El mercado de fitosanitarios argentino se acerca a los US$ 2500 millones y se ubica en una posición de privilegio entre los más importantes del mundo. Su atractivo para proveedores del exterior se ha potenciado a lo largo de las últimas décadas por la laxitud de los controles sobre calidad, certificados de origen, residuos, establecimientos productivos, etcétera. que ha permitido la entrada de una gran cantidad de productos manufacturados en el lejano oriente.
En otras palabras, los controles más rigurosos en países importantes como Brasil, Estados Unidos, Francia, Alemania, Canadá, Japón, etcétera, han direccionado una gran sobreoferta de productos químicos, principalmente chinos, hacia nuestras fronteras. Mientras que en otros países los agricultores tratan de asegurar con adecuada anticipación la provisión de 70/75% de sus necesidades de fitosanitarios, vemos que en la Argentina hay una tendencia a esperar los mejores precios con compras de último momento en un mercado donde abundan las ofertas.
La reciente iniciativa del gobierno central chino de combatir la contaminación ambiental se inició en Julio pasado en las factorías del litoral y ya se ha extendido a 31 provincias del país.
La gran diferencia con otros eventos similares en el pasado es que la iniciativa es liderada por funcionarios de Beijing en el marco de la guerra contra la contaminación y la corrupción lanzada por la administración del presidente Xi Jinping.
En el pasado, las inspecciones eran conducidas por funcionarios locales que hacían la vista gorda o solo aplicaban sanciones leves a los infractores.
La gravedad y seriedad de esta renovada lucha contra la contaminación y la marginalidad productiva han hecho que sin más trámite se cierren o suspendan establecimientos que más allá de contaminar no tienen autorización para producir o que declaran producciones de terceros en su nombre. No hay tolerancia para los infractores.
Los controles se iniciaron en la industria química pero se han extendido a todas las manufacturas desde el cemento hasta la madera. Las cadenas de abastecimiento internacionales que se han recostado significativamente sobre este tipo de proveedores están sufriendo abruptas disrupciones por cancelaciones de embarques, faltantes y significativos aumentos de precios.
En el caso de la Argentina, se han detectado múltiples incumplimientos de contratos, órdenes de compra y embarques de moléculas claves como glifosato, cletodim, haloxifop, triazoles, etc. así como aumentos de precios en el rango del 30 al 100% según el ingrediente activo.
Los elevados stocks del mercado local están demorando los aumentos de precios en el mostrador pero a medida que se vayan consumiendo y que lleguen los nuevos embarques no habrá que asombrarse por los nuevos valores que vendrán a compensar las significativas bajas de la campaña anterior.
Solo aquellos que han sido previsores y han realizado un manejo profesional de su cadena de abastecimiento podrán enfrentar sin sobresaltos la campaña actual.
De cara al futuro, algunos analistas creen firmemente que esta realidad ha llegado para quedarse y que la cadena de abastecimiento del mercado argentino cambiará significativamente mientras que otros piensan que es solo un movimiento destinado a generar una acción pasajera contra la contaminación tras renovarse en el Congreso del Partido Comunista Chino el liderazgo del presidente Xi Jinping.
El autor es consultor