Las últimas medidas del gobierno nacional fueron claramente insuficientes para generar los incentivos que la cadena de soja necesita. Queda cada vez más en evidencia que, después de 10 años de estancamiento de la cosecha de soja, el país necesita que se definan estrategias que permitan el despegue en la producción, el agregado de valor y el empleo. El impacto en la economía seria determinante para salir de la crisis.
Desde que se fundó Acsoja siempre estuvimos convencidos que el camino es el diálogo y la generación de propuestas. Hemos visto oportunidades perdidas y siempre hemos intentado marcar constructivamente los errores y nuestra visión de la necesidad de cambios de políticas que hagan despegar la producción y la industrialización en un proceso virtuoso para el país.
También somos conscientes de la debilidad macroeconómica y de las necesidades del Estado en este momento tan delicado social y económico. Si bien creemos que las retenciones son distorsivas y deben ser eliminadas, entendemos que no se dan las condiciones actuales para hacerlo, pero sin dudas es el momento de hacer algo distinto.
Por eso en los últimos meses elaboramos con FADA un sólido trabajo técnico que termina en una propuesta de cumplimiento factible. Bajas graduales y sucesivas en las retenciones a la soja serian de beneficio para todos los actores.
Sin duda generaría incentivo al uso de más tecnología y a la incorporación de áreas en regiones más alejadas y marginales con un importante impacto a la producción, la exportación, el crecimiento en todas las actividades conexas y una mayor recaudación pese a alícuotas menores. También protegeríamos el ambiente con paquetes tecnológicos más sólidos.
Creemos que el otro gran desafío es aumentar el valor industrial en nuestras exportaciones de modo que sigamos sumando eslabones agroindustriales a la cadena con más trabajo urbano y mayores destinos de exportación que reducen la volatilidad en los precios de nuestros productos. Para ello es importante equiparar el peso fiscal sobre los productos primarios y los industriales de modo de salir del proceso de primarización de nuestras exportaciones en el que nos encontramos.
Dentro de la cadena existen naturales tensiones entre sus eslabones. Está claro que no hay industria sin producción primaria y que esta se potencia con una industria competitiva. Nuestro gran desafío siempre fue alinearnos por el bien común de la cadena y trabajar juntos en la búsqueda del desarrollo del sector en Argentina.
No podemos aflojar en estos momentos difíciles. Por eso desde el primer momento participamos del Consejo Agroindustrial argentino convencidos de que nuestro sector es parte de la solución y que, si bien es difícil, debemos armar una propuesta conjunta, amplia y ambiciosa que incremente las cosechas, beneficiando al productor, rompiendo la odiosa dicotomía campo vs. ciudad y generando mayor empleo de calidad y sustentable. En pocos meses 57 entidades de todas las regiones del país hemos avanzado en un trabajo concreto que ha alineado a todo el espectro político. Ahora falta bajarlo a normas específicas concretas y que se transformen en políticas de estado.
Increíblemente hay algunos intereses que empujan por romper el diálogo y buscan dinamitar la construcción conjunta. Es la mirada confrontativa, de protesta destructiva que carece de sustento en sus premisas. Nosotros estamos convencidos que la construcción consensuada es el único camino para lograr una salida a la crisis. Indudablemente eso requiere una mirada amplia e inclusiva que vaya más allá de nuestro interés particular.
Tenemos una Argentina con enorme potencial y es el momento de dar vuelta la historia y demostrarle al mundo de que somos capaces de volver a ser un país de oportunidades.
El autor es presidente de Acsoja
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