Así lo señaló la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR); en la zona núcleo la recolección tiene el mayor atraso de los últimos 8 años
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La primera semana de mayo, mes que empieza pasado mañana, se presenta como un alivio para los productores de la región pampeana. Según la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), se esperan condiciones óptimas para avanzar en la cosecha de soja, que tiene el mayor nivel de retraso de los últimos ocho años.
Con un 40% de la soja de primera aún sin recolectar, los pronósticos alentadores indican una disminución de precipitaciones, muy por debajo de las expectativas previas. Los registros más significativos fueron mínimos en el último fin de semana, con apenas 2,4 milímetros en General Pinto, y en el resto, las lluvias se mantuvieron en cantidades ínfimas.
Indicaron que esta tendencia apunta a una breve inestabilidad climática, probablemente acotada a un día, seguida de la entrada de un frente frío hacia el miércoles, que confirmaría el buen tiempo para la cosecha durante la primera semana de mayo.
“Si este frente resulta ser de gran impacto, con temperaturas cercanas a las heladas, podría incluso ser más beneficioso para las labores agrícolas. Por otro lado, el frío también juega un papel crucial en la lucha contra la chicharrita del maíz, un insecto que ha preocupado al sector por su expansión en territorio argentino”, destacaron.
Según la entidad rosarina, el reciente frente frío ha dejado temperaturas por debajo de los 4°C en gran parte de Buenos Aires y La Pampa, temperaturas que la chicharrita no puede resistir. “Esto podría significar una desaceleración en su crecimiento poblacional, que ha llegado a ser diez veces superior a lo habitual en algunas áreas”, afirmaron.
Para Cristian Russo, jefe de GEA, esta primera de mayo con frío en buena parte de la región pampeana dará la posiblidad de buenas cosechas en la zona. “Era una noticia muy esperada por el sector. Falta mucha soja por cosechar, donde un 40% de la soja de primera está todavía en pie. Estamos siguiendo los pronósticos”, indicó.
En este escenario, señaló que hay dos buenas noticias: la primera es que las lluvias fueron de vuelta mucho más bajas de lo que se estaba previendo.
“Efectivamente fue así, los registros fueron bastante menores de lo que se estaba esperando. Prácticamente fueron muy bajos en el norte de la provincia de Buenos Aires y en el resto del país hubo lloviznas, pero con milimetrajes muy ínfimos. Ahora estamos con un cierto periodo de inestabilidad, pero va a ser muy corto. Lo interesante es que pasado mañana estaría entrando un frente frío que estaría asegurando que la primera semana de mayo tengamos muy buenas condiciones de cosecha en gran parte de la región pampeana. Esto generará un poco de alivio para agilizar la cosecha”, indicó.
En rigor, aunque no se prevé un invierno particularmente frío este año, “las temperaturas podrían oscilar en torno a los valores medios o incluso superiores, según dijo la semana pasada el consultor Alfredo Elorriaga”. Añadió: “Sin embargo, el frío actual es una buena noticia para el sector agropecuario, ya que podría contribuir a controlar la plaga y permitir avances significativos en la cosecha”.
En este contexto, la BCR mantuvo su estimación de 50,5 millones de toneladas de maíz para la Argentina, con una reducción del 11,4%, atribuida a la presencia de la chicharrita, aunque no descarta que este porcentaje pueda aumentar.
Fin de la cosecha del girasol
En tanto, según un informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el cultivo del girasol culminó con un rendimiento promedio en todo el país de 20,2 quintales por hectárea, un 2,9% inferior al rendimiento promedio de las últimas cinco campañas: “La producción total nacional asciende a 3,6 millones de toneladas, ubicándose un 21,7% por debajo del volumen alcanzado el ciclo anterior (4,6 millones de toneladas)”.
En este contexto, detallaron que se habían sembrado “unas 1,85 millones de hectáreas, un 21,3% menos que la campaña previa, con importantes demoras durante los primeros meses, causando reducciones respecto a los planes de siembra iniciales”.
“La campaña finaliza con una variación de producción respecto al escenario inicial de -500.000 toneladas. A la imposibilidad de concretar los planes de siembra por sequía, se sumó el estrés termo-hídrico durante enero y febrero y los temporales de marzo que impactaron negativamente en la performance del cultivo. El rinde promedio nacional se ubica en 20,2 quintales, un 2,9 % inferior al rendimiento promedio de las últimas cinco campañas”, señalaron en la bolsa porteña.
“La reducción de los precios del complejo, junto a la caída de la producción, generaría que la economía argentina reciba un 46% menos en comparación con la campaña anterior, un total de US$186 millones. También aportaría US$292 y US$921 millones, en términos de recaudación fiscal y exportaciones, cayendo unos US$196 millones y US$659 millones respecto al ciclo previo”, agregaron.
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