A diferencia de los ciclos anteriores donde predominó lo financiero, el escenario del cereal invita a tomar más en cuenta el uso de la tecnología
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La campaña de maíz 2024/2025 ha comenzado en un contexto de incertidumbre climática y el temor a una nueva presión de la chicharrita (Dalbulus maidis). Las estimaciones actuales de fuentes privadas y públicas indican que se sembrarán entre 6,3 y 9,5 millones de hectáreas en todo el país, lo que representa una reducción del 14 al 25% del área en comparación con la campaña anterior. Hasta la fecha, el avance de la siembra es del 34,5% a nivel nacional, y se concentra principalmente en la zona núcleo (con más del 70%) y el centro-este de Entre Ríos (90%), regiones donde la condiciones hídricas fueron relativamente más favorables al comienzo de la campaña.
En otras regiones, la demora en las precipitaciones ha sido más pronunciada, lo que ha retrasado la siembra, pese a que la intención inicial esta campaña era aumentar la proporción de maíz temprano para evitar los problemas causados por la chicharrita. En Córdoba, por ejemplo, se sembró solo el 10% de un área estimada de 1,6 millones de hectáreas, que representa el 26% de la superficie total nacional. Esto está impulsando una mayor proporción de siembra de maíz tardío en esta y otras regiones, aunque también podría resultar en una reducción del área total. Si bien las estimaciones de producción aún son preliminares, sugieren que la cosecha podría caer un 5% frente al volumen del ciclo anterior.
Las precipitaciones ocurridas durante las últimas semanas han favorecido la condición del maíz implantado, del que un 86% se encuentra en condición entre normal y excelente, según datos de la Bolsa de Cereales. Los modelos climáticos indican que durante la primavera persistirá una leve condición de La Niña, lo que podría resultar en lluvias escasas para gran parte de Argentina. Durante el verano, se espera una tendencia hacia condiciones más neutrales, con precipitaciones más acordes a los promedios.
Por otra parte, de acuerdo con el sexto informe de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis, último publicado al cierre de esta edición, se ha registrado nuevamente una disminución en los valores de captura de adultos de esta plaga en la mayoría de las localidades, así como un incremento de aquellas en las que no se ha detectado la presencia de estos insectos. Sin embargo, en algunas regiones del norte del país, hay localidades que muestran cierta presencia de insectos.
Así, un desafío clave para esta campaña será manejar tanto la chicharrita como los riesgos climáticos. Además, en este contexto económico, los productores deben adoptar una estrategia más enfocada en la productividad, dejando atrás el enfoque financiero que predominó en campañas anteriores. En este sentido, la tecnología y el manejo técnico serán fundamentales para maximizar el rendimiento del maíz tardío.
En cuanto a los costos, actualmente hay buenas relaciones insumo/producto para fertilizantes como fosfato monoamónico y urea, y también para glifosato. Es fundamental planificar los costos de producción para aprovechar oportunidades en los precios del maíz cuando surjan. Actualmente, los precios futuros del maíz temprano están en 183 US$/tonelada, frente a los 175 US$/tonelada del maíz tardío. Estos valores podrían reacomodarse conforme se desarrolle la siembra de maíz y cómo quede finalmente la proporción de temprano y tardío.
Finalmente, aunque el maíz tardío argentino compite con el brasileño, el retraso en la siembra de soja en Brasil podría afectar su producción de maíz safrinha, lo que, a su vez, podría impulsar los precios del maíz tardío argentino. Dada esta situación volátil y las expectativas climáticas inciertas, es esencial tener estrategias comerciales bien definidas y prepararse para ajustar las decisiones según evolucione el mercado.
La autora es responsable de operaciones en AZ-Group
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