En una carta abierta, la Sociedad Rural de Rosario detalló la extrema realidad que viven los productores por la sequía y la macroeconomía
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“Al campo se le acabaron las reservas monetarias e hídricas. Como productores nos fundimos trabajando. La actividad agropecuaria y las economías regionales, que son la base económica del país, se están agotando”.
Con una carta abierta, la Sociedad Rural de Rosario reflejó la dura realidad que atraviesan los productores de esta región e instó a los candidatos a presidente para que “sean conscientes de que, si toman el compromiso de llevar adelante los cambios necesarios, en tiempo y forma, este sector que aporta la mayor parte de las divisas necesarias para el desenvolvimiento de la economía, sacará la Argentina adelante”.
Según explicó la entidad ruralista, la feroz sequía persiste y, según las zonas, ya están entre el cuarto y sexto año de falta de agua. “Ya entramos en la primavera y persiste el clima seco y económico que nos hostiga dejándonos al límite y en quiebra. La falta de precipitaciones hace que los suelos no tengan reservas de agua suficiente como para sostener el potencial de los cultivos de invierno, limitando también la siembra de maíz. Hasta la fecha se ocupó solo el 50% en la región núcleo”, detallaron.
En este escenario, “de no llover en forma inmediata se comprometerá también la siembra de soja”. “Este año se decidió apostar por trigo a fin de ir tratando de recuperar las pérdidas de las últimas cosechas y contar con ingresos en diciembre. Lamentablemente al momento, continúan las pérdidas productivas y económicas”, describieron en la Sociedad Rural rosarina.
“Los lotes han desmejorado su estado general, Cabe destacar que es un período sensible: el inicio de floración, momento de máxima demanda hídrica del cultivo. A nivel ganadero, los pastos naturales no crecen, las napas se mantienen en niveles bajos, al igual que las lagunas secas y los cauces de arroyos están muy bajos. En definitiva, las vacas entrarán flacas comprometiendo el futuro servicio”, añadieron.
Haciendo referencia a un viejo refrán campero, “no llueve pasto”, explicaron que una vez que las precipitaciones lleguen habrá que esperar un tiempo para dar lugar a la normalización del forraje. “Los pronósticos no muestran lluvia a corto plazo en nuestra región, lo que mantiene nuestra angustia latente. Recordamos que este ha sido un año improductivo ya que se perdió arriba del 60% de la soja y el maíz y ahora estamos sufriendo el deterioro de los cultivos de invierno, y con la incertidumbre ante la campaña gruesa”, enfatizaron.
Por último, sumaron la situación macroeconómica, donde la falta de previsibilidad política dificulta aun más su panorama, según expresaron. “A pesar de todo esfuerzo por seguir adelante, nos enfrentamos a una economía inflacionaria que perjudica cualquier tipo de planificación, ha generado una distorsión de precios relativos, más la atroz brecha cambiaria y extrema presión impositiva, nos lleva a un proceso de descapitalización de la actividad. Además de todas las manipulaciones de los mercados, subsidios cruzados, que distorsionan todo proceso de productivo y de comercialización”, finalizaron.
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