El arranque de esta semana se tornó rojo para los commodities en general. Un dato muy importante fue la fuerte caída que registró el petróleo (WTI), que acumula desde el 30 de julio una baja del 9,7%. Y lleva una merma de 12% desde el máximo de julio. No es necesario que mencione su relación con los biocombustibles y, en este sentido, el aceite de soja acumula una reducción desde el jueves pasado del 8,3%.
Entre otros drivers globales, cada vez es mayor la preocupación por los contagios con la variante Delta en el mundo. Se vuelve para atrás con algunas flexibilidades/libertades de viaje y lo más importante es la incertidumbre por lo que pueda ocurrir, si puede derivar en una menor demanda de corto plazo como vimos en lo peor del 2020.
Pero hoy se sumó a esta preocupación real el informe de las Naciones Unidas en el cual afirma que es “inequívoco” que la acción/actividad humana es responsable del calentamiento global y pide la reducción inmediata de combustibles fósiles. El efecto inmediato fue la baja del petróleo. ¿Esto puede generar subas para los biocombustibles? Dos fuerzas contrapuestas para los precios. Y muchos intereses cruzados en juego.
Esta noticia sumamente actual nos da pie para agregar otra que vimos hace unos días, que de unas a primeras, no generó impacto en los precios de los granos. La semana pasada el presidente de los EE.UU., Joe Biden, hizo un anuncio expresando cuál es la meta que buscan, entre otras medidas, para ayudar a reducir el calentamiento global. El objetivo es que en 2030 (¿largo plazo?) la mitad de los vehículos vendidos en ese país sean “sin emisiones”, es decir eléctricos (o híbridos).
Si bien todavía no es una orden ejecutiva y hay muchos puntos a considerar para ver si es factible de lograr, ese anuncio lo hizo ante las principales empresas automotrices, las cuales en principio mostraron voluntad de lograr por lo menos que el 40% de sus nuevos autos puedan llegar a ser en 2030 eléctricos o híbridos. Obviamente si el Estado realiza todas las inversiones necesarias en estaciones de carga, entre otras.
Actualmente el porcentaje de autos eléctricos en Estados Unidos está en el orden del 2%, por lo tanto, es un gran incremento que debe darse, pero en principio no se descartó como lograble.
Como sabemos, en ese país la fuerza de lobby es muy importante en muchos rubros económicos. No sólo en el petrolero, sino que el sector agro tiene una gran incidencia en las decisiones que finalmente se van tomando.
Hace dos meses tuvimos una noticia que generó fuertes bajas en soja y maíz. La misma mencionaba que el gobierno de Biden estaba evaluando reducir el mandato de uso de biocombustibles o flexibilizarlo en cierta medida. El objetivo sería reducir el impacto negativo de los altos precios de maíz y soja en los números de las refinerías de petróleo al hacer las mezclas.
A la semana de esa noticia la Corte Suprema emitió un fallo en el cual autorizaba a que la EPA (Agencia de protección ambiental) otorgue exenciones de mezcla a refinerías que lo solicitaran. Sólo daba la autorización a que la EPA decida.
Todas estas noticias generaron un impacto fuerte en los precios tanto de maíz y soja, porque en ese país principalmente la demanda de la industria de biocombustibles de esos granos es muy alta. ¿Cuán alta? En maíz, en los últimos ciclos entre 123-130 millones de toneladas se destinaron a transformarlas en etanol, el 35% de la demanda total de maíz de Estados Unidos.
Cualquier medida que impacte en el uso mandatario de biocombustibles allí puede tener un gran correlato en los precios. Tanto si es que se aumenta (lobby de productores de maíz/soja) como si se reduce/flexibiliza (lobby petroleras).
En relación con los biocombustibles, por otro lado, también están los que consideran que se puede apuntar a mantener esos cortes obligatorios, pero haciendo más uso de otras fuentes que no impliquen el uso de granos. Entonces son muchas variables en juego que, si bien siempre estuvieron, parece que entran en agenda cada vez con más fuerza.
¿Qué sucede si se deja el mismo corte, pero esperamos un incremento de demanda por mayor consumo de combustibles líquidos (mayor cantidad de vehículos en el tiempo, crecimiento de la economía global, etc)? La expectativa sigue siendo buena, ya que sin modificar el porcentaje el volumen necesario de granos para este uso seguiría aumentando.
Pero, ¿qué sucede si ese aumento de vehículos no se corresponde con un mismo aumento en el uso de combustibles líquidos? Eso es lo que entra en juego con la noticia que conocimos la semana pasada. Ese crecimiento de la demanda que podíamos dar por sentado no se daría. Y la ecuación seguramente cambiaría.
Son muchas las variables en juego, ya que entran varias “hipótesis” a considerar, en especial teniendo un plazo de nueve años para lograr esa meta. En general, las decisiones/metas de mediano y largo plazo que se ponen los países del primer mundo las van cumpliendo.
En los últimos años hemos visto que hay una especie de competencia para ver que país se torna más “verde”. Y ese verde incluye los biocombustibles, pero también un mix de energías cada vez más limpias, entre las cuales se encuentra la solar/eléctrica. En esta carrera están todas las principales economías desde EE.UU., hasta China (y resto de Asia) pasando por la Unión Europea y nuestro vecino Brasil.
El mundo se va reconfigurando, los países petroleros invierten también en energía renovable y localmente tenemos un caso muy cercano que es YPF invirtiendo no sólo en energía solar, sino también en energía eólica.
¿Y en qué nos puede afectar esta noticia si se va concretando? Si miramos el consumo de maíz de Estados Unidos, podemos ver que su gran demanda es doméstica con fuerte participación justamente del etanol. ¿Si esa industria demanda menos? ¿A dónde iría ese maíz? La respuesta más simple es a la exportación. Y automáticamente se reconfigura el balance de oferta y demanda global aumentando la competencia para la Argentina, Brasil, Ucrania, entre otros. Falta mucho, pero son todos temas que podemos ir siguiendo, si esta noticia entra a considerarse como orden ejecutiva, seguramente el mercado dará acuse de recibo.
La autora es asesora comercial
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