El sector no debe dejar pasar la oportunidad de dar un salto de producción
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Corría el año 1939. Europa estaba en llamas, terminaba la guerra civil española y comenzaba la segunda guerra mundial. El reconocido filósofo español José Ortega y Gasset lanzaba, en La Plata, su famosa frase ¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! Mi abuelo, Manuel Olarra Garmendia, le editaba en Buenos Aires los libros que la económicamente debilitada España no podía hacer, y él nos alertaba sobre la oportunidad de crecimiento que se abría para la Argentina: “No presumen ustedes el brinco magnífico que dará este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas…..”
Ese día ha llegado para la ganadería argentina. Se acabaron los tiempos de la coyuntura, de echar la culpa para afuera, de exigir “el marco adecuado”, “la previsibilidad”, “reglas claras”, “inserción en el mundo”. Hoy la pelota está de nuestro lado, del lado de los ganaderos. Falta mucho, es cierto, pero se ha iniciado un camino importantísimo y hoy los productores ganaderos tenemos que dar señales claras de que vamos a hacer nuestra parte del trabajo.
La Argentina debe producir más carne bovina. Nuestros competidores en el mundo, como Brasil, Uruguay, Australia, Estados Unidos, Paraguay, ya lo han hecho y la Argentina no puede demorarse más. Tal vez aún no estén corregidas absolutamente todas las necesidades de la macro, pero no podemos esperar a ello para empezar el cambio necesario.
La agricultura local ya nos mostró el camino a fines de la década del 90 e inicios del nuevo siglo, con un verdadero boom agrícola que no se detuvo, ni con los altibajos de los valores internacionales, ni con los avatares de campañas complicadas en lo climático. Aquellos jóvenes recién salidos de la universidad, que hoy tienen más de 50 años, fueron la fuerza motriz que produjo ese cambio.
Los desafíos son muchos y muy diversos, pero, simultáneamente, nos ofrecen un amplio abanico de posibilidades en las que trabajar. El ingeniero Fernando Canosa, especialista en estos temas, traza un ambicioso recorrido para aumentar la producción de carne argentina en poco tiempo: mejorar la oferta forrajera, que actualmente no alcanza para cumplimentar índices decorosos de destete, mejorar los parámetros generales de producción ganadera y aumentar el peso de faena.
Todo ello es posible en la Argentina ganadera de hoy en día. Tenemos excelente oferta de insumos para ello: semillas forrajeras de última generación, productos sanitarios de primer nivel, uno de los mejores planteles de madres cárnicas del mundo y la técnica como para continuar con su mejoramiento genético y el de la calidad de carne, buenos planteos de manejo y pastoreo ganadero. La nueva tipificación de faena nos permite identificar los individuos por edad (dentición) y por terminación (cobertura grasa).
Frente a este planteo de excelencia, también surgen algunas dudas: ¿Estamos utilizando esos recursos? ¿Leemos los romaneos?, ¿Por qué nos pagan más una media res de 90 kg qué una de 120 o de 140, si su edad es la misma? ¿Seguimos asociando terneza con ternera? ¿Tenemos un programa de oferta forrajera según demanda y que maximice los momentos de mayor calidad del forraje?
Siempre recuerdo que, en las zonas de EEUU, donde las condiciones climáticas son más difíciles (6 meses al año de nieve sin posibilidad de pastoreo), las vacas siempre están gordas. ¿A qué se debe? A que están obligados hacer el cálculo de reservas para ese período, caso contrario se les mueren. Nosotros, no deberíamos ajustar el estado de nuestras vacas a cómo venga climáticamente el año. Eso, tarde o temprano, se paga. Casi siempre con malos índices y un faltante de caja al año siguiente.
Muchas dudas, algunas de alta inversión, otras no, pero seguramente todas de alto impacto en la futura producción ganadera argentina. No dejemos pasar esta oportunidad para la ganadería y para la economía argentina. Quedémonos con la tranquilidad de saber que pusimos todo de nuestro lado, que nos ocupamos de las cosas y que, con ello, la ganadería argentina pegó un salto y volvió a ser protagonista. Sin duda volverá a ser orgullo del país y artífice de ese “brinco magnífico” que nos presagiaba Ortega.
El autor es productor ganadero y director de la Asociación Argentina de Angus
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