Aunque en cuentagotas, desde el Gobierno van dando señales positivas para el agro. Esta semana fue la decisión del Banco Central (BCRA) de no renovar la disposición que incrementaba las tasas de interés para productores que tuvieran más del 5% de su soja en stock.
La medida discriminatoria hacia el campo había nacido en la gestión de Miguel Pesce al frente del BCRA y pese a que el entonces ministro de Economía, Sergio Massa, le había dicho a la Mesa de Enlace que iba a pedir su derogación, nunca lo consiguió. Difícil de creer en alguien que concentraba todo el poder de las decisiones económicas de cara a la campaña presidencial de 2023.
El Gobierno también avanzó con la rápida distribución de la cuota Hilton (cortes de carne de calidad a la Unión Europea) antes del comienzo del ciclo exportador 2024/25. Aunque el peso del mercado europeo en el volumen total de las exportaciones perdió importancia relativa en los últimos años por el crecimiento de la demanda China, la UE sigue siendo el destino de los productos premium de la industria frigorífica.
En la actividad esperan que el Gobierno logre aumentar la cuota de exportación al mercado norteamericano mediante negociaciones comerciales. El clima electoral que están viviendo en los EE.UU. no contribuye a obtener mejoras para el comercio, pero para el negocio de las carnes y la ganadería es un destino apetecible. De igual forma, lo son los mercados de Japón, Corea del Sur y China, destinos que visitará esta semana el secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella. Las citas en Tokio y Seúl interesan porque se trata de dos destinos que, tradicionalmente, dejaban afuera a la Argentina por su estatus sanitario con la fiebre aftosa. Ambas naciones asiáticas aceptan ahora el reconocimiento de libre de la enfermedad con vacunación. En tanto, las reuniones que mantenga Vilella en la capital china están destinadas a conseguir la apertura para la venta de menudencias, además de la reanudación de las exportaciones avícolas, tras la suspensión por los casos de gripe aviar, entre otros productos.
La apertura de mercados internacionales puede contribuir a ordenar a los actores de la cadena. Está en debate la necesidad de unificar el estatus sanitario en todo el país, impulso que quiere llevar adelante el secretario de Planeamiento y Gestión para el Desarrollo Productivo y de la Bioeconomía, Juan Pazo. Ese debate incluye la decisión de apuntar a la trazabilidad individual del ganado mediante elementos electrónicos.
Más allá de las críticas a la trazabilidad, el sistema actual que tiene la Argentina despierta elogios en el exterior. Uno de ellos lo expuso hace unos días en San Pablo, durante el World Agri-Tech South America Summit, Edison Ticle, el CFO de Minerva Foods, uno de los grupos agroindustriales más importantes de Brasil. “Tenemos dificultad para garantizar el origen del ganado que compramos vía terceros, en cambio, la Argentina y Uruguay tienen buenos sistemas de identificación”, dijo el ejecutivo brasileño. Un elogio impensado.
En la agricultura, en tanto, hay expectativas por la promesa del ministro de Economía, Luis Caputo, por la baja del impuesto PAIS del 17,5% al 7,5% una vez que se apruebe la Ley Bases. Esto podría mejorar el poder de compra de insumos de cara a la campaña de granos gruesos 2024/25. Según un informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, herbicidas como el glifosato y la atrazina muestran una caída en los valores de 18% y 10%, respectivamente, en comparación con 2023. A su vez, en fertilizantes, la baja va del 8 al 4 por ciento. Claro que los precios de los granos también exhiben un escenario bajista. En el último mes, los precios internacionales del trigo bajaron un 20% respecto del mes pasado; los del poroto de soja, 6%; harina de soja, 4% y aceite de soja, 3%, y el maíz, 7 por ciento, según el informe de la entidad porteña.
Si el Gobierno pretende que el campo sea uno de los protagonistas de la recuperación de la economía en 2025, el trabajo de sintonía fina para recuperar competitividad será más necesario que nunca.
Más allá de las especulaciones sobre la macroeconomía (fin del cepo y tipo de cambio), las oportunidades que tiene el país por capturar una mayor porción en los mercados internacionales se mantienen intactas. Todas las cadenas productivas están a la expectativa de que el tiempo de las especulaciones llegue a su fin y comience el momento de aprovechar todo el potencial que tiene la agroindustria para contribuir al desarrollo del país.