Para el directivo, la Argentina es un hub tecnológico y de conocimiento en la lucha contra la fiebre aftosa a nivel mundial
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La vacuna por la fiebre aftosa volvió a estar en el centro de la polémica tras la discusión por su precio y una nueva regulación. Esteban Turic, CEO de Biogénesis Bagó, la principal elaboradora del mercado argentino y una de las más importantes a nivel global, en una entrevista con LA NACION afirma que “no hay monopolio” y que, como empresa, se adaptan a la libre competencia con otros jugadores.
La firma acaba de obtener una licencia de uso y comercialización de la vacuna contra la fiebre aftosa en Arabia Saudita, un país con un importante rodeo lechero y potencia económica de Medio Oriente donde la enfermedad sigue estando presente.
-En las últimas semanas hubo una controversia por la vacuna contra la fiebre aftosa, ¿para ustedes hay un monopolio?
-No, de ninguna manera. Hay argumentos muy fuertes para justificar mi respuesta. Hay dos elaboradores en la Argentina y un tercero que era elaborador y que ahora solo comercializa. En la Argentina hubo en su momento hasta nueve elaboradores. A finales de los años 90 la Argentina deja de vacunar y la mayoría de esos laboratorios cerró, el único que permaneció abierto fue Biogénesis porque había logrado desarrollar, y apostaba a hacerlo en el futuro, un negocio de exportación que fue lo que permitió sostener operativa una planta. Cuando vino la emergencia del 2001 algunos laboratorios volvieron a participar: fueron cinco laboratorios entre el 2001 y 2010 los que elaboramos y abastecimos de vacuna antiaftosa. La industria tuvo una evolución que tiene que ver con mejorar las medidas de bioseguridad y la calidad de las vacunas. Eso hizo que los estándares fueran cada vez más exigentes, lo que obligaba a invertir para seguir cumpliendo con esas con normativas, no solamente nacionales, sino también internacionales. Fue decisión de los privados de invertir o no y de continuar o no con el negocio.
Hay otro dato muy contundente: a nivel global, exceptuando la India que es un mercado enorme, hay 15 plantas elaboradoras de vacuna antiaftosa. Son plantas que cumplen con estándares internacionales, luego hay otras que no los cumplen, unas cuatro o cinco más. No es la industria del calzado o la alimenticia donde vas a encontrar una gran cantidad de elaboradores.
Y desde el lado de las posibilidades de competir, nunca estuvo cerrada tampoco la posibilidad de que haya vacuna importada. La ley 24.305 previó que se pudiera competir. De hecho, lo que modifica la última resolución [del Senasa], es la composición de la vacuna. Más allá de eso, está la posibilidad de que venga algún competidor de afuera y registre la vacuna. Con la vacuna antiaftosa, las plantas tienen que tener un nivel de bioseguridad muy alto, que se logra con sistemas redundantes y de contención, tanto sea para que no se escape el virus como para que los productos sean seguros. Nosotros hemos asumido eso.
-Este debate que ahora también se abrió, de aceptar la vacuna bivalente, ¿qué implica para ustedes?
-Para nosotros y para cualquiera que pretenda ser proveedor de vacuna implica lógicamente el registro de un producto, una auditoría de planta para volver a certificar las buenas prácticas de manufactura y el cumplimiento de la normativa de bioseguridad que rigen en la Argentina y, obviamente, la evaluación de ese producto en términos de dar garantías de seguridad y eficacia. Y no solo en la Argentina, sino en cualquier parte del mundo. Nosotros tenemos registros en 26 países y elaboramos nueve vacunas distintas de fiebre aftosa. Cualquier país del mundo que se jacte como la Argentina de ser avanzado en términos sanitarios y que dé garantías, exige para cualquier producto un registro y una evaluación por parte de la autoridad sanitaria competente local. Eso es para nosotros y para todos. Son una serie de requisitos que están en la normativa 609 de Senasa.
-¿Ustedes confían en el Senasa en que vaya a seguir manteniendo estos criterios o que con esta intención de abrir a otros jugadores se pueden relajar los procesos de procesos de aprobación de otras vacunas?
-El Senasa es una autoridad es una autoridad competente y respetada a nivel internacional. Es la garantía del sistema sanitario argentino y es la garantía de todos los productos que se consumen en la Argentina y que se exportan al mundo de origen agropecuario. Basados en la lectura de la modificación que se hizo en la normativa, no hay ninguna evidencia de que se tenga que relajar ningún control o procedimiento. Tampoco hay ninguna necesidad de hacerlo.
-Algunos productores plantearon la cuestión del costo de la vacuna que era el doble respecto de los países del Mercosur, ¿es responsabilidad de ustedes o del sistema de vacunación argentino basado en la fundaciones?
-Se compararon cosas distintas. Cuando comparás el precio en Argentina se tomó el precio de la vacuna con el costo operativo de la aplicación versus el costo de la vacuna a salida de laboratorio puesto en una distribuidora en algún país vecino. En el caso de Brasil, era un precio que está altamente influenciado por el fin de vacunación y una liquidación de stocks de vacuna. En el caso de Uruguay, es una vacuna que compra el gobierno y hay que agregarle los costos logísticos. Se tomaron las muestras desde puntos distintos, con diferentes condiciones y vacunas distintas. Lo que se tiene que considerar es que en Argentina a través de las de las fundaciones establecen campañas de vacunación, que llevan todo un proceso previo de abastecimiento y donde en Argentina, en 2023, tuvimos 211% de inflación, cuando en Brasil, Uruguay, Paraguay Bolivia tuvieron una una variación de la inflación entre el 4 y el 6%. Entonces también te afecta al momento en que vos tomás el precio de la vacuna, si es un costo de reposición o si era el precio que efectivamente habían pagado los entes o que está pagando el productor en ese momento y si está cargado el costo operativo. Estamos comparando cosas distintas.
-En medio de la polémica ustedes anunciaron una baja en el precio, ¿van a mantenerla?
-Hicimos una retracción del precio al vigente al 1ro de enero después de haber mantenido reuniones con asociaciones de productores en las que nos pidieron reconsiderar esto en función de la situación del país y de las nuevas proyecciones de inflación. También mantuvimos reuniones con el Gobierno y vimos que las proyecciones se hicieron reales e hicimos una corrección.
-Para la próxima campaña, ¿van a hacer algo similar?
-En este primer semestre creo que la inflación va a estar entre un 80 y un 90% ojalá que esté más cerca del 80 que del 90. Este mes haremos una revisión y veremos en función de esto los costos que para todos los sectores industriales siguen subiendo. Vamos a ver cuidadosamente no solo con la vacuna antiaftosa sino con el resto de los productos que elaboramos.
-Obviamente ustedes defienden su vacuna, pero ¿puede cambiar algo en el rodeo sanitario argentino que haya una bivalente?
-Nosotros defendemos la vacuna argentina como la más actualizada que existe hoy en día. Es una vacuna que, más allá de las circunstancias que llevaron a esa formulación, en el año 2001, ha ido evolucionando y que se ha ido desafiando contra otras cepas que están circulando a nivel global. Contiene las cepas que generaron el último brote que tuvo Argentina en el año 2001 y es la cepa A2001. Nosotros llegamos a 26 países con nuestra vacuna (y no llega ninguna vacuna bivalente del resto de los países de América Latina) porque hemos demostrado con laboratorios de referencia internacional en fiebre aftosa, en la Argentina y en Inglaterra, que la combinación de la A2001 con la A24 confiere un espectro de protección no solamente contra esas cepas de manera individual sino contra todas las cepas de A que hoy están circulando en el resto del mundo. Las cuatro cepas importantes de A que circulan entre Asia y África, (de Venezuela que no se sabe cuál fue la última que circuló), están protegidas con esta combinación. Y que está demostrado que el uso solo de la A24 no protege contra esas cepas.
Si apareciera el caso de una A2001 de nuevo en Argentina o de una cepa exótica de las que están circulando hoy en el resto del mundo, la mejor garantía de protección la tenés con la vacuna argentina que tiene el O y el A. Por la experiencia que tenemos, por los datos concretos validados por laboratorios de referencia mundial es que la vacuna trivalente es muy superior a la vacuna bivalente. Esta vacuna es la que utilizó Corea y resolvió su emergencia en 2016 y es la que se está usando en el norte de África, Medio Oriente, Vietnam, Tailandia y se ha utilizado también en América Latina. Es la que eligen todos los países que tienen que salir de una emergencia y que tienen el desafío constante y permanente de la fiebre aftosa. Es más robusta y tiene más validaciones.
En el mundo, la cantidad de animales susceptibles de sufrir fiebre aftosa es de 5300 millones de cabezas, con 2500 millones de cabras y ovejas, 1700 millones de búfalos y vacas, mayormente vacas, y 1100 millones de cerdos. El 70% de esa población está en países endémicos, es decir, donde hay fiebre aftosa. La Argentina se ha convertido en un hub tecnológico y de conocimiento en materia de fiebre aftosa, tanto sea de diagnóstico, como de vigilancia, lucha y elaboración de productos. Por eso nosotros somos hoy el principal proveedor a nivel global de vacuna antiaftosa.
-¿Se pueden adaptar al criterio de libre competencia que tiene el Gobierno?
-Nosotros estamos en favor de la libre competencia. En Corea del Sur somos abastecedores del 70% del mercado y competimos contra otras dos empresas también, otro ejemplo donde no hay más que tres empresas compitiendo. Nos hemos ganado una posición de mercado legítimamente compitiendo abiertamente con empresas europeas. No hay que confundir la libre competencia o el libre mercado con el oportunismo. Poner por delante el interés individual sobre el interés colectivo. Para mí competir es también tener el mismo nivel de exigencia. La industria de fiebre aftosa en la Argentina ha invertido millones de dólares en adecuaciones a las exigencias y normativas del mercado. En los últimos dos años llevamos invertidos US$ 35 millones en nuestra planta en Garín. Y los competidores que tenemos han hecho una planta completamente nueva, con una inversión de entre 60 y 100 millones de dólares.
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