Los especialistas de la actividad señalan que sigue habiendo escasez de oferta de hacienda
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Los especialistas del negocio del ganado y las carnes no creen que con la prohibición de exportar algunos cortes vacunos que anunciará mañana el Gobierno se logre una baja de precios en las carnicerías.
“Hay escasez de novillos para el consumo interno y el maíz y los terneros siguen estando caros”, explica el consultor ganadero Víctor Tonelli, consultado por LA NACION.
En tanto, Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes de la República Argentina (Ciccra), sostiene que la mayor parte de los cortes que incluye la medida del Gobierno no se exportan.
Del total de la producción de carne vacuna argentina, en 2020 se exportó el 28,1% y el 71,9% restante se vendió en el mercado local. A su vez, China es el principal destino de las ventas externas. Según el último informe de Ciccra, de cada diez dólares que se obtuvieron por exportar carne, ocho vienen del gigante asiático, que demanda fundamentalmente cortes que provienen de animales que están en el final de su ciclo productivo. En el mercado se los llamaba “vaca manufactura” y, en los últimos tiempos, “vaca china”.
Tonelli sostiene que solo en 2021 comenzó a exportarse a China algo de los cortes parrilleros, pero en cantidades reducidas. “Una parte se estaba exportando a raíz de la habilitación de carne con hueso a China”, dijo, pero el grueso de los cortes (asado, vacío, matambre y falda) no tienen como destino los mercados externos.
Según el especialista, más que la prohibición de exportar cortes podría llegar a haber algún freno en los precios como consecuencia de la oferta a precios populares que la industria frigorífica y los supermercados dispongan a partir de la exigencia del Gobierno.
“Son cortes que se venden en los supermercados, en las carnicerías integradas y en el Mercado Central, quizá sirvan como referencia para frenar los eventuales excesos de los carniceros en los barrios”, evalúa. No obstante, destaca que el volumen comprometido en el acuerdo con el Gobierno representa el 7% del consumo anual de carnes.
Por su parte, Schiariti advierte que la prohibición de exportar carne significa el regreso del Registro de Operaciones de Exportación (ROE), un trámite que en los primeros gobiernos kirchneristas debían gestionar los industriales frigoríficos para exportar.
“Espero que no se repitan los hechos de corrupción que hubo en aquella época con la venta de ROE”, señala, y recuerda que en 2011 la entonces presidenta Cristina Kirchner disolvió la Oncca, la oficina donde debían tramitarse los ROE, por los escándalos de corrupción. “Los expedientes quedaron en un sótano del Ministerio de Agricultura que, casualmente, se inundó”, dijo.
Para el presidente de Ciccra, el problema del precio de la carne es por la caída del poder adquisitivo del salario. “Salvo el Congreso que arregló un aumento del 40%, la mayoría de los gremios acordó por poco más del 30% y a cobrar de a poco”, recordó.
Además, recordó que el patrón de consumo de carnes se ha modificado en los últimos 50 años. En el pasado, de los 100 kilos promedio por habitante al año que se consumían en el país, 96 kg. correspondían a la carne vacuna, cinco kilogramos a la de pollo y dos kilos a la de cerdo. Hoy, en cambio, se consumen más de 115 kg. de proteína animal, de los cuales unos 48 kg. son de carne vacuna, 51 kg. de pollo y 17 kg. de cerdo. De esa forma, consideró, que no era necesario restringir las exportaciones de carne.
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