Es hora de darle a la actividad un programa que promocione y ayude a mejorar su eficiencia
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En los últimos días, nuevamente, el precio de la carne y su impacto en el IPC volvió a ser noticia. El mismo Presidente ha hecho referencia a que parte de la suba en la inflación está justificada por la suba del precio carne. Es cierto que la hacienda tuvo alzas desde el mes de enero, y obviamente ello impactó en los precios al consumidor; pero poco se reconoce que la carne, producto de su atraso de precios en el 2024, fue un indirecto colaborador de la baja de los índices de inflación.
La ganadería perdió fuertemente versus la inflación el año pasado y, sin embargo, sus costos siguieron al alza. La suba de este año fue entonces un necesario reacomodamiento de precios, y además producido por una merma en la oferta de hacienda. Hay que conocer de este mercado para saber que, generalmente, las subas son así, en escalones.
No puede ser entonces que nos acordemos solo en momentos como este, sino que creo es momento de una vez por todas de pensar en la cadena de carnes en su conjunto de cara al futuro, para ordenarla, sanearla, y permitir que exprese todo su potencial.
Hace años que algunos lo expresamos, pero el impacto actual de la carne en el índice de precios está desactualizado, y ello lleva a cometer ciertos errores, o hasta malas decisiones y/o intervenciones como se recordarán del pasado. La última encuesta de hogares data del 2017/8, pero ni siquiera es usada, entonces el Indec toma la encuesta anterior del 2004/5 para calcular el IPC. Claramente el consumo de carne bovina de esos años era muy superior a la actualidad, y ello obviamente desvirtúa el cálculo e índice. Es momento que se avance en la propuesta del Lic. Lavagna de realizar una nueva encuesta de hogares, que reflejaría la realidad del impacto de nuestra producción.
La Argentina avanzó en una nueva matriz de consumo de proteínas animales, donde la carne aviar ocupa un rol preponderante (alcanzando guarismos de consumo similares a la carne vacuna), y además día a día la carne porcina va ocupando su espacio.
La ganadería tiene un enorme potencial, se vio reflejado estos años en el incremento de las exportaciones, pero necesita un verdadero sinceramiento sanitario, fiscal, laboral y ambiental. Como así también un programa ganadero sólido que aporte condiciones para que todas las regiones ganaderas del país puedan incrementar sus stocks y, sobre todo, la eficiencia productiva.
A esta altura es inviable que coexistan tantos estándares sanitarios en las plantas frigoríficas. Fuimos ilusos cuando una nueva ley federal de carne estaba en el listado de aquella truncada ley base, y luego pensando que los legisladores iban a trabajar posteriormente este tema de manera particular. Otra vez quedó en segundo plano, y las disputas políticas u otros temas macro dejaron de lado temas tan centrales y trascendentes para el futuro de la ganadería.
Una nueva ley de carnes sería la herramienta que dote al Senasa de la responsabilidad de actuar sobre toda la industria, buscando consolidar un estándar mínimo que garantice sanidad e inocuidad a las carnes. Ya lo he escrito, pero lo repito, es una verdadera dicotomía que Senasa tenga responsabilidad sobre todas las vacas y no sobre todas las carnes.
También es hora de buscar un sinceramiento fiscal. Tema tremendamente trillado y antiguo, hasta cansador; pero ningún gobierno ha tenido la decisión y coraje de abordarlo. Es cierto que hay muchos que coyunturalmente se benefician de la falta de controles, de orden y hasta de normas perimidas, y así el achique o subfacturación son moneda corriente. Y claro: ello determina una verdadera competencia desleal.
El problema se inicia de atrás para delante, el eslabón minorista no quiere factura, y ello producto de la alta presión fiscal y las acumuladas retenciones de ingresos brutos. Y allí se inicia el desorden y competencia desleal fiscal. ¿No sería momento de empezar a regularizarlo? Quizás un monotributo especial al carnicero sea una buena medida, y un pacto fiscal de IB [ingresos brutos] en la carne otra medida necesaria; normas simples y sencillas que no acumulen deudas incobrables que solo han aportado desorden a la cadena.
A la ganadería se le exige, se le saca, es noticia cuando sube la carne: es hora de aportarle un buen Programa Ganadero Global que promocione y ayude a mejorar la eficiencia de la misma. Un programa que ayude a incrementar los stocks, y sobre todo la evidencia productiva del rodeo.
El autos es un productor Agropecuario y ex vicepresidente del Senasa
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