El ministro de Agricultura dijo, tras aprobarse la siembra del cereal tolerante a sequía, que “el escenario de los negocios de la Argentina y del mundo va por la biotecnología”; los acopiadores de granos criticaron la autorización
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MAR DEL PLATA-. “No soy un trastornado que toma gestos para comprometer el trigo argentino. Ayer mandamos todos los protocolos a China del evento genético [ese mercado ya aprobó la soja tolerante a sequía]. Estamos tomando todos los recaudos para tener toda la previsibilidad en los mercados asiáticos”.
Ese fue el mensaje del ministro de Agricultura, Julián Domínguez, luego de que se conociera la noticia de la aprobación del Gobierno del trigo transgénico tolerante a sequía para su siembra. Sus palabras fueron en el marco del 11º Congreso de A Todo Trigo 2022, organizado por la Federación de Acopiadores de Granos en el Hotel Sheraton de la ciudad de esta ciudad, bajo el lema “Avanzar o retroceder, esa es la cuestión”.
“El escenario de los negocios de la Argentina y del mundo va por la biotecnología, por el conocimiento. Estoy convencido que la respuesta del cambio climático que vino para quedarse va por la mitigación a través de obras de infraestructura como por ejemplo la obra del río Salado y por supuesto por la biotecnología. No tenemos otra forma”, remarcó.
“La Argentina está absolutamente preparada con nuestras empresas para dar la pelea de la biotecnología y la venta de servicios al mundo. De hecho, hoy la biotecnología es la segunda exportación detrás del sector agropecuario”, añadió.
Por otro lado, cuestionó la resolución que dejó la aprobación argentina de dicha variedad del cultivo a que Brasil lo autorizara: “Debo confesar íntimamente que cuando se aprobó el HB4 sujeto a la aprobación de Brasil, no lo compartí, un país no puede negar la soberanía y menos la soberanía científica y tecnológica. Si hay problemas de mercado, se resolverá con las reglas del mercado pero a resolución condicional no puede ser para una cosa progresiva y para otros conservadora. En materia de tecnología tenemos que tirar todo sobre la mesa”, añadió.
Por otro lado, dijo al público presente: “La preocupación de ustedes por el valor del trigo es nuestra preocupación. La pelea va por el conocimiento. Tengamos confianza en nuestras empresas, en nuestro INTA. Tengo la cabeza absolutamente abierta. Vamos a poner todo nuestro empeño en capitalizar las mejores energías para que le vaya bien a la cadena.
“Sáquense el complejo, quiero que les vaya mejor, los países que crecen son los que hacen negocios. Pongamos en valor lo que somos, no nos achiquemos frente a Brasil. Son muy buenos ustedes, necesitamos sembrar trigo y el trigo va a valer y si tienen problemas con el precio yo los voy a acompañar. Aprovechemos esta oportunidad que el mundo nos ofrece”, señaló.
En cuanto a la importancia de que el país necesita una nueva ley de semillas que data de la década del 70, señaló que los argentinos deberían plantearse cuál es el camino. “Qué hacemos con el conocimiento en la Argentina o aceptemos en el lugar en el cual estamos porque el uso propio de la semilla tiene que pagarse, si no será un ejército en retirada de las empresas”, dijo.
Por último, dijo: “Ojala que podamos superar los 25 millones de toneladas”. Hoy, en el Boletín Oficial, el Gobierno creó el Plan Argentina 25MT que apunta, con asesoramiento a productores, a cerrar brechas productivas para que se pueda alcanzar esa producción de trigo.
La postura de los acopiadores
Luego de su discurso inaugural y de una reunión privada de los acopiadores con Domínguez, Fernando Rivara, presidente de la Federación de Acopiadores de Granos, se acercó a dialogar con los periodistas sobre su postura acerca de la aprobación por parte del Gobierno del trigo transgénico HB4.
“Nos hemos despertado con la noticia de que el Ministerio de Agricultura autorizó la comercialización del trigo de Bioceres. He hablado con Ciara-Cec y con la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM) y ninguno de nosotros estaba en conocimiento de esta medida que fue absolutamente unilateral”, remarcó.
“Tenemos temores y estamos tremendamente preocupados los que tenemos experiencia personales en segregación de granos: sus controles no están hechos por una certificadora de renombre internacional”, contó.
“Cuando se habla de un tema comercial tan complicado y espinoso como este, son decisiones que debían haberla tomado previo diálogo, aunque se conoce la posición de toda la cadena: vuelvo a repetir que lo nuestro es un problema de comercialización exclusivamente, no analizamos otra cosa: queremos saber que si nuestros compradores y clientes van a comprar trigo mezclado con trigo transgénico, no los gobiernos que lo aprobaron. Me parece un salto al vacío”, añadió.
Detalló que el 60% de sus destinos es el sudeste asiático. “No tenemos problemas ideológicos, ni en contra de la biotecnologia, el tema es comercial. ¿Quién se hace cargo de los gastos si nos rechazan un barco con trigo transgénico? Y cómo nadie se va a hacer cargo, ¿qué va a hacer la exportación? Va a pagar menos por el trigo porque tiene que tomar precauciones por la posibilidad cierta, hoy más que nunca, de que llegue a destino un barco y se lo rechace por una contaminación”.
En este contexto, remarcó que “es una utopía” que la cadena tenga posibilidad de segregar ese trigo. “Lo que se segrega siempre es un grano de mayor valor que el tradicional, en este caso es al revés: hay que segregar un grano de menor valor que el convencional. Es imposible hacerlo”, puntualizó.
En esa línea, dijo que es quien compra quien debe dar el aval: “El que paga es quien debe decir qué quiere. La Argentina solo tiene el 7% del mercado internacional, es decir que si no gusta lo que yo le entrego va y compra a otro lado y el que va a terminar pagando la fiesta en definitiva va a ser el productor”.
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