El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) publicó su informe mensual de oferta y demanda. Con el gran avance de la cosecha gruesa el cinturón maicero-sojero norteamericano eran esperados los datos de rinde y producción. La expectativa del mercado era un recorte en soja y un incremento en el resultado de la cosecha de maíz.
Mientras que en soja mantuvo las cifras del mes anterior, en maíz superó las expectativas, ya que de los 107,83 quintales por hectárea de octubre último pasó a 110,09 quintales, un récord histórico al superar los 109,59 quintales del ciclo anterior.
Esto genera sorpresa, ya que seguramente todos recordarán que mientras en el ciclo 2016/2017 los farmers gozaron de excelentes condiciones climáticas que daban sustento al rinde récord, este año la situación no fue similar y, de hecho, hubo muchas complicaciones, fundamentalmente con zonas donde el déficit hídrico generó preocupación.
De la comparación interanual de los relevamientos semanales difundidos por el USDA durante la evolución de los cultivos nadie podría haber imaginado, en absoluto, este resultado final.
Con los números puestos, y con la sorpresa a cuestas, no queda otra alternativa que reconocer el error de cálculo y tratar de buscar el por qué de la diferencia para aprender y para conservar la experiencia como sustento para años venideros.
El factor fundamental a destacar es que el clima resultó favorable para la floración de los cultivos. Además, no haber pasado por temperaturas elevadas (niveles extremos) aseguró una polinización excelente. El calor mata los granos de polen y, según los especialistas, aunque el desarrollo del cultivo no sea el ideal, si a partir de esa etapa la condición hídrica se revierte, la planta estará en condiciones de expresar un muy alto porcentaje de su potencial.
Es posible inferir que los casi 92 puntos porcentuales de cultivos que se sembraron y que llegaron a cosecharse fueron maravillosamente seleccionados en base al potencial de rinde. No hubo un aumento considerable de abandono de área respecto de campañas anteriores.
Hay que tener en cuenta también que los avances tecnológicos en los híbridos utilizados, un parque de maquinaria sobredimensionado, pero en excelentes condiciones, y la predisposición de los productores estadounidenses a aplicar todo el paquete necesario en pos de lograr los mejores rindes fueron los factores clave que colaboraron para que esta situación de rindes elevados se plasmara en realidad.
A pesar de la sorpresa, es bueno destacar que la producción global de maíz, 2017/2018 versus 2016/2017, se proyecta con una reducción de casi 31 millones de toneladas. El consumo crece en cuatro millones de toneladas y las existencias finales 2017/2018 se esperan 22,7 millones de toneladas por debajo del año comercial previo. Todo esto cuando aún estamos lejos de la cosecha del Hemisferio Sur, donde se producen más de 150 millones de toneladas y frente a proyecciones chinas de crecer fuerte en la demanda para la producción de etanol en los próximos años.
El autor es analista de mercados
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