En el sudeste bonaerense ambas especies se expandieron en los últimos años; las prácticas para frenar el avance
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En el sudeste de Buenos Aires históricamente hemos tenido un 30 a 50% de la superficie con cultivos de fina (hasta hace 13 años era todo trigo, luego se sumó la cebada) y después, según el ambiente sea somero o profundo, entre un 30 y 50% restante con soja y en menor medida maíz y girasol.
Hoy en día estamos en rotaciones del 42% de fina (principalmente cebada), 20% de maíz, 30% de girasol y 8% de soja, con mayor presencia de maíz en suelos someros y de girasol en profundos. Y un 2% de cultivos de servicio, principalmente avena para pastoreo y algo de vicia + avena como cobertura.
Dentro de estos sistemas, con base en siembra directa y gran parte del manejo de malezas basado en el control químico, la primera maleza que presentó resistencia en la zona fue el raigrás (Lolium multiflorum), de la cual hace cinco años teníamos el 9% de los lotes con raigrás resistente a glifosato, y hoy ya está presente en el 99% de los lotes, con un 32% de los lotes con alta presencia, 58% de los lotes con baja presencia pero por todo el lote y el 9% en cabeceras.
Realizando un buen manejo (monitoreo, rotación de cultivos, de modos de acción de herbicidas, ajustes culturales, etc.) se viene conteniendo o mejorando esta situación y en lotes mal manejados sigue creciendo esta problemática dentro de cada lote.
La segunda maleza que ha presentado resistencia son las “nabolzas” (nabo resistente a glifosato y ALS, Brassica rapa). Estas vienen aumentando su presencia en la zona, del 8% de los lotes hace cinco años a hoy el 81%.
Esta maleza viene creciendo mucho los últimos tres años, y una de las dificultades que presenta es un pico de nacimiento en otoño, pero nace durante todo el año. Viene más retrasada su dispersión dentro de los lotes en relación al raigrás. En los lotes con nabolza observamos el 10% de los lotes con alta presencia, el 63% con presencia baja pero por todo el lote y el 8% con presencia en cabeceras.
Estas malezas vienen provocando una complejización del manejo y un aumento del costo de manejo químico en cultivos de invierno por el aumento de uso de herbicidas residuales tanto para raigrás (principalmente pyroxasulfone, también flumioxazin) como para nabolza (principalmente flurocloridona, metribuzín, diflufenican), como así también el uso de otros herbicidas posemergentes en barbecho (ppo, doble golpe con quemantes) y en el cultivo (2,4d, flurocloridona, MCPA, bromoxinil, ppo) para nabolzas y para raigrás un aumento del uso de graminicidas postemergentes y dobles golpes con quemantes. Generalizando, vemos un aumento del costo de control químico en los cultivos de invierno de 25 US$/ha para controlar nabolza y de 35 US$/ha para controlar raigrás.
Pensando en cómo mejorar esta situación y realizar manejos más integrales e inteligentes debemos tener en cuenta que hemos detectado 14 modos de acción (MOA) de herbicidas para el control de raigrás y 10 para crucíferas, con lo cual es posible realizar una importante rotación de MOA en lo que respecta al control químico.
Lo que viene
Relacionado a esto, las acciones principales que venimos implementando han sido utilizar al menos dos modos de acción efectivos para el control de cada maleza, rotación de MOA, en las situaciones con más problemas el uso de residuales, manchoneo de herbicidas y la calidad de aplicación.
Además, desde lo cultural elegir cultivos que nos permitan un mejor control de la maleza principal, acercar hileras en cultivos (sobre todo en soja) y atrasar o adelantar fechas de siembra para poder ajustar el manejo. Las últimas herramientas adoptadas y en crecimiento son los cultivos de servicio (principalmente vicia y avena), el control manual de malezas y las aplicaciones dirigidas con el objetivo de bajar el impacto ambiental del control químico y mejorar el control por actuar cuando las malezas tienen un tamaño adecuado.
Seguir ajustando el monitoreo y la realización de mapas de malezas para poder tener las zonas problemas ubicada e ir viendo cómo evoluciona en el tiempo dentro de cada lote. Una herramienta muy importante y que se aprovecha muy poco es la limpieza de maquinarias, de la cosechadora en particular.
Pensando en la campaña de cultivos de fina que se aproxima, es bueno pensar en sembrar los cultivos en lotes limpios, usar residuales de forma inteligente (sobre todo en lotes con alta densidad de maleza), manchonear herbicidas, utilizar al menos dos modos de acción en cada aplicación para el control de malezas difíciles, utilizar aplicaciones dirigidas, seguir ajustando la calidad de aplicación, elegir bien fechas de siembra (en lotes con mucho raigrás puede servir atrasar la siembra), si cabe realizar ajustes de densidad de siembra, sacar las nabolzas a mano y el raigrás a pala en las situaciones que es posible en base a la densidad.
Para adelante es importante seguir impulsando la adopción de aplicaciones dirigidas y estudiando y tratar de impulsar que se empiecen a probar y usar las herramientas de control de semillas de malezas a cosecha (destructor de semillas, chaff lining, etc.)
Tenemos que pensar en reducir el zoom con que vemos nuestros lotes y sistemas. Es muy importante seguir reforzando la extensión de conocimiento sobre estos temas en el medio, ya que son problemáticas que, además de manejarlas bien dentro de cada lote y año, debemos manejarlas bien a nivel zonal y en el mediano y largo plazo, por lo que tenemos que hacer las cosas bien en nuestros lotes. Pero no alcanza, es crucial que mis vecinos también hagan las cosas bien.
Toda esta información se presentó en la Jornada Técnica de Aapresid de Manejo de Malezas del 22 de marzo del actual.
El autor es asesor en Agroestudio Viento Sur SRL
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