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Haciendo un balance de 2012 en temas de alimentos y agroindustria, surgen puntos que han quedado irresueltos o pendientes. Empezaremos por los temas de la coyuntura para luego avanzar en el largo plazo:
- Ley de tierras: se cumplió un año de la sanción de esta ley que limita la propiedad de tierras rurales para extranjeros. Uno de los debates en su momento fue que no se sabía exactamente cuál era el porcentaje de tierras en manos externas. Un año después, si bien se creó formalmente un Registro, no existe información suficiente sobre proporción de tierras en manos de extranjeros ni sabemos si los efectos buscados se están consiguiendo.
- Reforma del Estatuto del Peón Rural: tenemos otro aniversario estos días, un año de la reforma del Régimen Nacional de Trabajo Agrario y de la disolución del Renatre. Esta ley se ha aplicado parcialmente: básicamente para cerrar Renatre manejado por Uatre- y absorberlo en Renatea manejado por el Gobierno. Pero quedan muchas dudas jurídicas. Trabajadores que antes eran legalmente calificados como no permanentes (por tareas de ciclos o por cosecha) ahora pueden ser calificados como permanentes de prestación discontinua si son contratados más de una vez por el mismo empleador, o como temporarios en caso de que sea una sola vez. En el primer caso adquieren estabilidad y en el segundo, no. Esto implica a su vez que sus beneficios de jubilación e indemnización, entre otros, se asimilan a la ley general de contrato de trabajo. Por otro lado, en un sector de tanta informalidad, donde venía habiendo avances desde que surgió Renatre, no es claro si estos cambios legales son de hecho mejoras o incentivos a seguir en la informalidad. Además, el Renatea, no reglamentó aún la ley, lo que suma confusión.
- Retenciones al biodiésel: el Poder Ejecutivo dejó de contar el 24 de agosto de 2010 con facultades delegadas para modificar los derechos de exportación: éstas cayeron al vencerse sin prorrogarse la delegación legislativa contenida en el Código Aduanero. Actualmente se requiere una ley del Congreso para modificar los derechos de exportación e importación, por lo que las sucesivas medidas modificando las retenciones al biodiésel en 2012 son abiertamente inconstitucionales.
Sumemos ahora a estos temas pendientes coyunturales otros más relacionados con el largo plazo.
- Crisis de las economías regionales: casi todas las economías regionales están en una severa crisis con elementos comunes. Los problemas del tipo de cambio real, la suba de costos (ambos fogoneados por la inflación) y la falta de obras de infraestructura vuelven a poner a las economías regionales en una situación de pérdida de rentabilidad, caída de producción y menores inversiones. En ese marco los pequeños productores y la economía familiar son los más afectados. Este problema se repite cíclicamente: nuestras economías regionales tienen potencial para liderar mercados mundiales, pero su competitividad depende fuertemente del tipo de cambio y los vaivenes económicos e institucionales del país, lo que impide mantener un proyecto productivo.
- Sequía e inundación: empezamos el año con sequía, en invierno tuvimos inundaciones y ahora tenemos de nuevo agua de sobra en varias regiones. El clima es algo propio del corto plazo e inmanejable, aunque sí podemos manejar nuestras previsiones y respuestas ante él. Pero nada hicimos en 2012: no hay reformas a la ley de emergencia agropecuaria, ni fondo anticíclico, ni avances en seguros agrícolas, mucho menos un Plan Nacional de Riego y Manejo de Recursos Hídricos, obras de infraestructura o acciones de adaptación al cambio climático.
- El gran desafío de alimentar el mundo: a mitad de siglo seremos cerca de 9000 millones de seres humanos en el planeta. ¿Cómo vamos a alimentarnos y proveernos de energía? ¿Con qué recursos lo haremos (naturales, financieros, tecnológicos, etcétera)? ¿Quién va a producir esos bienes y cómo se van a distribuir? Y lo más importante: ¿cómo vamos a resolver los conflictos que surjan? En este marco, están surgiendo en el mundo debates profundos respecto de la bioenergía, y alternativas de utilización de los residuos agroindustriales empiezan a ser analizadas como posibles soluciones integradoras. Para ser parte de esta discusión y actores de las respuestas, debemos tener una visión compartida del futuro y de nuestra estrategia como país. Es un tema pendiente que no es propio de la coyuntura, pero que se cobrará factura si no es enfrentado. Tenemos una oportunidad de alimentar a la Argentina y al mundo, generando progreso y desarrollo para nuestro país. Debemos resolver nuestros temas pendientes, siempre con una mirada de largo plazo, para que esa oportunidad no se nos escape entre las manos.
Por Andrés Dominguez
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