Horacio Maier, veterinario, un día incursionó en el rubro cervecero y nunca más se detuvo; vive en Caa Catí, Corrientes, pero trabaja con proyectos en distintos países
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Horacio Maier es veterinario y vive con su esposa en el campo, rodeado de mucho verde y animales -en especial búfalos- y muy lejos de los ruidos de las grandes ciudades. Sin embargo, un buen día, hace ya más de tres décadas, se cansó “de ser pobre” y se metió en el mundo cervecero con la misma pasión y dedicación, hasta convertirse en una autoridad en materia de instalación de fábricas de cerveza.
Y lo más notable es que todo eso lo hizo sin dejar de vivir en el campo, en una pequeña localidad correntina casi pegada a los Esteros del Iberá. Su campo en Caá Catí, a 130 kilómetros de Corrientes Capital, es su hogar. Maier es fanático de la vida rural, e incluso participa activamente en grupos de debate, discusión y cooperación con otros productores de la región.
Su esposa Nilda Silva es una reconocida productora de búfalos y maneja un centro de reproducción (Centro Integral de Inseminación Artificial Bubalino) que vende pajuelas (semen) a otros productores para mejorar la genética, e incluso exporta a otros mercados. “Queremos que Caá Catí tenga algún día la Fiesta Nacional del búfalo, cada 11 de noviembre”, señala Maier, que a veces le gusta echarse una siesta rodeado de estos animales que infunden respeto y hasta gran temor para cualquiera que no los conoce como esta singular pareja. Su esposa incluso monta en el lomo del búfalo y hasta se saca fotos abajo de esos enormes animales.
Pero lo que pocos saben es que Maier, desde el campo en Corrientes es también uno de los mayores expertos mundiales en instalar fábricas de cerveza en actividad. Su equipo de trabajo en los últimos meses ha estado en proyectos en puntos del globo tan diversos como Guadalajara (México), Kenia, Guatemala, La Coruña (España), Sri Lanka, Cabo Verde y Vietnam.
“Ha sido un muy buen año, estamos convencidos de que 2025 va a ser mejor todavía, están dadas las condiciones, tenemos muchísimo trabajo, salud y ganas”, dice Maier, en diálogo con LA NACION. Maier tiene 65 años y una energía envidiable, pero también trabaja codo a codo con su hijo Mijail, ingeniero en electrónica y comunicaciones de la UCA.
“La semana pasada cerramos un acuerdo para instalar una sala de cocimientos para una cervecería nueva en San Rafael, Mendoza, así que lamentablemente el año que viene voy a estar poco tiempo en el campo, pero con muchísimo trabajo por suerte”, cuenta Maier. “A veces compramos contenedores que usamos como depósitos y almacén de montaje, luego van a la ciudad de Freising en Baviera, cerca de Munich y luego parten cargados de equipos. Hace un par de meses mandamos 70 contenedores a Asunción”, explica Maier.
Lo que viene
“El año próximo viene movidito, arrancamos una línea de filtración en Managua, un trabajo de 3 meses y medio; el 2 de mayo tenemos la ampliación de la cervecería Munich en Paraguay y por el mes de junio empezamos a hacer el montaje de una planta, un greenfeld, en Punta Arenas (Chile), para el grupo Heineken y CCU de la familia Luksic”, detalla.
Maier es una autoridad en la instalación de cervecerías y fábricas de refrescos, y su empresa trabaja en forma exclusiva para Steinecker, la líder mundial en provisión de equipamiento para cervecerías. “Generalmente damos la supervisión, o vendemos la instalación llave en mano o contratamos la mano de obra y lo hacemos. Nos dedicamos a la instalación mecánica, aislaciones, instalación eléctrica y software. Nos mandan los instrumentos, válvulas, fierros, cables desde Alemania y nosotros lo armamos”, explica.
Maier llegó a esta profesión casi por una serie de casualidades, donde también talló su origen alemán y sus conocimientos del idioma. “Yo arranqué estudiando veterinaria y trabajé unos años hasta que me cansé de ser pobre y empecé a trabajar en otros rubros”, relata.
Tras probar suerte en trabajos diversos, recaló en la Cervecería Quilmes, cuando todavía estaba controlada por el Grupo Bemberg. Hizo un curso de maestro cervecero y a partir de ahí arrancó una carrera vinculada a la cerveza que lo llevó por varios lugares. Trabajó en la puesta en marcha de la Cervecería Río Paraná, en Corrientes, donde puso en práctica sus conocimientos de alemán, biología, química, dentro del Grupo Bemberg. Hasta que un ejecutivo alemán de ese grupo le vio “pasta” y lo mandó a armar un equipo para trabajar exclusivamente en la parte técnica de las fábricas de cerveza.
Ayudó a instalar fábricas de Cerveza en Chile, Paraguay, Zárate (provincia de Buenos Aires), hasta que cumplió su ciclo y se fue a trabajar a la competencia, en Warsteiner. Todo eso fue durante los años 70 y 80. Hace 27 años empezó a trabajar para el Steinecker y ya desde 2008 armó su propia empresa que se llama RATEyS Latinoamericana SA, con el que provee soluciones exclusivamente para la firma alemana.
“Este año uno de los proyectos que tenemos es la instalación de una cervecería de Mendoza emergente que está pintando muy bien”, relata Maier. “Con estas cosas pasamos el tiempo y nos divertimos”, explica, sonriendo. Mientras se va a dar una vuelta por el campo, ese que tanto ama.
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