En las últimas semanas ha tenido lugar una vertiginosa recuperación de los precios de la soja, con avances de 11% en un mes, en Chicago (traccionando, también, en el mercado local). En el plano fundamental, una serie de elementos vinculados tanto a la demanda como a la oferta se han combinado para aportar el combustible alcista. A la vez, los fondos especuladores han estado jugando un papel destacado, contribuyendo con esta tendencia.
En tal sentido, el segmento no comercial, en su conjunto, sumó cerca de 130.000 contratos netos, en tres semanas (y sondeos de Reuters, indicarían que habría profundizado este accionar en la última semana). Esto constituye la mayor posición compradora neta desde mayo de 2018. Ante este escenario, resulta válido hacernos una serie de preguntas: ¿Cómo se explica la recuperación de precios? ¿Qué podría llevar a los fondos a desarmar posiciones? ¿Cómo podría impactar en el mercado?
Como punto de partida, desde una perspectiva fundamental, debemos entender la recuperación reciente de los precios, como una apuntalada desde dos frentes: tanto en la demanda, como en la oferta.
Por una parte, aparece el apetito de China, como elemento central, llevando a constantes ajustes al alza en las proyecciones de importaciones, tanto para el ciclo 2019/20 y 2020/21. Según las últimas estimaciones del USDA, el gigante asiático apuntaría a marcar un nuevo récord de compras externas en la nueva campaña, aproximándose a 99 millones de toneladas, sin descartarse futuros aumentos.
La voracidad por la soja, llevó al gigante asiático a arrebatar el saldo exportable de Brasil y adelantar comparas de soja americana para el nuevo ciclo. Este dinamismo, ha aportado una significativa cuota de optimismo, en un contexto donde las tensiones comerciales (o más bien, geopolíticas), entre las dos principales economías del mundo, continúan latentes.
Por otra parte, por el lado de la oferta, se destaca el deterioro de las perspectivas de producción en EE.UU., a lo largo del último mes. Con clima adverso en zonas del Medio Oeste americano, hemos visto caer el porcentaje de lotes en condiciones buenas a excelentes en EE.UU. de 74% a 65%, diluyendo expectativas en torno al potencial productivo, en momento críticos de definición de rindes.
Ante este fenómeno, se habría replanteado el escenario de producción. Habría consenso en que el USDA, en el reporte mensual de este mes, debería ajustar a la baja su estimación de producción. Así, según fuentes del mercado, en promedio se espera un recorte a 116,9 millones de toneladas frente a las 120 millones calculadas por el organismo en agosto.
En caso de confirmarse las expectativas del mercado, los stocks finales de EE.UU. en la campaña 2020/21 se estarían calculando en torno a 12,7 millones de toneladas, frente a 16,6 millones previstos por el organismo en agosto. Así, si bien se mantendrían holgados, se consolidaría un segundo ciclo de caída en el acarreo.
Ahora bien, como adelantamos, los fondos habrían aportado parte del impulso alcista, alimentando el rally reciente, con una postura fuertemente compradora. Pero, este posicionamiento despierta interrogantes y alertas. Como todos sabemos, y ya lo hemos experimentado en otras ocasiones, un cambio en las expectativas puede desatar una ola de ventas en este segmento de participantes, con el potencial de un fuerte derrumbe de precios en el mercado. Resulta clave evaluar ¿cómo y cuándo podría ocurrir?
En lo inmediato, podría pensarse que el próximo reporte mensual de oferta y demanda mundial del USDA, a publicarse mañana constituye el próximo mojón en el camino de la soja. Se trata de una nueva ocasión donde el mercado confrontará expectativas contra números oficiales. Y, esta vez, el foco estará centrado el cálculo de producción de EE.UU., constituyendo un dato muy sensible para todos los participantes.
El número que definirá el USDA es desconocido para todos. Lo que sí conocemos, es que la apuesta de los fondos está echada por el lado alcista y que la experiencia nos ha enseñado que nunca debe descartarse la posibilidad de que el USDA aporte una sorpresa.
Así, en lo inmediato, la puerta podría estar abierta para una corrección de precios, en alguna magnitud, en caso de que el organismo no convalide expectativas. Quienes seguimos la historia, podemos recordar que, en los últimos años, el USDA ha superado las previsiones medias mantenidas por el mercado en el reporte de septiembre, indicando un volumen de producción mayor al esperado.
De todas formas, si bien una sorpresa por el lado de la oferta podría impulsar un desarme de posiciones de los fondos en alguna cuantía, con repercusión en los precios en el corto plazo, a diferencia de otros momentos, debemos recordar que nos encontramos en un mercado apoyado en dos frentes. Y, de no mediar sobresaltos negativos por el lado de la demanda, podríamos pensar en cierta firmeza hacia el mediano plazo. Tenemos a China importando en niveles históricos, un contexto de economías recuperándose del golpe de la pandemia y a la Reserva Federal propiciando un escenario de liquidez positivo para commodities (un tema que merece dedicar toda una nota aparte).
En resumen, debemos tener en cuenta que la apuesta de los fondos enciende interrogantes, pudiendo arrojar sombras a la recuperación de los precios, pero, hacia el mediano plazo, podrían continuar dominando luces en el camino de la soja.
En este contexto, considerando la recuperación reciente, se recomienda mantener cautela, afilar el lápiz, sacar bien los números y no dejar escapar oportunidades, principalmente, si se prevén necesidades en el corto plazo. Recordamos la posibilidad de explorar la operatoria con opciones, ya que constituyen alternativas flexibles, para poner pisos de ventas y poder capturar nuevas subas en los precios.
El autor es responsable del Departamento de Análisis de Mercados de Grassi SA
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