A través de una resolución, el Instituto Nacional de Vitivincultura (INV) habilitó esta alternativa para su venta
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MENDOZA.- En un paso histórico en una industria que busca recuperarse tras un duro 2023, el sector vitivinícola tiene una novedad: la aprobación del vino sin alcohol.
Con una resolución del Instituto Nacional de Vitivincultura (INV) rubricada por el titular del organismo, Carlos Tizio, reconocido ingeniero agrónomo, y publicada hoy en el Boletín Oficial, se busca abrir el juego para empezar a revertir los golpes que viene teniendo el sector tanto en las ventas internas como en los despachos al exterior, con caídas que llegan al 30%. De hecho, es seguir el camino que comenzó a tomar fuerza a nivel mundial, y también en la región, con Chile y Uruguay a la cabeza. El INV es un organismo descentralizado de la Secretaría de Agricultura.
En los fundamentos de la decisión que tomó el organismo nacional, tras evaluar los antecedentes y normativas en todo el planeta, además de haber venido impulsando la medida desde hace varios años, se hace hincapié en habilitar “como práctica enológica lícita la desalcoholización de los vinos”. Esto significa que, de ahora en más, la industria argentina, con la bebida nacional, podrá ofrecerse con baja graduación alcohólica o directamente con “cero alcohol”, similar a lo que ya viene ocurriendo con una de sus competidoras más fuerte: la cerveza.
Así, la resolución 5/2024 incorporó esta metodología de elaboración a la Ley General de Vinos 14.878; es decir los productos “Vino Parcialmente Desalcoholizado y Vino Desalcoholizado o Vino Sin Alcohol”. Esta novedad traerá diferentes opiniones, ya que existen enólogos y empresarios bodegueros que se resistían al cambio. Sin embargo, pasa a ser una alternativa para aquellos que buscan consumir un caldo que al menos contenga baja graduación alcohólica.
“Que las normativas internacionales relativas al tratamiento de desalcoholización de vinos, como así también las referidas a los productos resultantes de este tratamiento fueron modificadas a través del tiempo, resultando necesaria la actualización de la práctica y definiciones inherentes al proceso de desalcoholización de vinos”, indica la resolución en uno de sus considerandos, apuntando a la utilización de diferentes equipos para desalcoholización parcial del vino mediante técnicas separativas de membranas, destilación y evaporación.
La Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) define a la “Bebida obtenida por desalcoholización de vino” a aquella que luego de ser sometida al tratamiento de extracción de alcoho, resulta con un grado alcohólico volumétrico entre 0,0 y 0,5% de volumen. En la resolución se establece que “para realizar la práctica de desalcoholización, sólo se podrán utilizar los equipos que autorice el INV, quien fijará la disminución máxima del grado alcohólico y la merma de cada uno”. Vale mencionar que en el mercado existen vinos con menor contenido de alcohol, pero con valores que rondaban el 10%.
En tanto, la nueva resolución estipula como “Vino Parcialmente Desalcoholizado al producto obtenido por desalcoholización parcial de vino que presenta una disminución del contenido alcohólico del vino por desalcoholización superior al veinte por ciento volumen (20 % vol.), siempre que su contenido alcohólico volumétrico final sea igual o superior a cero coma cinco por ciento volumen (0,5 % vol.).
En otro de sus artículos, la normativa dispone que el Vino con Corrección de Alcohol (Reducción del contenido alcohólico), Vino Parcialmente Desalcoholizado, Vino Desalcoholizado o Vino Sin Alcohol y el volumen de la mezcla hidroalcohólica y su grado alcohólico absoluto, deberán permanecer separados del resto de los productos existentes en el establecimiento vitivinícola y serán considerados como un agrupamiento independiente a los efectos de su fiscalización.
En diálogo con LA NACION, desde la industria dieron su primera impresión de la decisión del organismo nacional. “Es una actualización a la realidad que el mercado viene planteado desde hace un tiempo, que se trasluce en que hay un cambio generacional, con menor consumo de alcohol. De hecho, se observa con los tragos, donde se incentiva la mezcla, como el gin tonic o el fernet con coca. En el vino hay incluso algunos cambios a nivel mundial de tintos hacia blancos. La resolución habilita a que esos productos puedan desarrollarse y adaptarse a los nuevos mercados y consumidores. Esto no implica que la gente va a dejar de consumir el vino habitual; es una opción más y no es obligatoria. Es como volver a la práctica del vino con soda, hielo o gaseosa, cuando se consumía menos alcohol. Eso sí, vale decir que el vino no busca el alcohol, es parte de la fermentación de la uva, a diferencia de otras bebidas”, comentó Sergio Villanueva, presidente de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA).
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