Los pueblos con forma de vida sedentaria tenían viviendas fijas construidas de materiales sólidos y frecuentemente ubicadas en regiones montañosas y de clima seco
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Los conquistadores españoles que arribaron a nuestro territorio se encontraron en el noroeste del país con varias culturas precolombinas: diaguitas (también llamados calchaquíes), quilmes, omaguacas, amaichas, juríes, lules, uquías, tilcaras, tumbayas, purmamarcas, etc. Muchos vestigios de la antigua civilización inca.
Todas esas civilizaciones prehispánicas presentaban formas particulares propias, pero compartían parcialmente orígenes comunes y características similares. Con el tiempo, se encontraron casi extinguidos en la región (incas) o fueron rápidamente conquistados (los diaguitas salteños antes del 1700, los omaguacas de Jujuy en 1594). Sin embargo dejaron testimonios de su arquitectura y muchos ejemplos se conservan como ruinas hasta la actualidad.
A diferencia de los pueblos nómades de más al sur (tehuelches, ranqueles, querandíes, araucanos, etc.), que mudaban por las llanuras sus toldos de cueros y palos (de corta vida útil y fácil degradación), los primitivos agricultores y pastores (de cabras y llamas) diaguitas y demás pueblos, eran sedentarios. Esa forma de vida los llevaba a tener viviendas fijas construidas de materiales sólidos y frecuentemente ubicadas en regiones montañosas y de clima seco.
Las construcciones en general eran de formas rectangulares/ cuadrangulares, de piedra (pirka) sin mortero y/o adobe, con techos de torta de barro y paja asentados sobre tirantes de madera de cardón (cactus), algarrobo, tala o cañas. Los poblados tenían caminos embaldosados zigzagueantes y sectores de plazas secas comunitarias. Las ciudades o caseríos contaban con, viviendas, depósitos, establos, corrales, talleres, cementerios y edificios de culto. Las construcciones seguían la topografía accidentada del terreno lo cual daba urbanizaciones aterrazadas con edificios a nivel del piso y/o semienterrados (para mejorar la aislación térmica), todo de aspecto algo caótico. Estas poblaciones iban de 100 a 3000 habitantes.
Además de esta arquitectura “civil”, a su vez construyeron los “Pucará”, que en idioma Quechua “Pukara” significa “fortaleza”. Es una construcción de origen andino ubicada en un cerro o altura de difícil acceso, que permita el control y la seguridad de un área de producción o asentamiento poblacional. Al ser pueblos guerreros, estas construcciones resultaban fundamentales para el uso defensivo; estaban camuflados en la naturaleza y si eran muy visibles demostraban ser un símbolo de poder y dominación. Los pucarás se destinaban a usos militares (baluartes, ciudadelas, fortificaciones) rituales (cementerios, ceremonias religiosas, culto) o para vivienda (habitaciones, depósitos, corrales) siendo un símbolo de la fuerte organización social de estas comunidades.
Otras provincias
En las provincias de Jujuy (Tilcara), Salta (Titiconte, Angastaco), Tucumán (Quilmes, Humahuaca), Catamarca (Aconquija, de la Alumbrera) y La Rioja hay preservados y reconstruidos muchos poblados indios y pucarás, o muchas veces, ambos términos en un mismo lugar físico. También se los encuentran en otros países: Bolivia, Chile, Perú y Ecuador. Todos ellos comparten características comunes y son una forma de expresión de modelos de vida que una comunidad quiso reflejar.
El Pucará de Tilcara en Jujuy es un yacimiento arqueológico de 15 hectáreas y uno de los sitios precolombinos más importantes del país. Tiene aproximadamente mil años de antigüedad. Fue capital incaica de la provincia de Humahuaca y tenía gobierno político.
El Pucará de Quilmes o ciudad sagrada en Tucumán, data de aproximadamente 800 años DC y es uno de los más extensos del país, ocupa 100 hectáreas y contaba con 3000 habitantes. Tenía viviendas y zonas de cultivo. Fue el antiguo hogar de los indios quilmes, sometidos en 1667 por los españoles.
En 1897 comenzaron sus investigaciones en Quilmes y posteriormente en 1908, en Tilcara, los arqueólogos y antropólogos Juan Bautista Ambrosetti y Salvador Debenedetti, iniciadores y padres de la arqueología en la Argentina.
A la fecha continúan los estudios tratando de conocer más sobre estas culturas milenarias.