En el encuentro organizado por LA NACION, nueve participantes detallaron logros, proyectos y dieron a conocer su visión sobre el sector
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Uno de los ejes del sexto capítulo de “Negocios del Campo”, organizado por LA NACION, fue mostrar los desafíos de las mujeres en el sector agropecuario y cómo, poco a poco, en un ámbito liderado en su mayoría por hombres ganaron espacios y se hicieron protagonistas.
María de los Ángeles Irazusta es un claro ejemplo. Nacida en la localidad bonaerense de América, decidió continuar con la actividad agropecuaria de su padre. Es ingeniera agrónoma y cofundadora de la fundación Rastros, una empresa que brinda servicios de agricultura de precisión.
“Nuestro propósito es implementar las distintas tecnologías que existen en nuestro rubro para que el productor haga más eficiente su producción. Este año empecé a trabajar como productora agropecuaria y como asesora en distintos campos”, dijo.
“También trabajo como contratista. Para poder ser más eficiente en la producción debemos conocer en profundidad nuestro campo, a través de mapas de productividad, de mapas de ambientes topográficos, y poder hacer un uso más eficiente del recurso suelo y semilla, y poder de esta manera aumentar la rentabilidad de nuestro campo”, añadió.
La productora indicó que otro punto importante a tener en cuenta es que, una vez que se conoce la productividad de los lotes y se puede realizar una siembra variable de insumos, “es importante que la máquina que va a entrar a cosechar tenga monitor de rendimiento, para poder ver como se comportaron las distintas zonas productivas según el insumo aplicado”.
Para María Inés Di Nápoli, CEO y cofundadora de Plataforma Puma, los datos son esenciales en el agro. “Nuestra propuesta es digitalizar los procesos productivos, en agricultura, ganadería, para maximizar y potenciar el verdadero valor de los datos como generadores de conocimiento, imprescindibles en un proceso de aprendizaje donde no solo nos interesa producir más sino también ser más sustentables”, señaló.
En este sentido, afirmó que los datos permiten tener trazabilidad y conocimiento de lo que se hizo bien, de lo que hizo mal y mejorar.
“Los datos permiten medirnos y ya lo dijo Dracker: lo que no se mide no se puede mejorar. Usémoslos para producir más y mejor, midiendo el impacto ambiental de nuestras actividades productivas a través de la huella de carbono, esto nos va a permitir poder capturar nuevas oportunidades comerciales y ser más amigables con el ambiente”, describió.
Desde hace tiempo que el rol de los jóvenes en el sector cobró un papel importante. Lucía Nicolino es presidenta de ACA Jóvenes. Desde chica se vinculó al sector agropecuario y cooperativista, primero en la Cooperativa Cotagro de su pueblo, para luego seguir como representante en el Consejo Central de Juventudes de ACA Jóvenes, que actualmente preside.
“Los jóvenes tenemos la oportunidad de generar una intensificación sustentable, usar mayor cantidad de tecnologías para ser más eficientes en el uso de los recursos del campo”, dijo. Destacó que se puede apostar a las Buenas Prácticas Agropecuarias (BPA) “para producir desde los campos alimentos seguros”.
“Trabajamos con tecnologías a través de empresas agropecuarias competitivas y produciendo alimentos seguros”, afirmó.
En coincidencia, para Lucrecia Eichman, productora ganadera y que forma parte de la red ACA Jóvenes, en la actualidad hay una mirada de las nuevas generaciones sobre temas como el futuro de la carne y la alimentación.
“La carne en la Argentina representa una fuente de alimentos y contribuye a la seguridad alimentaria y los jóvenes ganaderos somos muy conscientes de esto. Por eso que, mediante la incorporación de tecnología de recolección de datos, podemos asegurar la trazabilidad de este alimento y contarle al mundo la forma de producir”, dijo.
La joven visualiza un “futuro más integral, con altas eficiencias y transparencia en la cadena de producción”. “Es un desafío que los propios consumidores nos planteamos. Es por eso por lo que queremos ser la generación portadora de la innovación que revalorice la producción nacional de carne”, aseguró.
Paulina Lescano es ingeniera agrónoma y especialista en mercados del agro. Hace 25 años comenzó su carrera en la actividad agroindustrial en una exportadora multinacional de granos, siendo la primera mujer operadora de cereales en la Bolsa de Comercio de Rosario.
Para Lescano, los productores de la Argentina tienen que sí o si mirar sus números, ya sea sus márgenes brutos, netos, el indicador que consideren más adecuado, y tomar decisiones de venta y de cobertura en base a esos números.
“No quedarse esperando a grandes movimientos solamente de algo en Chicago, porque sabemos que tenemos particularidades que hacen que muchas veces esas grandes subas no se traduzcan de la misma manera”, detalló.
“Y, a su vez, considerar que vivimos en la Argentina donde todas las particularidades de nuestro país hacen que además de la volatilidad, tenemos que agregar el riesgo de lo que hoy está quizás pasado mañana ya no”, añadió.
Por su parte, Andrea Passerini, presidenta de La Arboleda SAAG, que desarrolla la actividad tambera en Carlos Casares y es coordinadora de Lechería de Carbap, entiende que los desafíos para el presente y el futuro de la producción tambera se sintetizan en dos. “Uno es nuestra zona de producción, la competitividad para poder exportar en las restricciones porque la lechería argentina sin una exportación fuerte y creciente se desmorona”, detalló.
“El otro desafío fundamental es nuestra zona de influencia, y ahí hablo como tambera y como integrante del último eslabón de la cadena. Esto es cambiar la modalidad de comercializar nuestra leche. Hoy nosotros entregamos la leche como lo hacían nuestros abuelos, sin un precio de referencia, por eso es muy importante seguir, desde mi punto de vista, trabajando en esa interrelación comercial entre el eslabón primario y el eslabón industrial”, agregó.
María Beatriz “Pilu” Giraudo es quinta generación de productores en la provincia de Santa Fe. Es ingeniera agrónoma, presidenta honoraria de Aapresid y miembro de la Red Mujeres Rurales.
“Un agro más sustentable necesita que todos los argentinos sintamos el privilegio de ser un país agrobioindustrial, con una diversidad de condiciones agro climáticas, ecológicas, conocimiento, talento, un avance científico-tecnológico que nos permite producir cada vez más con menos. Un agro más sustentable necesita que podamos explorar una gama más grande y más amplia de producciones. No solo de distintos cultivos, sino también la posibilidad de integrar las distintas actividades productivas”, explicó.
Asimismo, indicó que también se necesita estar insertos en un sistema de trazabilidad, con indicadores que estén internacionalmente validados.
“Que nos permitan mostrar todo el camino que venimos recorriendo desde hace tantos años en nuestro país, con este compromiso de producir cantidad, calidad, cuidando el ambiente y promoviendo un fuerte desarrollo en las distintas comunidades”, aseguró.
Cagnoli es sinónimo de alimento. Liliana Cagnoli es tercera generación de la empresa que lleva su apellido, que fundó su abuelo Pedro a principios del siglo pasado. Además, es presidenta de la Fundación Banco de Alimentos Tandil. Se especializó en responsabilidad social, vinculación con la sociedad y proyectos de impacto.
“Ser emprendedor implica no solo pensar en el negocio sino involucrarse con las causas sociales. Es por eso que es importantísimo tener en cuenta los proyectos de triple impacto: en la economía, sociedad y medio ambiente”, contó.
“En el legado que nos dejó el abuelo siempre nos dijo: ‘visiten a los clientes, los proveedores y amigos. Salgan de la individualidad, trabajen en equipo, piensen en el desarrollo local’. Es por eso por lo que yo me involucré tanto con nuestra ciudad y con el banco de alimentos. Sumate a causas sociales, causas nobles que ayudan a construir el país que queremos”, opinó.
Sara Gardiol es productora agropecuaria en la región santafesina de López y hace poco tiempo se convirtió en presidenta de la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe (Carsfe). Es contadora pública y ha sido docente en escuelas secundarias por más de 25 años.
Para Gardiol, el empoderamiento femenino está dado por el avance social, por la capacitación y por los conocimientos que adquirió la mujer en el trabajo en el campo. “Nos hacemos más visibles a las necesidades que tiene la sociedad en su conjunto”, dijo.
Su mensaje es que todos deben participar, pertenecer, identificarse para lograr los objetivos que se han propuesto. “Solamente llegaremos a una buena comunicación en la medida que sepamos escucharnos unos a otros y entendamos que podemos resolver los problemas en forma conjunta y no en forma individual”, aseguró.
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