Para el campo, la elección de un presidente representa la posibilidad de esperanzarse con un futuro mejor si hay cambios de políticas
- 4 minutos de lectura'
Faltan ocho días para el balotaje que definirá quién, si Sergio Massa, o Javier Milei, será el próximo presidente de la Argentina. Para el campo, siempre la elección de un primer mandatario representa la posibilidad de esperanzarse con un futuro mejor para el principal sector de la economía, hoy todavía vapuleado económicamente por la última sequía. Un factor que se suma a otros: la presión impositiva, la incertidumbre de no saber con cuántos insumos se van a contar por las trabas a la importación y los múltiples tipos de cambio que distorsionan la actividad.
En campaña, esta semana Massa buscó congraciarse con el campo por dos caminos: por un lado, en Córdoba dijo que el Gobierno había ido a “abrazar” al sector; por el otro, habló de “pensar juntos”, desde el 20 del actual, o sea luego de las elecciones, en la rebaja de retenciones para el trigo, el maíz y la soja.
Massa puede mostrar en su pergamino la última rebaja de retenciones en economías regionales. Sin embargo, no mucho más: la ayuda por la sequía fue escasa y, además, no se movió una coma del cepo a los siete cortes de carne que no se pueden exportar ni de los volúmenes de equilibrio en trigo y maíz para la exportación. Todos controles que siguieron junto a la carga de retenciones que promete “pensar”. En el medio, hoy los tamberos viven un calvario que ni la suspensión de retenciones a los lácteos por 90 días o una compensación amortiguan. La crisis es más profunda.
Desde el “lote”, en tanto, la lista de lo que los productores necesitan es amplia. “Hay que normalizar los permisos para la importación”, dicen en la consultora Az Group y ponen como ejemplo las compras del fertilizante urea, que vale 850 dólares la tonelada “mientras que el precio de paridad debería ser US$500″. Allí hablan de importadores que trajeron el producto -más allá de la producción nacional-, pero lo tuvieron que almacenar en un depósito fiscal ante la no entrega de las Siras, los permisos para importar.
Otra cuestión no menor, en este caso ya más de política general, tiene que ver con el tipo de cambio oficial. “Su atraso no permite que los agricultores hagan diferencia en el resultado económico que podrían alcanzar con los altos precios en dólares de los granos”, dice Sebastián Salvaro, director de la consultora. Allí remarcan que el “dólar mezcla” impuesto, 70% al oficial y 30% al CCL, “esmerila el margen neto”.
Por si no fuera suficiente, también están las propias dificultades generadas por la política agropecuaria. Y, sobre esto, para Salvaro hay que “desarmar los fideicomisos aceiteros, los volúmenes de equilibrio de granos, la prohibición de exportación de cortes vacunos y otras regulaciones del Estado en la comercialización agropecuaria”.
El desafío de las elecciones implica tratar de vislumbrar en quién van a depositar su confianza los productores, sea Massa o Milei, candidato este último que, más allá de referencias que ha hecho sobre eliminar las retenciones, tiene como asignatura pendiente brindar más precisiones sobre su política. Declararse distinto a algo que ya se conoce requiere ser contundente.
Las elecciones también representan otro desafío, y en este caso más interno al sector gremial. ¿Está la dirigencia pensando en proyectar qué tipo de vínculo se debería tener gane Massa o Milei? Sobre Massa muchos podrán decir que ya conocen el desempeño. Sin embargo, resulte electo uno u otro, se requiere de antemano una suerte de hoja de ruta sobre cómo relacionarse.
No alcanza con escuchar a los candidatos; hay que adelantarse. En octubre último, días antes de la primera vuelta electoral, el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) y la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA) firmaron un acuerdo para impulsar el desarrollo de las distintas cadenas de valor del agro y la industria con foco en las exportaciones a 2030. Una forma de anticiparse a la política.
Por lo pronto, en el sector se debería poner énfasis en otro punto no menor: cómo “enamorar” a los productores para que se acerquen y participen más en las entidades gremiales. Se ha producido una suerte de distancia y todos reconocen que no es fácil como otras veces movilizar a los productores. Quizá por el impacto de la última sequía, la misma crisis económica o un descreimiento general. Hábil, Massa dijo: “No hubo un solo tractorazo”. Frase engañosa porque en 2022, si bien en ese momento él no era ministro de Economía [tenía la presidencia de la Cámara de Diputados], se hizo en Plaza de Mayo un masivo tractorazo de autoconvocados.
Otras noticias de Comunidad de Negocios
Más leídas de Campo
“No te queda otra”. Un productor le preguntó a Caputo por las retenciones y el ministro lo mandó a “seguir viendo Chapaleufú y corriendo carreras”
“Muchas precauciones”. Una guía rápida recomienda cómo sembrar la soja 2024/2025 con eje en la calidad de la semilla
Tras el enojo en el campo con Caputo. Milei insistió que la competitividad se logra con la baja de impuestos
Buena noticia para el maíz. La plaga de la chicharrita sigue ausente en casi el 90% de un monitoreo de localidades