En Laguna Naineck, en esa provincia del norte del país, pequeños productores redujeron de 1000 a 500 hectáreas la superficie implantada; enojo por una ayuda del Gobierno que nunca llegó
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Solo 500 hectáreas de plantas de banana quedaron en pie. Lejos están esas 1000 con las que el sector bananero de la provincia de Formosa comenzó el 2024, tratando de sortear años de malas cosechas y de falta de políticas de los gobiernos. El dato es contundente. Solo ese año, la superficie de plantaciones se redujo a la mitad: están en manos de unas 300 familias de pequeños productores.
En los últimos meses fueron miles de bananos arrancados de cuajo por tractores, donde algunos lotes se mantuvieron desnudos por un tiempo para ver en el futuro con qué cultivos con más rentabilidad suplantar. A otros simplemente los invadieron las malezas.
Luego de una gran sequía y de posteriores heladas que provocaron la destrucción total de las plantas, en agosto pasado, una nota dirigida a Karina Milei, secretaria General de la Presidencia y hermana del primer mandatario, fue el disparador para un encuentro con el secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, en Buenos Aires. Sin embargo, los meses pasaron y a más de 100 días ese pedido de ayuda extraordinaria de los productores al gobierno nacional nunca se hizo realidad.
“Pareciera que el presidente Javier Milei se puso de acuerdo con el gobernador de la provincia, Gildo Insfrán, para encaminarnos hacia la desaparición total”, dijo Pánfilo Ayala, presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA) filial Laguna Naineck a LA NACION.
Recordó que producir una hectárea de bananos tiene un altísimo costo de insumos y que en la actualidad el productor de la zona no puede hacerse cargo de eso para salvar y sostener la actividad. “Desde agosto que no tenemos producción. La sequía de los primeros cuatro meses nos golpeó mucho, parecía que se iba a recuperar en mayo y junio, pero en agosto vinieron tres heladas y destruyó toda la producción por completo. Desde agosto venimos ‘alambrando’ y no vamos a tener fruta hasta abril, si el clima lo permite. Vamos a tener cero rentabilidad hasta ese momento. En 2024, no llegamos a producir ni el 10% de lo mínimo que teníamos. Encima, los precios no acompañan. Ese es el fondo de la cuestión. Por eso, algunos decidieron directamente pasar el tractor por sobre las plantaciones”, describió.
Lo que pretenden los productores de Laguna Naineck es que Milei entienda lo que significa ser “pequeños agricultores de economías regionales”. “Existimos en el interior más profundo y por lo tanto necesitamos políticas públicas diferenciadas. Una de las formas de proteger la producción es remediando esas políticas. Y que cuando haya situaciones de desastre climático o comercial, el gobierno nacional no debe titubear para salir en nuestro auxilio. Los pequeños productores no tenemos el famoso bono que le dan a los que reciben planes sociales o beneficios sociales. No tenemos sueldos mensuales para sostener la producción ni recibimos subsidios como reciben grandes empresas en el país”, remarcó.
“Cuando hay crisis los políticos no nos miran. Por eso necesitamos imperiosamente este auxilio por parte del gobierno nacional porque al provincial no le interesa nuestra situación. Somos la garantía real de la ruralidad y por la ausencia de políticas esto se va desintegrando”, agregó.
Pese a haberlos recibido, en la reunión, Iraeta les habría anticipado que la decisión de ayuda del Gobierno no dependía de su cartera sino del Ministerio de Economía, a cargo de Luis Caputo. “El secretario de Agricultura nos dijo que consideraba que era necesaria una ayuda por la situación apremiante que teníamos, pero que no podía hacer nada desde su Secretaría. Desgraciadamente no les interesa o no les importa”, aseguró.
En este contexto, insistió que es imperioso que haya “un aporte extraordinario no reembolsable del Gobierno de Milei para sostener la producción y financiar la existencia del cultivo, para que las familias sigan estando en el campo y no tengan que seguir emigrando a las grandes ciudades”.
“Le cuesta mucho más al Estado argentino que nosotros nos vayamos de nuestro terruño. Además necesitamos un precio mínimo de referencia de mercado que haga sustentable nuestra producción. Si el Gobierno nos da la oportunidad, estamos preparados para producir más de 20.000 hectáreas de banana en la provincia Formosa, porque tenemos capacidad productiva para abastecer inclusive el consumo nacional de 500.000 toneladas”, cerró.
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