El maíz tardío es un cultivo que tiene particularidades que lo hacen diferente al maíz temprano y, también, a los otros cultivos. Como negocio tiene cuestiones sensibles que definen su éxito, las cuales hay que conocer y manejar.
Hay variables comerciales que son claves en este negocio, como es la captura de precio (por ser cosechado en una etapa en la que es normal que bajen); la logística (por ser de alto volumen y por cosecharse normalmente con humedad); la financiera (por ser el cultivo que más tiempo tarda en generar ingresos).
A su vez, como en todos cultivos, hay variables productivas que definen el rinde y, por ende, en forma directa, el ingreso del negocio. La correcta ambientación es el punto de partida a partir del cual se define la potencialidad del cultivo y es necesaria para definir las estrategias productivas.
Las tecnologías a utilizar (genética, densidad, fertilización, manejo de plagas, malezas y enfermedades) serán aquellas que permitan capturar de mejor forma el rinde ofrecido. Entendiendo la importancia de todas las variables, en Okandu hacemos foco en las principales decisiones a tomar en el cultivo de maíz para alcanzar la mejor expresión de rinde.
Elección de híbrido: el híbrido para maíz tardío debe tener potencial y estabilidad de rinde, velocidad de secado, fortaleza de caña, y sanidad (principalmente a tizón).
Densidad: al igual que en maíz temprano, el correcto ajuste de la densidad es fundamental para poder captar la oferta ambiental. Para cada ambiente y según el híbrido, hay una densidad óptima a partir de la cual reducir stand deprime el rinde. Es clave conocer el comportamiento de cada material con el fin de optimizar el rendimiento de cada ambiente.
Fertilización: los nutrientes que intervienen en la nutrición del cultivo son nitrógeno (N), fósforo, azufre y zinc, siendo el N el nutriente clave que permite obtener mejoras sensibles en el rinde. Las experiencias realizadas en el sudeste de Córdoba en los últimos años indican que al igual que lo que ocurre en maíz tradicional, el maíz tardío tiene alta respuesta al nitrógeno ofrecido, pudiendo alcanzar, en muchos casos, el mismo rinde que se obtiene en maíces de siembra temprana en ambientes similares.
Plagas: contar con eventos transgénicos con protección parcial sobre plagas probablemente haya sido un factor importante para lograr la estabilidad de rindes reconocida en el cultivo. A pesar de ello, se ha observado merma en la protección de ciertos eventos, por lo cual es importante monitorear los cultivos expuestos a presión de plagas que afectan el cogollo y las puntas de espigas.
Malezas: la dinámica de malezas exige de manera especial a un cultivo que se siembra al final de la primavera, por lo cual hay que planificar la estrategia ya que hay varios momentos de intervención.
Enfermedades: es fundamental contar con materiales genéticos de buen perfil sanitario y sumarle el correcto manejo en lo que respecta a control químico. Hay muchas evidencias de la respuesta a la intervención oportuna con fungicidas apoyado en el monitoreo semanal de enfermedades.
Cultivos de servicio: otra práctica de alto impacto es el uso de estos cultivos en invierno como antecesor del cultivo. El maíz tardío es el que mejor se adapta a esta técnica por tener un largo período de barbecho. Con esta práctica se logra bajar la presión de malezas, lo que permite disminuir el uso de herbicidas en el año en el que se hace el maíz y en el barbecho de invierno del año siguiente. Además, cuando se usan especies leguminosas se logra un aporte extra de nitrógeno que se traduce en un ahorro de fertilizantes nitro.
El autor integra el equipo de Okandu
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