Erigida en una loma, esta localidad del más puro perfil agrícolo-ganadero celebra el centenario de su nacimiento
MAISONNAVE.- En tierras de Eugenio Mattaldi, vendidas luego a Mauricia Iraola, en 1899 tuvo lugar la mensura de los cuatros lotes de la fracción A de la Sección Primera de La Pampa territorial.
Un puñado de casas y una fonda precedieron el poblamiento definitivo de aquel paraje denominado El Tordillo, cuando a partir de 1904 el comprador de las tierras decidió lotear los solares en torno de la estación Simson, justo en la tranquera de entrada en la estancia La Pitanguá, pálpito cerealero en la llanura.
Unas 30 manzanas de ocho lotes cada una, 59 chacras con una superficie determinada, otras 71 de mayor superficie y 10 quintas conformaron el pueblo Damián Maisonnave, quien previamente había donado los terrenos para instalar policía, juzgado, escuela, plaza (una manzana que fue arada con bueyes), iglesia, correo y municipalidad.
En aquel 9 de julio de 1906, otro hombre joven, Noel Prospero Fourquet, acompañó con su actitud fundadora a Maisonnave, presidió luego el Consejo Municipal y recibió el respeto de la población.
En la pampa todavía del indio, a la que comenzaban a llegar los hombres que abrirían los surcos, cada uno de esos conglomerados tenía en sus apellidos fundacionales las características de la corriente inmigratoria que definió su destino.
Sin proponerlo, casi como un designio, a Maisonnave y Fourquet se sumó otro francés a la historia lugareña de la población del norte de La Pampa: la Escuela N° 28, la única, fundada en 1907, la que educó e imparte conocimientos a todos los habitantes del lugar y lleva el nombre del paleontólogo Augusto Bravard.
El pueblo queda en una loma, y su ritmo transcurre según el calendario con fechas precisas de siembra, de labranzas, de la tierra vuelta páramo o vergel.
Sin pausa. Casi sin tiempo. Porque un remoto ritual convoca al insomnio, a tragar las lágrimas, a sostener la mirada en el horizonte para escudriñar la simetría de los lotes y para abonar la esperanza. La estricta condición agrícola- ganadera del pueblo no le permite todavía vislumbrar otras expectativas para crear nuevas fuentes de trabajo para sus 300 habitantes.
Signos
Trigo, maíz, girasol, soja y muy buen engorde para el ganado por los pastizales que nutren refuerzan a una comunidad que tiene en sus calles anchas, en los caldenes y chañares anteriores a sus habitantes y en los retazos de paredes y portones de otros tiempos los signos de las diez décadas que comprenden tantos "porqués".
Allí, el museo privado de Juan Cantarella atesora mucho más que elementos que definen la geografía humana, y el museo también privado de Horacio Poggio resume en su malacate, en los arados mancera, en la fragua y en la olla que daba alimento a los peones, la impronta rural del trabajo.
En marzo de 1961- el sábado 18-, Pedro Secco, nativo del lugar, decidió formalizar con su novia de siempre. Previos trámites, justo decidió casarse cuando la titular del Registro Civil estaba de vacaciones y su hermano mayor, Fidel, era juez de Paz suplente.
La confianza les hizo celebrar el feliz acontecimiento que tendría su corolario con la luna de miel en Buenos Aires.
Sin embargo, el viaje se truncó por un par de días porque les llegó una citación a General Pico -ciudad cabecera del norte provincial- para invalidarle el matrimonio porque un hermano no puede casar a otro. Pasó el viaje, nació la hija y nunca más recibieron mención alguna sobre el tema.
Risueño, el hombre se pregunta si todavía sigue casado con su esposa, con la que se encontraba en los memorables festejos de Santa Ana, donde cada 26 de julio -con el mismo espíritu de hoy, entre lo profano y lo sagrado- después de la misa y la procesión se organizaba un baile.
Historias simples, emotivas; palabras que memoran; toda la nostalgia se cuela para desgranarse en lágrimas y risas. Versos desprolijos y poesías sentidas. La infancia.
Casi medio centenar de descendientes del tronco familiar de Maisonnave -muchos se conocieron el 8 de julio- presentaron su árbol genealógico en la localidad que perpetúa la prosapia francesa.
Compartieron los festejos con la alegría de conectar en una teleconferencia al presidente de la Comisión de Fomento de Maisonnave, doctor Luis Angel Bertero, con el alcalde de Dogne, solar natal del fundador de la localidad. Y propiciaron hermanar los pueblos.
Dentro de la gran carpa que congregó el Almuerzo del Reencuentro, realizado durante el Día de la Patria, un antiguo caldén -el árbol símbolo de la provincia de La Pampa- que la gente del pueblo decidió respetar compartió cual testigo de linaje secular los vaivenes de la celebración.
Ficha técnica
- Nombre: Maisonnave
- Ubicación: en el depto. de Realicó, a 186 km de Santa Rosa
- Población: 300 habitantes
- Fundador: Damián Maisonnave
- Fundación: 9 de julio de 1906
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