Luego de haber desactivado su programa Xtend en el país, correspondiente a la soja que incorpora la resistencia al herbicida dicamba para mejorar el control de malezas, la multinacional Monsanto concretó finalmente la destrucción de todo el material que se había cosechado de esa soja.
En mayo pasado, en medio de la pelea con el Gobierno y las entidades del agro por los controles en los puertos para cobrar un canon por la soja Intacta, resistente a insectos, desde su sede en Saint Louis, en los Estados Unidos, la firma anunció la suspensión de su programa Xtend, cuyo lanzamiento en el país estaba preparando.
Según fuentes del mercado, había más de 3000 hectáreas sembradas con Xtend en lotes de varias compañías semilleras que tenían acuerdos por el uso de esta tecnología de Monsanto. Tras la suspensión del programa, la multinacional consultó al Inase sobre los pasos a seguir con ese material y el organismo le brindó diversas alternativas, entre ellas la destrucción del material o su exportación. O sea que todas las compañías que tenían el acuerdo con la empresa debían destruir esa soja. Se trata de un proceso que debe seguirse cada vez que se deja un programa de desarrollo.
Una fuente de la compañía confirmó que finalmente toda la producción resultante de Xtend, cuyo volumen en toneladas no trascendió, se molió. “Xtend siguió su proceso de destrucción. Se quebró el grano (moler) siguiendo los procesos requeridos. No se quemó”, contó una fuente de la multinacional.
Pese al acuerdo de junio pasado de la industria semillera y la cadena comercial con el Gobierno para reforzar la fiscalización en soja, en agosto pasado, en el marco del congreso de Aapresid, el presidente de Monsanto, Juan Farinati, ratificó en ese momento que el lanzamiento de Xtend seguía suspendido. Aunque dejó abierta la puerta: “Si todo funciona bien (por los controles del Gobierno sobre la soja), podríamos pensar en traer nuevas tecnologías", expresó.
LA NACION