Firmas nacionales de maquinaria agrícola están reduciendo horas de trabajo y no renovando contratos temporarios de personal debido a que, según dijeron en la cámara que las agrupa, bajó fuerte la comercialización de sus productos
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En un escenario marcado por un ritmo lento en las ventas, las empresas nacionales dedicadas a la fabricación de maquinaria agrícola enfrentan una situación cada vez más compleja. Según datos de una encuesta realizada por la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma) a sus socios, en la actualidad todas las compañías consultadas presentan niveles de ventas por debajo del promedio histórico. De manera alarmante, más del 25% reportó tener menos de la mitad de las operaciones que suelen tener para esta época del año.
Este panorama generó reducciones en las horas de trabajo y la no renovación de contratos temporarios en varias compañías del sector. Para los empresarios, estas bajas ventas se deben a que los productores están con baja rentabilidad y en medio de las complicaciones climáticas, más preocupados por ver cómo cosechan la soja, mientras que en maíz sufren los impactos de la plaga chicharrita. Además de la baja de tasas de los créditos que no terminan de reactivar el mercado.
“La situación es complicada. Las ventas aún no alcanzan el ritmo esperado para esta época. Los clientes no se deciden a concretar las compras”, dijo Enrique Rubén Bertini, presidente de Cafma. En su caso en particular, que fabrica sembradoras, está trabajando al 20% siendo que se trata del momento donde más intención de compra siempre tienen [en días se inicia la siembra de trigo]. Sobre los negocios indicó: “No se están dando de la manera que deberían darse”.
Estos niveles negativos se vieron reflejados en una encuesta realizada por la cámara a las empresas, donde se les consultó sobre el estado de sus ventas en el mercado interno durante los primeros tres meses de 2024 en comparación con el promedio histórico. Más del 25% indicó que sus ventas representaban el 50% o menos de lo habitual, mientras que un 20% aseguró que eran entre un 50% y un 30% menores. Otro 20% reportó una reducción de entre el 30% y el 10%, y el 30% restante señaló una disminución de entre el 10% y menos de 10%
Bertini indicó que los motivos por los cuales los clientes postergan sus decisiones de compra son diversos, entre ellos la necesidad de priorizar la cosecha de soja debido a las dificultades climáticas, así como los daños causados al maíz por la plaga de la chicharrita. Además, mencionó que, pese a la persistente reducción de las tasas de interés, por la baja rentabilidad en el sector agrícola no termina de haber fluidez a los negocios.
En este contexto, Bertini advirtió: “Las empresas venimos descapitalizándonos”. En rigor, indicó que las firmas vienen generando un stock de mercadería que está sin vender, lo cual se traduce en capital inmovilizado y pérdidas. Estos fondos podrían ser destinados a inversiones, desarrollo, mejoras salariales o premios para los trabajadores. En conclusión, el dinero inmovilizado representa una descapitalización, según dijo.
Para afrontar la situación, las empresas comenzaron con los recortes. “Por lo general, todos han hecho algún tipo de ajuste. Frente a la necesidad de ahorrar porque no hay disponible dinero se empieza, por ejemplo, con regímenes de suspensión que no afectan tanto el bolsillo del trabajador, pero sí disminuyen las horas de trabajo en la fábrica”, comentó. Esto último, indicó, es lo que comenzó a hacer en su compañía. Además, agregó que por esta situación empresas que tenían personal con contratos temporarios no los renovaron.
Las expectativas tampoco son muy alentadoras para el resto de 2024. La encuesta arrojó que, en comparación con el año pasado, más del 20% espera que las ventas sean entre un 50% y un 30% menores que en 2023, otro 25% estimó una disminución de entre el 10% y menos de 10%. En tanto, un 20% señaló que serán entre un 10% y un 30% mayores. El resto se dividió entre valores negativos que superarían el 50% y una postura más optimista que superaría el 30%.
“El 2023 fue un año malo. Vendimos por debajo del punto de equilibrio y nos comimos el capital. Sin embargo, la expectativa es mala”, apuntó Bertini.
Para mejorar la competitividad del sector, los empresarios marcaron como muy importante la necesidad de bajar los costos y disminuir la presión impositiva, entre otros puntos. También destacaron la necesidad de financiamiento para la compra y para la producción. Consideraron relevante en relación a la competitividad del sector: la importación de materias primas e insumos, la carga impositiva de los clientes (productores), una mayor agilidad en el reintegro de impuestos y percepciones o la simplificación del régimen impositivo.
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