prevenir la plaga.
“Sobre todo, nos están ayudando a prevenir su propagación porque observamos que la campaña 2023-24 no tiene solución; solo queda dimensionarla y brindar apoyo a aquellos que han sufrido grandes niveles de daño. De acá en adelante hay que canalizar esfuerzos de coordinación sobre todo para prevenir la plaga”, explicó.
En esa línea, destacó que hasta ahora no hay nada que garantice el control total de la plaga. “Ningún híbrido, ninguna práctica de manejo, tecnología de proceso nos asegura un 100% de control, ni siquiera un nivel alto de control, así que hay que integrar de manera inteligente y disciplinaria; nos toca a los agrónomos, a nivel de sitios, para decidir cuál es la mejor combinación de esas prácticas”, señaló.
Teniendo en cuenta esto y pensando en la próxima campaña, destacó que sería importante que en toda la zona norte haya un tiempo sin cultivo de maíz [no toda la campaña] para que el vector de la plaga, la chicharrita, se quede sin hospedante y entonces eso baje fuertemente la población.
En cuanto al impacto que puede tener en la superficie de maíz que se sembrará en la próxima campaña, indicó que aún es temprano para saber si habrá una caída. Este año, según el Gobierno, se sembraron 10,65 millones de hectáreas con el cereal, de las cuales 8,4 millones correspondieron a grano con destino comercial y el resto a silajes u otros destinos. Reconoció que “hay áreas donde los niveles de plaga han sido muy severos y probablemente reduzcan el área”.
El funcionario recordó que el gobierno nacional ha establecido un Comité de Crisis en colaboración con las entidades agropecuarias. También se ha formado una mesa técnica para coordinar acciones conjuntas con diversas organizaciones de profesionales y técnicos, incluyendo CREA, Aapresid, Maizar, ASA, Aapce, Fadia., Casafe y representantes del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Córdoba, Santa Fe, Santiago del Estero y Buenos Aires.
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