De a poco, los diferentes países comienzan a implementar medidas y generar políticas que muestran que la producción sustentable no es solamente como una forma de cuidar al planeta, sino parte integral de un planeamiento estratégico
- 4 minutos de lectura'
¿Cómo llegaron tractores, estandartes productivos del campo, a las calles y autopistas de ciudades europeas como Roma, Valencia, Madrid, Bruselas y París? La respuesta es la movilización del sector agrícola europeo protestando por la competencia internacional.
El problema, según los productores, es que hay una gran exigencia ambiental sobre ellos, mientras existe un escaso control sobre la producción de países sudamericanos. De esta manera, los ruralistas dejaron en claro su oposición a un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur. Y ahí se suman los activistas ambientales, que critican la idea de dejar ingresar al continente alimentos producidos “sin control”. De esta forma, lo que comenzó con tractores en las ciudades, terminó con la intervención del presidente de Francia Macron para conseguir la paralización de las negociaciones del acuerdo entre la UE y el Mercosur por el comercio.
El accionar de Francia revela cómo Europa intenta sobrellevar las presiones internas relacionadas con la producción sostenible. Es de esperar entonces que los países cada vez demanden más información sobre las cadenas de suministros. De hecho, la UE ya ejerce restricciones impositivas sobre bienes que tienen un exceso de carbono e impone controles al ingreso de productos provenientes de campos deforestados o de campos con degradación forestal. La gran pregunta que recae en la América Latina productiva es cómo reaccionar frente a este cambio de paradigma.
El sector productivo argentino está comenzando a tomar medidas en términos de transparencia sobre cómo se produce lo que ofrece. Han comenzado a ofertarse herramientas digitales que permiten simplificar el proceso de obtención de información y trazabilidad de buenas prácticas y condiciones; ejemplos: Quebrachal es una herramienta de inteligencia artificial (IA) que brinda información geográfica sobre un determinado territorio, analizar si ha sido deforestado, si es un humedal, validar el informe y comprobar si cumple la normativa internacional; BovinApp es una nueva herramienta digital que permite monitorear los parámetros nutricionales de los animales, la performance de engorde, facilitar el cálculo de emisiones de carbono y hacer ajustes; Ucrop.it, por su parte, es una plataforma permite el registro de todas las actividades productivas desde el campo, incluyendo métricas respecto de la huella de carbono.
En paralelo, son cada vez más los países latinoamericanos que comenzaron a retrabajar en la regulación de sus sectores agrícolas, ganaderos y forestales. Tanto México, como Colombia y Chile impulsan la sostenibilidad y transparencia en dichas áreas con el fin de incentivar buenas prácticas que afecten positivamente el bienestar y desarrollo de las comunidades, las oportunidades de negocio de productores y exportadores y las condiciones de biodiversidad de regiones que incluyen sectores casi vírgenes. De a poco, los diferentes países comienzan a implementar medidas y generar políticas que muestran que la producción sustentable no es solamente como una forma de cuidar al planeta, sino parte integral de un planeamiento estratégico.
Sin embargo, si bien la presión externa apuró a América Latina, la región continúa teniendo innumerables desafíos por delante. Mientras que Europa, América del Norte y Asia ganan terreno en materia de ESG, América Latina se muestra todavía rezagada. ESG o ASG en español, refiere al conjunto de regulaciones corporativas que cuidan el comportamiento ambiental, social y de gobierno cuyo objetivo es fomentar la sostenibilidad y transparencia. ¿Qué las vuelve tan importantes? Lo hemos visto, son cada día más relevantes para mejorar la competitividad, pero también fundamentales para conseguir inversiones. En suma, permiten crecer y generar valor.
La región, además de tener escasa información sobre ESG, no cuenta con la oferta suficiente de tecnología necesaria para garantizar buenas prácticas, tiene explotación precaria y ausencia de políticas de promoción de acuerdo a objetivos. De a poco el mundo orienta sus negocios y sistemas productivos hacia la sustentabilidad y América Latina corre riesgo, no solo de no lograr atraer inversiones extranjeras, sino también de ver sus productos frenados en el exterior.
Si hay algo que el panorama mundial deja en claro es que el sector agrícola latinoamericano necesita estar informado en profundidad sobre riesgos y oportunidades que puedan afectar sus posibilidades de exportación, como lo muestran los tractorazos europeos. Ya no basta con información superficial o contar con un plan con algunas acciones de sustentabilidad. La región posee activos ambientales, capital humano y condiciones para la innovación y desarrollo que deben ser cabalmente conocidos por todas las partes interesadas para poder negociar en condiciones justas con miras a un futuro común que permita, sin comprometer la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras, garantizar el bienestar y satisfacer las necesidades del presente de Latinoamérica.
La autora es consultora experta en Desarrollo Sustentable y Cadenas de Suministro en Business & Sustainability
Otras noticias de Comunidad de Negocios
Más leídas de Campo
Vacunos. Entrada reducida y precios con altibajos para la hacienda en el Mercado Agroganadero
“Desastre absoluto”. Por los graves daños de dos animales exóticos, en una provincia exigen tomar una drástica decisión
Veranito. El factor detrás de uno de los mejores indicadores de la historia que ayuda al Gobierno
“Respuesta contundente”. En un inédito fallo, una jueza ordenó reparar un tramo casi intransitable de una ruta nacional