Para crecer se requiere un sinceramiento profundo en lo sanitario, fiscal, laboral y ambiental
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Ganadería es sinónimo de equilibrio sectorial, de rotación de cultivos con pasturas y verdeos, de sostenibilidad ambiental, pero sobre todo es sinónimo de ocupación territorial y generación de empleo genuino.
La ganadería argentina se encuentra ante una gran oportunidad, pero para avanzar se requiere del fuerte sinceramiento de todos los actores de la cadena. Es momento de decirnos la verdad si queremos ordenar y crecer; y además requiere coraje y voluntad política para llevarlo adelante, elementos que se visualizan en las acciones y expresiones del Ministro de Economía y su equipo.
Es hora también de cambiar ciertas caras y visibilizar nuevos actores que modernicen los aportes y la mirada. Es momento donde los argentinos empecemos a encontrarnos desde las coincidencias, abandonando prejuicios y diferencias. Este sinceramiento debe ser profundo: en lo sanitario, fiscal, laboral y ambiental.
Para lograr el ordenamiento sanitario es necesario un Senasa fuerte, con políticas de Estado y no de gobierno, con un presupuesto acorde a sus responsabilidades y funciones para que garantice los alimentos para nuestra gente y el mundo comprador. ¿No será hora de transformarlo en una Agencia Nacional de Alimentos, unificándose con el Inal y donde la sanidad animal y vegetal sean el punto de partida de una cadena de agregado de valor de transformación en alimentos sanos e inocuos?
Sincerar es decir la verdad…Senasa lanzó y consolidó un ambicioso Programa Nacional de Brucelosis. Este programa no solo apuntaba a avanzar, por primera vez, en post de bajar y/o eliminar la prevalencia de esta zoonosis, sino además a tratar de mejorar la sanidad reproductiva del rodeo nacional.
Así fue como se avanzó a paso firme y con una cobertura muy importante del rodeo argentino. Lamentablemente por malas decisiones de algunos funcionarios de turno, este programa se discontinuó hace algunos años, poniendo en riesgo nuestras exportaciones por posibles incumplimientos a los protocolos y compromisos asumidos.
A esta altura es inviable que coexistan diferentes estándares sanitarios en las plantas frigoríficas. Solo se resuelve con una nueva Ley Federal de Carnes. Era destacable la voluntad expresada por el Gobierno y muchos legisladores, cuando el tema aparecía en el primer borrador de Ley Bases.
Si bien luego fue dejado de lado, esperemos que se vuelva a plantear en un nuevo proyecto de ley. Sería la herramienta necesaria para que en el mediano plazo se logre su ordenamiento y la garantía de estándares sanitarios mínimos, dándole al Senasa la responsabilidad de control de toda la cadena para garantizar la sanidad e inocuidad de las carnes. Es una verdadera dicotomía que el Senasa pueda actuar sobre la sanidad de todas las vacas, pero no sobre toda la carne.
Y el ordenamiento fiscal es prioritario: ¿para qué más impuestos si después no se cobran, no se controla y desordenan la cadena? Para lograrlo también es necesario primero sincerarnos y estar dispuestos a hacerlo.
Siempre le echamos la culpa al carnicero, pero es el eslabón que, producto de la presión fiscal, de las retenciones acumuladas de ingresos brutos, y demás, muchas veces no quiere recibir la factura por la mercadería recibida. Y es allí donde se inicia un desequilibrio fiscal manifiesto que distorsiona toda la cadena. Quizás un monotributo especifico, y una alícuota baja y unificada de Ingresos Brutos sea una alternativa inicial.
Pero no le echemos la culpa al pobre carnicero, todos tenemos que hacer un mea culpa: hay referentes que usufructúan matriculas dudosas o faenan en plantas marginales, hay consignatarios y ganaderos amigos del achique… No pretendo esta altura responsabilizar a nadie, propongo que miremos para adelante, pero con reglas claras y equitativas para todos que den previsibilidad y horizonte de crecimiento a la ganadería.
La informalidad, los dobles estándares sanitarios, ambientales y laborales, son todos temas que muchos los reconocen, pero llevamos décadas sin abordarlo. El Gobierno, con la sana intención de simplificar y desburocratizar las operaciones, puede cometer el error de eliminar controles. Ya pasó que los operadores fueron matrículas dudosas, empresas inexistentes o con presidentes insolventes, sociedades anónimas simples que no ingresan divisas, subfacturación de exportaciones, entre otras picardías. En este sentido es llamativo el silencio de las principales cámaras frigoríficas al respecto, o el pedido sospechoso de otros supuestos referentes de eliminar los controles.
Hay problemas más importantes en la cadena que el chipear el rodeo. Ojo, ya paso con la cadena equina, donde se chipeó poco y nada, creció la informalidad y abigeato y, encima, puso en riesgo la relación de nuestro país con la DG [Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria] Sante de la UE. ¿Estamos dispuestos a sincerar y ordenar?
El autor es productor ganadero, exvicepresidente del Senasa
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