Se trata de Santiago Visca (47), el primer argentino del que se tenga registro en ocupar ese cargo en ese organismo internacional
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Hace unos días, y como sucede cada dos años, la Federación de Asociaciones de Aceites, Semillas y Grasas (Fosfa International) cambió de autoridades en una asamblea general. Allí fue electo presidente Santiago Visca (47), el primer argentino del que se tenga registro en ocupar ese cargo en el organismo que realiza diversas funciones ligadas a la operación comercial. Actualmente también es vicepresidente global de aceites en Bunge.
El camino del ejecutivo comenzó en 1999 cuando ingresó a Bunge en Buenos Aires mientras todavía era un estudiante de administración de empresas de último año en la UCA. Sus inicios están marcados por el lugar que tuvo en la parte administrativa de la multinacional en la Argentina: con el tiempo llegó a ser asistente comercial Jr. La trayectoria de Visca está definida por la versatilidad. Hace dos años lo invitaron a ser miembro del directorio del Fosfa como vicepresidente y la última semana pasó a lo más alto de la entidad para el periodo 2024-2026.
Al oriundo de Buenos Aires lo mueve la pasión y la determinación. Atribuye su éxito a la flexibilidad, la creatividad y la capacidad de adaptación, cualidades que identifican a los profesionales argentinos en el ámbito global. “Hace casi 24 años que estoy yendo y viniendo de distintos lados y en distintos roles, pero siempre dentro de Bunge”, dijo a LA NACION. En 2001 le ofrecieron ir a cubrir una vacante a New York, Estados Unidos, donde está la oficina corporativa. Esa primera oportunidad lo llevó a sucesivos cargos dentro de la multinacional en diferentes partes del mundo.
“Me preguntaron si quería irme a Estados Unidos, para ser asistente en el trade internacional de aceites. En ese momento comenzó mi desarrollo profesional, con más exposición que evolucionó. Esa fue mi puerta al mundo”, agregó. Gran parte de su trayectoria se centró en Asia, donde manejó operaciones clave desde Singapur y China. Además ocupó roles personalizados en las áreas comerciales, de gestión de riesgos y activos que lo consolidaron en la Federación Internacional por la que hoy siente un gran apego.
“Uno va evolucionando en la carrera. En la parte de riesgo es la toma de decisiones comerciales a un flujo de productos. La actividad tiene distintas facetas de ventas, clientes, y la parte logística de estar fijando y moviendo fletes de un lado para el otro. La Argentina es un gran origen, así como Brasil y Estados Unidos. Los destinos de estas cargas generalmente son Asia, Europa, el norte de África y Medio Oriente”, enumeró.
Por su carrera Visca vivió dos veces en Estados Unidos, una vez en Barcelona, España, y también dos veces en Singapur. Ahora, está por segunda vez en Ginebra, Suiza. El mismo ritmo lo han tenido su esposa y sus tres hijos, quienes fueron naciendo en distintas partes del mundo a medida que él también se acoplaba a la vida de cada ciudad y país. “Son ciudadanos del mundo: nacieron entre países de Asia y Estados Unidos. Se mudaron a distintos países; cuando tuvieron la oportunidad de elegir se fueron a España e Inglaterra. Dos son grandes, ya terminaron la universidad, el tercero está estudiando en Ginebra. Es una vida poco convencional, pero están acostumbrados a eso”, sintetizó.
En todos lados ocupó distintas funciones: comercial, de riesgo y manejo de activos, y de aceites. Este último rubro lo llevó a la cima de lo que hasta ahora ha sido su carrera.
—¿Qué cree que fue lo que vieron en usted?
— Supongo que fue lo que ven en todos los argentinos que van al mundo: flexibilidad, versatilidad y creatividad. Fui tomando oportunidades, porque fui creciendo y siempre había una nueva oportunidad y la tomaba. La mayoría de la carrera como senior fue en Asia: manejé Singapur y China.
“Nunca pensé que me iba a ir de la Argentina, uno siempre se va por dos años de contrato, y una cosa fue llevando a la otra, y vas sobreviviendo al ambiente corporativo. Siempre me gustó lo que hice, tuve muchas oportunidades, las tomé y disfruté todo”, relató.
“Fui tomando la decisión de hacer el cambio; siempre tuve el sentido de la aventura por delante. Siempre quise tomar un desafío, hacerlo y probar que lo puedo hacer. Así pude demostrar mi carrera. El driver de cuando uno empieza es demostrar hasta dónde puede llegar”, reflexionó.
En cada uno de los países donde ha vivido ha enfrentando desafíos culturales y laborales. “En cada cultura la recepción es distinta. A Asia llegué con 30 años y llegué como jefe de una operación: en Asia la autoridad viene con el título. En España era senior y la autoridad… tenés que ganársela. La cuestión es poder moldear tu personalidad, hacer cambios, hacer experiencia, tener una visión de las cosas y generar un cambio”, señala.
Para él, lograr esa versatilidad es práctica, es exponerse e intentar encontrar empatía con la persona que tiene enfrente. Dice que esto funciona en cualquier cultura: “Es encontrar el común, ese ángulo y así he hecho amigos a lo largo de la carrera”, contó. La carrera de un trader está marcada por el éxito fugaz o el fracaso bajo el mismo ritmo. “Hay que mantenerse vigente y constante. El rol de un trader es un trabajo en equipo y la base es que el equipo sea exitoso. Lo más complicado es adaptarse: tenés que tener esa versatilidad para lidiar con un cliente en China, España o en India; es completamente distinto. Hay que tener agilidad y versatilidad para poder ser efectivo y eficiente en las movidas”, sostuvo.
Su legado profesional no solo se mide por sus logros en el comercio internacional, sino también por su compromiso con la industria, y su capacidad de inspirar a nuevas generaciones en un ámbito cada vez más competitivo y globalizado. “La carga en Fosfa ocupa apenas el 5% de mi trabajo. Es más una posición de representación que busca retribuir a la industria lo que me ha dado a lo largo de mi carrera”, señaló.
Entre sus objetivos destacó la necesidad de ampliar la influencia de Fosfa en mercados emergentes como Sudamérica y Asia. Fosfa International es una federación comercial que opera en nombre de sus 1200 miembros que representan a compradores, vendedores, productores y procesadores, analistas, peritos y corredores en 90 países. Se trata de una cámara de arbitraje que utiliza el conocimiento y la experiencia de la red de miembros estándares y las políticas son supervisadas por un Consejo electo.
En la federación hay árbitros que trabajan -ad honorem- para que la industria se mantenga operativa y sea idónea. “Parte de esto es educar: hay proyectos, cursos que se dan, módulos online para ajustarse a la realidad, porque antes estaban enfocados en Europa, porque el trade fue inglés y holandés. La idea es abrirlo a Sudamérica, Asia y todo el mundo, contó. Para él, representar a Bunge dentro de la industria es retribuir lo que le ha dado a lo largo de la carrera profesional.
— Por último, ¿qué le dirías a tu “yo” del año 1999?
— Que siga su instinto, que sea ambicioso, que no se ponga un límite, porque la vida te sorprende. El objetivo que pude haber tenido lo logré a los 30 años. La vida me sorprendió y fue no ponerme límites, ir empujando y pensar en lo que podés contribuir.
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