En Carlos Tejedor, en el noroeste bonaerense, las precipitaciones no llegaron a reponer de humedad a los suelos y se prevé una brusca baja en la siembra de trigo
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Tras las últimas lluvias a fin de mayo pasado, lo primero que el productor agropecuario Lisandro Ripa hizo fue recorrer los lotes y clavar el barrenador para medir la humedad del suelo. “La situación resultó ser mucho peor de lo esperado”, dice. En rigor, Carlos Tejedor, en el noroeste bonaerense, se encuentra entre las localidades que no se vieron beneficiadas por las intensas precipitaciones registradas entre el 23 y 27 del mes pasado en gran parte de la región agrícola núcleo. En este contexto, cada día que pasa sin lluvias aumenta la preocupación entre los productores, quienes necesitan sembrar el cultivo de trigo para generar ingresos antes de fin de año y evitar que continúe el deterioro de su situación financiera tras dos campañas fallidas debido a la sequía.
“No podemos dar vuelta la página y renovar esperanzas después de un año tan duro porque la situación no cambió en nada. Hoy estamos en la misma condición de sequía en la que estuvimos durante fin del año pasado y lo que va de este”, se lamenta el productor, que espera que vuelva a llover para sembrar.
La semana pasada, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) informó que, luego de las lluvias de mayo, casi la mitad este del área núcleo logró una recarga del 50% o más del agua útil en el suelo. Mientras que hacia el oeste, en donde está Carlos Tejedor, las precipitaciones fueron prácticamente nulas. Al respecto, se estimó que mientras la región este sembraría entre un 30 a 40% más, en el oeste será entre un 30 a 50% menos.
En Carlos Tejedor, la media de precipitaciones para enero-mayo suele rondar los 430 milímetros. No obstante, ahora se ubica en los 219 milímetros. Estas insuficientes precipitaciones no permitieron una adecuada recuperación de la humedad en los suelos tras el evento la Niña.
A esta situación se suma que la napa freática se encuentra entre 3 y 4 metros de profundidad, muy alejada. Para Dante Garciandía, otro productor del partido, todo esto hace que “la siembra en la zona esté en duda”.
En este contexto, Garciandía cree que va a haber una fuerte caída de la superficie con trigo. “La siembra no se va a poder lograr en más del 50% del área, la cual pasaría a cultivos de gruesa, repartidos entre soja, maíz y girasol”, explicó. Señaló que la implantación de cebada y trigo serían de 7000 y 9900 hectáreas, respectivamente.
“Nosotros necesitamos imperiosamente sembrar cultivos de fina. Habiendo tenido una campaña de soja y maíz tan mala, necesitamos sí o sí contar con ingresos en diciembre, así que nos vamos a tener que arriesgar en algunos lotes”, dice Ripa. Asegura que asegura que en caso de que no llueva se van a arriesgar a sembrar algunos lotes. “Lo vamos a tener que hacer con los ojos cerrados”, dice.
Ripa, junto a su socio Nicolas Callisto, arriendan 1200 hectáreas en un radio de 50 kilómetros alrededor de Carlos Tejedor. Producen trigo, cebada, soja, maíz, maní, entre otros cultivos. También tienen vacas de cría. Cuenta que hasta el momento los alquileres los han pagado con ganancias de años anteriores y han tomado créditos a través de las Sociedades de Garantías Recíprocas (SGR). “Todo lo que nos dan en pesos, aunque sea a tasas altas, lo tomamos porque no tenemos otra opción. Priorizamos pagar los alquileres, quedar bien con los dueños de los establecimientos para tener una revancha en el corto plazo”, señala.
Por la sequía, los productores cosecharon 1200 kilos de soja de primera cuando el promedio en la zona es de 3200 kilos. En cuanto a la soja de segunda, optaron por no trillarla; en algunos lotes donde lo hicieron obtuvieron rendimientos de entre 700 y 900 kilos.
En cuanto a la campaña de trigo, indicó que van a sembrar algunos lotes puntuales que tengan mayor nivel de humedad. “No hay que olvidar que venimos de una sequía histórica, donde la cosecha 2022/23 de fina y gruesa fue un fracaso. No hay margen de error. Como venimos repitiendo los productores hace un tiempo, la situación económica está resentida para lo que queda de 2023 y también lo será para 2024″, concluye Garciandía.
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