Esta herramienta maximiza la rentabilidad, reduce los costos y disminuye el impacto ambiental
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Si bien el productor adopta muchas tecnologías, no puede usar la totalidad de la extensa oferta a su alcance. Tienen prioridad las que generan un impacto positivo “medible”, las que muestran resultados en el corto plazo, las que no cambian demasiado sus hábitos y los de su equipo, y las que, al final del día, ayudan a mejorar su negocio y su vida.
En ese contexto, una de las tecnologías que viene siendo más relegada que lo previsto es la agricultura de precisión, que podríamos definir de manera simple como la búsqueda de producir más con menos, y cuyos objetivos principales son maximizar la rentabilidad, reducir los costos y disminuir el impacto ambiental.
Para transitar el camino de la mejora continua, coincido con la mayoría de los productores y asesores en que hay que ir de lo más básico a lo más específico. Lo cual aplica a casi todo y más aún en el agro, donde las decisiones más generales y las primeras que vamos tomando mientras transcurre la campaña, o incluso antes, son las más importantes y las que provocan mayor impacto.
En esa línea, podríamos decir que manejar bien el “ABC del negocio”, que fundamentalmente está signado por procesos simples, hábitos y disciplina, impactará en el 80% del resultado, y cuestiones más específicas aportarán el 20% restante.
Para ayudar a productores y asesores a ejecutar de manera exitosa ese ABC, comenzamos en 2019 digitalizando y compartiendo los procesos que habíamos validado a campo durante tantos años de gerenciamiento agrícola. En el camino, como siempre pasa, los que “enseñan” son los que más aprenden, y ese aprendizaje continuo nos va retroalimentando.
En 2023, con los procesos cada vez más ordenados, y a partir de ello teniendo mayor eficiencia, visibilidad y control del negocio, considero que para la mayoría de las empresas agropecuarias ha llegado el momento de dar el siguiente paso: comenzar a hacer agricultura de precisión.
En un negocio cada vez “más fino”, se está tornando necesario ir en búsqueda de ese “plus” para resultar airoso. Un plus que puede estar dado por mayores rindes y/o menores costos de producción. Y que podríamos estimar en un ingreso neto adicional de US$ 50-100 por hectárea (siendo muy generalistas).
En esta época en que las inversiones son cada vez mayores, los márgenes se ajustan y las exigencias sociales y gubernamentales aumentan cada día, la agricultura de precisión es cada vez más necesaria. Y el mejor cultivo para llevarla adelante, por sus características agronómicas y la inversión que requiere, es sin dudas el maíz. Particularmente, en lo que refiere a siembra y fertilización variable. Más aún este año en que los recursos (hídricos y financieros) son más escasos que lo habitual y los rindes de indiferencia, más elevados.
Beneficios
En el último tiempo, el maíz tardío se ha vuelto el más relevante y comenzó a recibir la misma atención y tecnologías que el maíz temprano. Dentro de ese manejo encaja muy bien la agricultura de precisión, que brinda los siguientes beneficios:
●Conocer el potencial de los lotes (muy útil, sobre todo, para el caso de campos alquilados).
●Monitorear el cultivo de forma remota (¡Además de yendo al campo!).
●Aumentar los rendimientos.
●Reducir los costos de semillas y fertilizantes (y de fitosanitarios).
●Reducir el impacto ambiental.
●Realizar ensayos de manera fácil y precisa para medir los resultados.
Como en la mayoría de los casos, gran parte del éxito estará en la ejecución. Capacitar y ayudar a los operarios, o tener a los contratistas adecuados, y acompañar durante el proceso, será clave.
Una vez ordenados los principales procesos que componen el negocio: análisis, planificación técnica, económica, financiera e impositiva, gestión de insumos y labores, cosecha, comercialización e inversiones, seguramente será beneficioso dar un paso más y comenzar a trabajar de manera más específica en cada uno de los ambientes de los lotes. Y el maíz es el cultivo que mayores resultados positivos mostrará y donde mejor se podrán medir, en esta continua búsqueda de ser cada vez más rentables y sustentables.
El autor es ingeniero agrónomo, CEO y fundador de AgroPro