Sebastián Alconada, director de Producción Láctea, se refirió en la Exposición Rural de Palermo al financiamiento a valor producto; dijo que la tasa de cierre de establecimientos lecheros en la Argentina está por debajo de otros países
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El director de Producción Láctea, Sebastián Alconada, habló en la Exposición Rural de Palermo sobre la difícil situación que generaron en los tambos las intervenciones, además del impacto del clima los últimos tres años. Resaltó la necesidad de impulsar la producción y las exportaciones, así como de generar herramientas de financiamiento. Sobre esto último, se está trabajando en una línea a valor producto. En tanto, indicó que la Argentina tiene la tasa de cierre de tambos “más baja del mundo”.
“El productor viene de tres años muy complicados por la cuestión climática, pero el año pasado fue muy complejo debido a las distintas intervenciones que hubo del dólar soja que le ha quitado competitividad para la alimentación, ya que más del 50% del costo de la producción tiene que ver con la alimentación. Esas medidas incidieron directamente sobre esas variables y también sobre el arrendamiento de campos”, precisó.
Para el funcionario, la reciente prórroga por un año de la suspensión del cobro de las retenciones al sector es un indicador claro de que había que sacarle la pata de encima al sector tambero. Según dijo, eso fue tomado automáticamente por el mercado. “El precio del productor hoy está en US$0,43 cuando el promedio histórico rondó los US$0,28; con un precio de US$0,33 el productor debería ganar. Hay una recuperación en lo que es el mercado lácteo, pero, obviamente, después de un evento muy difícil como el del año pasado no todos tienen la misma capacidad de recuperación”, expresó.
El productor primario hoy está recibiendo poco más de $400 por litro de leche, dijo, y en las góndolas el sachet se encuentra en torno de $1000. El funcionario luego amplió sobre la situación productiva: “Estamos hablando de una caída de producción de las más importantes de la historia por una cuestión climática”. Dijo que “el valor del producto comparado con cualquier otro de la canasta básica no es caro”. Y ejemplificó: “El queso cremoso lo podés conseguir entre $5000 y $6000″.
Lo que sucede hoy con los precios de los lácteos en las góndolas, deslizó, tiene que ver con la pérdida de noción de los precios debido a las distintas intervenciones en la Secretaría de Comercio anterior o las restricciones que hubo a las exportaciones. “Hoy estamos en un equilibrio donde la distribución de la renta a ese producto está siendo más justa. La carga impositiva la estamos trabajando”, afirmó.
Desde la cartera donde está Alconada están trabajando con tres ejes importantes para impulsar el consumo de lácteos: aumentar la producción, el impulso de las exportaciones y consolidar destinos y recuperar mercados que se perdieron y abrir nuevos. “Para eso necesitamos más leyes y financiamiento y en eso trabajamos. Vimos venir esta caída: el cierre de tambos, y por eso buscamos qué herramientas generar, cómo generar instrumentos y mostrar las tecnologías que hoy estamos viendo acá. Cómo buscar un cambio de paradigma en la producción de leche”, dijo.
Sobre las líneas de financiamiento, mencionó que buscan impulsar créditos acorde a las características de la producción láctea, con plazos de tiempo y devolución de los créditos. “Estamos trabajando en una línea de valor producto que se anticipó en la Expoagro y hoy está prácticamente armada: tiene que ver con agilizar un sistema de otorgamiento de crédito. Es una herramienta que va a ser muy importante y queremos que sea copiada por los bancos privados. Es una herramienta que el sector la viene demandando hace 20 años”, afirmó. La línea de crédito es para posibilitar la adquisición e incorporación de tecnología para mejorar la productividad y el bienestar animal.
En la productividad, dijo, también se agrega al operario, al tambero, que pueda trabajar con mejores condiciones habitacionales. “Tenemos que replantearnos como cadena cómo mejorar esas condiciones para conseguir gente que quiera trabajar en el campo y que tenga escuelas cerca de la casa o que haga un trabajo cerca de su casa y pueda volver al pueblo de la misma forma que lo haría en un trabajo comercial”, manifestó. Más allá de los tambos que se cierran, dijo que también son muchos los que se abren con casos exitosos de productores que ya están en la actividad. También hay aperturas de empresarios que no son del sector.
Remarcó que hay pueblos que tienen una economía que gira alrededor de la producción láctea. “Hay tambos a los que efectivamente los números no les dieron y volcaron, pero después hay productores que están saliendo de la actividad por situaciones puntuales, traspaso generacional y son hijos o nietos que escuchan a sus abuelos renegar con los tambos”, contó.
Según explicó, con el cambio generacional no hay gente que quiera continuar, lo que a futuro podría derivar en más concentración de tambos. “Nuestra tasa de cierre de tambos es la más baja del mundo. Cierran tambos como cierran comercios, pizzerías y locales de ropa. La tasa de cierre respecto de otras actividades comerciales seguramente es mucho menor, lo que pasa es que la actividad lechera es una actividad sensible”, comparó.
En países como Nueva Zelanda y Australia en promedio se cierra el 4,5% de los tambos todos los años por una cuestión de productividad. En la Argentina la tasa no supera el 2%, mientras que en los Estados Unidos está por encima del 5%, según datos históricos de la industria.
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