A medida de avanza la cosecha, en una campaña que no es normal, es conveniente asegurarse un precio de venta
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Si bien queda la mayor parte de la cosecha por levantar, ya con cerca del 10% en soja y 20% en maíz, en muchos casos las dudas sobre los rindes finales se van disipando, mientras que en otros, hasta último momento se sigue “cruzando los dedos” para que no llegue un temporal, piedra, lluvias en exceso, paros, etcétera.
Los precios internacionales de soja y maíz suben desde diciembre, sin embargo cerca del 10 de marzo, el mercado parece haber encontrado un techo (por lo menos en corto plazo). Desde esa fecha en Chicago perdieron parte de lo ganado, mientras que localmente esa baja se potenció por los rumores y la concreción del aumento de derechos de exportación en subproductos de soja.
Los elementos alcistas que llevaron los precios a niveles actuales ya son mas que conocidos y son repetidos diariamente. El que sigue teniendo más fuerza es la invasión de Rusia a Ucrania.
Muchos productores no tendrán ni tiempo de evaluar lo que puede pasar con los precios de los granos en medio de una cosecha ultracomplicada en el contexto del paro de transporte y el faltante gasoil (o dependiendo de la zona y vendedor, a precios cada vez mas altos) o de insumos. Pero en esa vorágine en la que vivimos se hace cada vez mas importante no dejar escapar ni un solo detalle, y menos que menos el precio al cual vender la producción.
Si bien falta el grueso de la cosecha, y siempre puede haber alguna sorpresa adicional, cada vez es mas probable que finalmente se logre un piso de producción de 40 millones de toneladas en soja y de 49 millones de toneladas de en maíz.
Pero, ¿cuánta mercadería de la campaña 21/22 hay sin precio? Tomando datos del Ministerio de Agricultura, al 30 de marzo pasado, y las estimaciones de producción de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires de 42 millones de toneladas para soja y 49 millones de toneladas para maíz, vemos que en soja hay 38 millones de toneladas (o 36 mill tn si tomamos el volumen del Matba-Rofex en futuros) “sin precio”. En cambio, “con precio” hay un 15%, versus 19% en 2021 (cuando la soja valía US$100 menos que hoy).
En tanto, en maíz, hay 35 millones de toneladas (o 33 si tomamos los futuros Matba-Rofex) “sin precio”. A su vez, “con precio”, hay 32% igual que en 2021 (cuando el maíz valía US$/t 54 menos que hoy). Es mucha mercadería “abierta-expuesta” a las variaciones de precios.
Si tuviéramos certeza de que los precios van a ir por más, es una muy buena noticia, pero no solo no la tenemos sino que, estando ya en niveles máximos históricos, nos pone en alerta, ya que es más difícil seguir marcando subas.
Efectos bajistas
Además, hay otros elementos que no debemos dejar de considerar. Así como mencionamos los “alcistas”, hay alertas bajistas. Algunos son:
* Inflación global: que también llegó a niveles históricamente altos y obliga a gobiernos y organismos internacionales a tomar medidas para controlarla, frenarla o bajarla. Es decir poner un techo a las subas de precios de la energía y los alimentos.
* Racionamiento de demanda: sería el “autocontrol” del mercado frente a la inflación actual. ¿Hasta donde los consumidores avalan más subas de precios? Tenemos varios ejemplos recientes, desde menores exportaciones de trigo, maíz y soja desde Estados Unidos, hasta un menor consumo de carne de cerdo en China (que deriva en menor demanda de forraje).
* Covid: hace algunas semanas reapareció con una alta tasa de contagios en China, con una nueva variante, y con ciudades enteras, incluida Shangai, aisladas. En el corto plazo, el efecto automático es menor demanda de todo, y el más afectado fue el petróleo, cuya cotización perdió 25% desde el pico del 7 de marzo pasado y quedó en el mismo nivel anterior a la invasión de Rusia a Ucrania. No sólo es por la menor demanda actual, sino por la incertidumbre sobre la evolución de esta ola.
El efecto mediano plazo, nuevamente puede ser mas inflación. Hoy, esas mismas ciudades aisladas producen menos. Esto hay que tener en cuenta en el momento de pensar en los mercados de insumos. ¿Volverermos a foja cero a 2021 donde vimos crisis de contenedores?
También puede haber impactos por un brote de gripe aviar en Estados Unidos por que ha habido sacrificio de animales en grandes establecimientos.
En el plano local, en un año que no es normal, ¿se pueden sumar a la complicaciones la disponibilidad de silobolsa? Si es así, de levantarse el paro de transporte sí puede haber mayor necesidad de entrega y una mayor presión de cosecha.
También vemos el riesgo de una mayor presión del Estado vía el aumento de los derechos de exportación. Es un riesgo adicional para tomar en consideración.
¿Para qué enumeramos los aspectos negativos? Para evaluar escenarios probables y ver cómo inciden en los números de cada empresa y tomar decisiones.
Cotizaciones
Respecto de los máximos de marzo, tanto soja como maíz están cerca de 40 US$/t por debajo (la soja -8%, y maíz -14%), pero están 35% por encima del valor que tenían en diciembre.
Para quien decidió no vender/cubrirse en diciembre, ¿por qué no capturar valor/cubrirse a estos niveles? Hay varias razones que pueden hacer tomar la decisión de no vender o fijar, pero no cubrir es una muy distinta. Otro dato a considerar es que la brecha cambiaria pasó de un máximo en enero de 133% a 70% actualmente.
El productor pone todo su esfuerzo, inversión, tiempo y dedicación en lograr buenos rindes, de buena calidad y cuidando el ambiente. Así está buscando asegurar una de las patas de su ingreso. Lo ideal es que también pueda asegurar la otra pata de la ecuación: el precio de venta, ya que tiene el mismo peso en la ecuación del ingreso. Y que no tenga que “cruzar los dedos” para que los precios no caigan.
Hoy siguen siendo buenos precios para sentarse a definir si es necesario aprovecharlos, en especial para quien sabe que sí o sí debe fijar o vender de aquí a mayo/junio. Si se da un sacudón de mercado como el que se dio el año pasado a partir del 10 de mayo (soja y maíz perdieron 17% en un mes), no tendrá mucha escapatoria.
Lo ideal, siempre, es analizar estrategias de coberturas flexibles, donde se puedan capturar los valores actuales, pero guardando posibilidad de sumar ganancia en caso de que el mercado nos sorprenda y vuelva a tener subas inclusive mayores a los que vimos hasta ahora.
La autora es analista del mercado de granos
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