La Campiña recibió dos premios por la variedad O’Henry y el Durazno de Plata por la variedad Zee Lady; la icónica conductora subió al escenario y le dedicó un mensaje a su esposo fallecido
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La Campiña, el establecimiento de Mónica Cahen D’Anvers y César Mascetti, ganó dos premios por dos variedades distintas de duraznos. En un emotivo evento, por la Fiesta Provincial del Durazno y Producción de San Pedro, el domingo pasado, la histórica conductora de Telenoche le dedicó unas sentidas palabras a su esposo que falleció en octubre de 2022 por un cáncer, y agradeció por la obtención del reconocimiento en el sector frutihortícola.
“Gracias porque para nosotros, y digo nosotros, porque el Tata no está, pero nos está viendo desde allá, arriba, y está diciendo que las cosas están muy bien. Está muy feliz y disfrutando con nosotros de esta noche maravillosa. ¡Gracias a todos ustedes!”, se escucha decir a Mónica en un video, sobre el discurso de premiación que se realizó en la cancha de Agricultores Club de la localidad de Gobernador Castro, en el partido de San Pedro, provincia de Buenos Aires. Al evento fue acompañada por su hija, Sandra Mihanovich, y varios trabajadores del establecimiento.
Esta vez, La Campiña, que cada tanto se convierte en un motivo de orgullo para sus creadores, se quedó con el premio al “Durazno de Oro por la variedad “O’Henry”, y el “Durazno de Plata” por la variedad “Zee Lady” en una competencia a la que se presentaron productores de la región. El campo está sobre la ruta 9 y se transformó en el refugio de los icónicos conductores, que durante muchos años fueron protagonistas de una de las historias de amor que traspasaba la pantalla. Allí enfocaron su vida a la agricultura tras su retiro.
Es por demás sabido que el amor que se tenía la pareja los llevó a proyectar y materializar un estilo de vida de campo con el que había soñado César, que estaba inspirado en una granja de la Toscana, Italia. El campo tiene alrededor de 25.000 plantas de duraznos en 37 hectáreas. “En un año en que el clima acompaña se cosechan aproximadamente 450.000 kg de distintas variedades, desde fines de octubre hasta los primeros días de marzo”, contaron desde La Campiña a LA NACION.
“Un sueño, La Campiña tiene que ser el reflejo de un sueño. Con mucho trabajo y tesón, tiene que verse el resultado del esfuerzo. Es el equilibrio deseado entre lo productivo y lo placentero. Hay que absorber los impactos, no hay obstáculo capaz de no ser superado. Como dice cada uno de nuestros cajones, frascos o bolsas, todo hecho con amor. Con estas palabras César nos enseñó el camino. Hoy Mónica nos guía y nosotros estamos orgullosos de traerles el resultado”, fue la dedicatoria que hicieron en la cuenta de Instagram del establecimiento.
Ese esfuerzo y dedicación que pusieron Mónica y César a su sueño les había dado también un motivo de alegría el año pasado, cuando se quedaron con el premio del Durazno de oro de la edición 22°, por una de sus variedades. En 1998 habían conseguido el primer reconocimiento.
“Muchas gracias a la Fiesta Provincial del Durazno y la Producción por los dos primeros premios en el certamen anual: Durazno de Oro 2023 y Durazno de Plata 2023. Orgullosos, aprendiendo de ellos, construyendo el mañana! Los que hacemos La Campiña, con mucho amor”, extendieron sobre la hazaña que consiguieron al alzarse los dos principales premios, un gran mérito para cualquier productor de esta fruta.
Los duraznos que se cosechan en el establecimiento se destinan al mercado interno, más precisamente llegan al Mercado Central, pero también viajan a los mercados de Rosario y Santa Fe. Por una decisión empresarial, dejaron de exportar esta fruta a España, mientras que las naranjas que se enviaban a Países Bajos, Polonia y Rusia también tuvieron un stop de embarques.
De esta 23° edición de la Fiesta del Durazno, que se realiza todos los años en una de las principales regiones productoras de esta fruta del país, participaron alrededor de 14 productores y hubo 17 muestras en total. Según explicaron a LA NACION, cada productor puede mandar dos variedades o puede presentarse a la muestra con una sola. Este año hubo tres productores que se presentaron con dos variedades distintas, entre ellos, La Campiña.
El certamen consiste en colocar cada variedad en cajas sin ninguna insignia o logotipo, para no identificar al dueño, solo con un número que se coloca al azar. Adentro están indicadas las características que tiene la fruta y su variedad. Y, este año, hubo la particularidad de que las dos mejores variedades que habían calificado pertenecían al mismo productor, es decir, a La Campiña.
En total, el campo tiene cerca de 700 hectáreas con lugares turísticos, espacios para eventos y un restaurante que es frecuentado por los turistas, mayormente, los fines de semana, también se cultivan otros cítricos, cuya plantación abarcan el 80% de la producción, que se complementan con higos, limones, entre otros. Estos alimentos también sirven para producir materia prima para los dulces artesanales que comercializan en el lugar.
“Para César fue muy importante el premio [del año pasado], no por una cuestión de trascendencia, sino que esto coronaba un gran esfuerzo que tiene que ver desde el peón rural, que va a las 5 de la mañana al campo, como lo hacía él mismo. Este reconocimiento era el tiempo dedicado que se vio coronado con un gran producto. Era saber que todo lo que hacía estaba bien hecho”, contó meses atrás un amigo de la familia a LA NACION.
La Campiña fue ideada por la pareja como un espacio para cargar las pilas y desenchufarse de sus vidas de periodistas, una profesión que supo tenerlos pendientes de las noticias las 24 horas del día, pero que con el paso de los años los siguió consagrando más allá de sus respectivas carreras.
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