“No hay espalda para aguantar”: la dura realidad del ganadero chico tras la mayor sequía en 100 años

Luego de una campaña 2022/23 en Carlos Tejedor, en el oeste de la provincia de Buenos Aires, con la mayor sequía en 100 años, no tanto por los milímetros caídos (679 mm), lo extenso del período seco afectó los rindes de los cultivos agrícolas de fina (trigo y cebada) y gruesa (maíz y soja). Y también perjudicó lotes de forrajeras implantadas y las que transcurren el tiempo de implantación. Esto conlleva al alto costo de realizarlas donde, si en su primer período no tiene un ambiente de clima favorable, el resultado será un pastura de mala calidad desde lo productivo y el tiempo de su duración, por consiguiente un fracaso.

En este contexto, el productor ganadero, muy afectado por la baja de la producción en lotes de forrajeras perennes y anuales, dilapidó recursos financieros para cubrir ese bache, sea comprando alimento balanceado, rollos, u otros que sirven para períodos cortos mantener el capital hacienda pero a lo largo de muchos meses se termina malgastando.

Esto fue sin financiación de privados y menos bancos, donde en muchos casos las carpetas de los productores mantienen bajo límite de crédito asignado, muy desactualizadas para el valor de los insumos, infraestructura y genética que se requieren para producir. Eso limita poder realizar grandes inversiones y cambios en las empresas pecuarias, y mirar a largo plazo.

Los datos indican que el 58% de los productores del distrito de Carlos Tejedor tienen menos de 200 cabezas (totales), según un informe de Asociación Rural de Carlos Tejedor. Este sector con baja rentabilidad y bajo margen de ganancia en el mejor de los casos subsiste y se le pasan los años esperando el boom ganadero. Y, cuando las condiciones le mejoran “por precio”, no está preparado para afrontar inversiones o asumir riesgos, por lo expuesto antes, o porque viene en muchos casos cubriendo gastos antes realizados.

Cabe aquí la aclaración que en zonas del distrito como Necol, Húsares y Colonia El Toro, debido a la sequía y a la bajante de napas, se vieron afectada la cantidad y calidad de agua para consumo animal, recurriendo los productores a la necesidad de realizar compras de agua (camiones cisterna) para darle a la hacienda, para evitar que se vea afectado el estado corporal e incluso su muerte.

La mayoría de estos campos no tienen en su superficie cantidad de agua ni a mayores profundidades donde empeora, sino sería fácil la solución. Ahora habrá que estar atentos y preparados para los próximos meses, ya que los pronósticos indican nuevamente una posible Niña.

Caso del ejemplo, un productor chico, con un margen neto (antes de Impuestos a las Ganancias) de 12.868 pesos por hectárea, debe mantener y hacerse cargo de lo productivo como puede. No olvidemos que hay una familia detrás, trabajando en la empresa.

Con estos bajos márgenes es imposible realizar grandes inversiones ni mejoras, si no se mejoran las condiciones crediticias, además de cuestión de tasas, mucho más por los montos asignados a las carpetas. Siempre la ganadería fue de baja rentabilidad, pero visto así muchos de los ganaderos medianos y chicos quedarán en el camino. No hay espalda para aguantar.

Nos pasamos mirando el pronóstico climático y si la vaca parió. No nos olvidemos de los números, hoy no acompañan y hay pocas posibilidades de que mejoren a corto plazo. Habrá que rever estrategias productivas, comerciales, de asociación con otros productores, cada uno sabrá su mejor opción, porque somos optimistas y siempre decimos que lo que se viene “es alentador”, pero para eso hay que estar preparados.

El autor es comerciante y productor agropecuario de Carlos Tejedor

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