Aunque se prevé un menor impacto de la chicharrita, los cuidados para controlar los maíces guachos deben continuar
- 4 minutos de lectura'
Hace apenas medio año, la chicharrita embestía contra los maíces tardíos de la campaña 2023/24. Esta plaga -cuyo nombre científico es Dalbulus maidis-, típica de zonas tropicales y subtropicales, era prácticamente desconocida en la mayor parte del área agrícola argentina, e infectó una gran cantidad de cultivos con Spiroplasma, el demoledor complejo que produce achaparramiento del maíz. En algunos lugares, el poder devastador que alcanzó no se había visto ni en Brasil, donde padecen este problema desde hace décadas.
A la cadena maicera argentina esta plaga la agarró con la guardia baja, recién recuperándose de los estragos de la sequía del año anterior, sin conocimiento, sin protocolos y sin productos específicos. En Maizar estábamos preparando nuestro Congreso 2024 bajo el lema “Liberemos nuestro talento colectivo”, para enfocarnos en el potencial de agregado de valor del maíz y su capacidad de generar desarrollo con arraigo en todo el territorio. La chicharrita nos obligó a cambiar el foco, y nos pusimos a trabajar contrarreloj con otras instituciones privadas y públicas, incluso del exterior, para obtener, generar y compartir información y acciones que nos permitieran, si no revertir los daños, prevenirlos de cara a la campaña 2024/25. Nuestro talento colectivo se liberó finalmente en un sentido impensado, para enfrentar esta problemática.
La experiencia de Brasil, que, pese a los sucesivos ataques de chicharrita que sufrió, siguió incrementando su producción maicera, dejó en claro que este insecto siempre produce daños importantes la primera vez que aparece en una zona. Y ayudó a nuestros entomólogos, agrónomos, fitopatólogos y otros especialistas a consensuar cuáles eran las medidas claves para tomar.
Las empresas proveedoras de insumos para la producción decidieron apoyar la Red Nacional de Monitoreo Dalbulus maidis, una experiencia inédita en el país, en la que expertos de casi una decena de instituciones públicas y privadas, con la coordinación de Maizar, organizaron y capacitaron en tiempo récord a 450 personas para que se encarguen del manejo de las trampas cromáticas pegajosas en localidades rurales estratégicamente ubicadas, construyendo una información capital para comprender la dinámica de las poblaciones de este insecto y su daño potencial en las cinco regiones agrícolas del país y en Uruguay. En este sentido, quiero agradecer especialmente el trabajo de “Los Pegajosos”, como se autodenominó el grupo de técnicos especialistas a cargo de hacer que todo suceda y de consolidar la información de la Red, que aunque pertenecen a instituciones diferentes y empresas competidoras trabajan colaborativamente desde hace meses para ayudar a combatir este mal.
Escenario posible
En el otoño pasado, ninguno de nosotros esperaba tener hoy una situación tan buena como la actual. Así como el invierno cálido de 2023 le permitió a la chicharrita sobrevivir mucho más, y la sequía provocó siembras de maíz escalonadas que le ofrecieron alimento y lugar de reproducción, el clima de 2024 estuvo en las antípodas de ese combo letal: esta vez, el frío extremo y las heladas muy pronunciadas y duraderas minaron las poblaciones de chicharritas, e incluso quemaron los maíces espontáneos (“guachos”) que podían permitirles sobrevivir y reproducirse. Los informes de la Red de Monitoreo muestran el constante descenso de la plaga desde julio.
Es tan baja la población actual de Dalbulus que los maíces que acaban de sembrarse no corren riesgos, ya que su poder de infectar con Spiroplasma se limita a los primeros 45 días del cultivo. Al no haber insectos, no hay infectividad.
La perspectiva para el maíz tardío también es muy buena, pero no podemos descansar en lo que logró el invierno. Es imprescindible eliminar los maíces guachos y monitorear, no solo las trampas sino también los cultivos. En caso de encontrar chicharritas, comunicarse con las instituciones de referencia para, primero, asegurarse que sean Dalbulus maidis y no otra especie sin ese poder de daño, y si es así, cuantificarlos y analizar si están infectados con Spiroplasma, en cuyo caso hoy hay productos para aplicar.
El mejor panorama respecto de la plaga nos permitió en Maizar volver a enfocarnos en los temas que habíamos tenido que soslayar, y que tienen que ver con el crecimiento y el desarrollo de la cadena, como quedó claro en nuestra reciente asamblea anual. En esta línea está el trabajo que estamos encarando con el ITBA, que permitirá modelizar en detalle negocios que agregarán valor al maíz y al sorgo en el interior del país, así como mostrar su potencial, por ejemplo, en biocombustibles. Y también, las iniciativas que estamos llevando a cabo con la Fundación Barbechando para lograr más contacto y sintonía con el Poder Legislativo, a semejanza del exitoso caso de Brasil.
El autor es presidente de la Asociación Maíz y Sorgo Argentino (Maizar)