A la imposición de aranceles sobre las exportaciones de trigo que el gobierno de Rusia ejecutará desde el 15 del mes próximo y que se prolongará hacia la campaña 2021/2022 que comienza el 1º de julio en el primer proveedor mundial del cereal, ahora también surge la posibilidad de que el gobierno de Ucrania imponga restricciones a las ventas externas de maíz, en el país que actualmente es el cuarto abastecedor de la demanda global del grano forrajero. Contener la suba del valor de los alimentos y de la materia prima utilizada por molineros y por productores de ganado fronteras adentro frente a un mercado internacional habido de granos es la carta de presentación de las medidas.
"Sí, actualmente existe tensión entre los exportadores de maíz y los productores de ganado, que le han pedido repetidamente al gobierno que imponga restricciones a la exportación del cereal", dijo a LA NACION desde Kiev, capital de Ucrania, Sergey Feofilov, especialista en el mercado de granos de la zona del Mar Negro y fundador, en 1994, de UkrAgroConsult.
Mañana, el ministro de Desarrollo Económico, Comercio y Agricultura de Ucrania, Ihor Petrashko, mantendrá una reunión con los participantes del mercado para decidir si es necesario limitar las exportaciones de maíz. "Creemos que tal paso no sería necesario. Si bien la cosecha bajó respecto del año pasado, aún está en el promedio de los últimos años. El consumo interno se mantiene dentro del 15-20% de la oferta en los últimos cinco años y el resto se envía al exterior, es decir, el maíz es un cultivo orientado a la exportación en este país", explicó el analista.
Agregó que restricciones a la exportación "conducirán a un déficit en las ganancias de los productores, al mismo tiempo que resultarán desventajosas para el Estado, que perderá entrada de divisas en medio de las condiciones particulares generadas por la pandemia".
Respecto de los números de la última cosecha de maíz, Feofilov se asumió "optimista" al señalar que para UkrAgroConsult la campaña 2020/2021 dejó 31 millones de toneladas, con un saldo exportable de 24 millones de toneladas. "El Ministerio de Economía estima la cosecha entre 29 y 30 millones de toneladas y las exportaciones, en 22 millones, pero los números oficiales finales se publicarán durante el mes próximo", señaló. Hasta el momento las exportaciones ucranianas de maíz suman, según fuentes oficiales, 10,30 millones de toneladas (el ciclo comercial va de octubre a septiembre).
En su último informe mensual de estimaciones agrícolas, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) estimó la cosecha de maíz en Ucrania en 29,50 millones de toneladas y las exportaciones, en 24 millones. Estas cifras son inferiores a las de la campaña 2019/2020, de 35,89 y de 28,93 millones de toneladas, respectivamente.
Con las exportaciones de maíz de los Estados Unidos evolucionando aceleradamente cuando promedia el quinto mes del ciclo comercial –ya tiene comprometido el 72,3% del objetivo de ventas 2020/2021, de 64,77 millones de toneladas– y con las existencias exportables 2019/2020 de Brasil y de la Argentina casi agotadas hasta la entrada de la nueva cosecha, una eventual decisión del gobierno de Ucrania de restringir sus ventas externas podría convertirse en un fundamento alcista para los precios internacionales de cereal.
Consultado sobre las posibilidades de Ucrania de incrementar los niveles de producción de maíz y de acortar la brecha con los saldos exportables de otros proveedores como Brasil y la Argentina, Feofilov destacó que en los últimos años la superficie sembrada y los volúmenes de las cosechas se han incrementado, pese a la competencia por tierras con el girasol.
"Los precios del maíz ahora son altos y deberían llevar a los agricultores a plantar más maíz, pero la situación vivida en 2020, con una caída del rendimiento causada por la sequía, seguida de un rechazo de contratos y de barcos parados en los puertos esperando la entrega de maíz, con un número creciente de incumplimientos de contratos entre productores y exportadores, tendrá un impacto adverso en las intenciones de siembra en la campaña 2021/2022. Esperamos que la superficie plantada oscile, como máximo, entre 5,3 y 5,4 millones de hectáreas", explicó el especialista.
La influencia de Rusia y el trigo
El viernes 15 del actual, el ministro de Economía de Rusia, Maxim Reshetnikov, dejó en claro que los aranceles para las exportaciones de trigo (también se impondrán al maíz y a la cebada, entre otros cultivos) comenzarán a mediados del mes próximo y se extenderán bajo un sistema de aranceles flotantes hacia la campaña 2021/2022. Integrante de la región del Mar Negro que, como bloque proveedor se volvió la zona más influyente para los precios del trigo en los últimos años, lo que pasa en el mercado ruso tiene implicancias directas sobre lo que sucede en Ucrania.
Al respecto, Feofilov explicó que los acontecimientos en Rusia están elevando los precios internos y que eso beneficia a los exportadores ucranianos, que pueden ofrecer trigo por un precio ligeramente inferior al pedido por la mercadería rusa. "Esto hace que los ucranianos sean más competitivos para exportar, cuando ya se lleva comprometido el 73% del saldo exportable. Nuestra estimación sobre las exportación de trigo 2020/2021 coincide con el volumen indicado en el Memorando acordado por los participantes del mercado con el Ministerio de Economía, de 17,50 millones de toneladas. Creemos que esa estimación es adecuada, teniendo en cuenta las necesidades internas. Sí, es menor que el récord del año pasado, pero se aproxima al promedio de los últimos años".
Según cifras del USDA, el volumen de la cosecha 2020/2021 de trigo en Ucrania fue de 25,50 millones de toneladas y su saldo exportable será de 17,50 millones, ambas cifras inferiores a las de la campaña 2019/2020, de 29,17 y de 21 millones de toneladas, respectivamente. Con estas cifras, Ucrania se ubica como el sexto proveedor global del cereal, detrás de Rusia, Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea+Reino Unido y de Australia.
En cuanto a las implicancias de los aranceles rusos sobre el mercado internacional de trigo, el especialista destacó que antes del anuncio sobre la extensión del arancel a la campaña 2021/2022 "se creía que las exportaciones caerían sustancialmente en la segunda mitad de la temporada –entre enero y junio–, dado que los exportadores retendrían el trigo hasta julio para venderlo libremente. Pero ahora, tanto productores como exportadores tendrán que adaptarse a operar bajo una regulación arancelaria, por lo que no se espera una desaceleración significativa en las exportaciones, más allá del lógico agotamiento de la oferta hacia el cierre del ciclo comercial actual. Nuestra estimación sobre las exportaciones de trigo de Rusia es de 38 millones de toneladas".
El analista añadió que las exportaciones rusas se han intensificado ahora, para intentar evitar los aranceles que entran en vigor el 15 del mes próximo. "Los exportadores rusos están tratando de despachar la mayor cantidad posible mientras se mantengan las condiciones favorables. Igualmente, esto no significa que se produzca una escasez considerable en la oferta interna, dado que Rusia tuvo una producción casi récord este año", dijo Feofilov.
Y si bien la medida adoptada por el gobierno de Rusia no tendría un impacto brusco sobre la producción de trigo 2021/2022, dado que la siembra de invierno ya se hizo, el especialista consultado cree que podría haber una repercusión sobre las siembras de primavera. "Teniendo en cuenta los altos precios y el rendimiento del trigo de primavera, así como la resiembra del trigo de invierno perdido, la superficie plantada de cereal de primavera podría aumentar, pero la imposición de aranceles cuestiona esa decisión. Por lo tanto, no esperamos una expansión de la superficie cultivada con trigo de primavera, creemos que se mantendrá en el nivel del año pasado, con 12,5 millones de hectáreas como máximo", estimó.
Peso pesado en girasol
Ucrania es el principal productor mundial de girasol y el proveedor número uno del aceite de la oleaginosa. Sobre la situación del cultivo Feofilov dijo a LA NACION que al contrario de lo que ocurre en la Argentina, el cultivo de girasol en Ucrania se expanden, en detrimento de algunos otros cultivos.
"La cuestión es que Ucrania se centra en la exportación de aceite de girasol, no de semillas. Cuando se impuso un elevado arancel a la exportación de semillas de girasol, en la década del ‘90, la industria de grasas y aceites en el país comenzó a desarrollarse. Ahora, que el arancel es la mitad de alto de lo que fue, exportar aceite de girasol sigue siendo más rentable, por lo que la competencia por la materia prima en el mercado interno es intensa. Los precios que pagan las fábricas suelen ser más altos que los de quienes buscan el grano para su exportación", concluyó.
Según cifras del USDA, la cosecha 2020/2021 de girasol en Ucrania sumó 14 millones de toneladas, por debajo de los 16,50 millones del ciclo anterior –el clima redujo la oferta, tal como ocurrió con el resto de los granos–, en tanto que las exportaciones de aceite fueron estimadas en 5,52 millones de toneladas, frente a los 6,06 millones de la campaña 2019/2020.
El segundo lugar en la lista de referentes de la producción de girasol lo ocupa Rusia, con 13,50 millones de toneladas recolectados en el presente ciclo y con ventas externas de aceite proyectadas en 3,05 millones de toneladas. Para la Argentina, el organismo estadounidense prevé una producción de girasol de 2,90 millones de toneladas –coincide con la proyección actual de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires– y exportaciones de aceite por 600.000 toneladas.
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