El sábado pasado La Nación publico una nota de Arturo Vierheller (h) "Una genética dos actitudes", donde el autor traza un paralelismo entre la actitud de los agricultores, que adoptan genética de punta, y la de los ganaderos, que "en la vereda del frente" no lo hacen en la magnitud que deberían. Me permito a título personal hacer algunas observaciones.
En primer término no considero válida la comparación entre eventos genéticos agrícolas y ganaderos, dado que las nuevas semillas producen resultados con alto impacto económico en pocos meses, mientras que en la ganadería en sistemas extensivos el resultado es de largo plazo y depende de una serie de variables mucho más aleatorias que en agricultura.
Cabe releer al doctor Héctor Molinuevo, cuando con claridad demuestra que en sistemas extensivos no necesariamente los niveles individuales de productividad se traducen en mayores ganancias por unidad de superficie, parámetro básico en la rentabilidad, porque el sistema productivo real limita la oferta de alimento, y el mayor impacto en cría lo da el número de terneros logrados, muy por encima de cualquier otro factor.
Por esto aún es baja la utilización de reproductores con información, pero el escenario va cambiando rápidamente pues hay mucha gente analizando la información de las Deps, concordante con la exhaustiva selección objetiva actual.
No existe ninguna alteración mental que haga que un mismo productor invierta en un maíz transgénico de alto valor, y a la vez no lo haga en determinada genética bovina: simplemente no tiene la expectativa de lograr un diferencial económico como en el primer caso, situación que va a revertirse a medida que el sistema inevitablemente se intensifique y la genética ofrezca cada vez más herramientas, pero siempre y cuando las políticas públicas den un marco de previsibilidad a un negocio de largo plazo.
¿Por qué en lechería es masivo el uso de reproductores con información? El sistema, especialmente la alimentación se ha intensificado, y el productor verifica los resultados, más allá de la discusión sobre cual modelo es mejor.
Los criadores, agrupados en sus respectivas asociaciones, han realizado selección fenotípica por décadas, y lograron una genética realmente competitiva. Las exposiciones tuvieron y tienen un rol importante en esto, al dar señales -con errores y aciertos- a los productores comerciales sobre los biotipos deseables. Por supuesto hay cabañeros que sólo piensan en un premio o en animales con exceso de preparación, pero paralelamente miles de ganaderos hacen su esfuerzo de selección, sustentando esta pirámide. Deberíamos respetar más sus decisiones, ya que arriesgan su propio capital.
Las asociaciones de criadores desarrollan planes objetivos de selección desde hace años, con destacados especialistas privados y de la órbita pública, mediante convenios, como por ejemplo con el Dr. Horacio Guitou del INTA Castelar o el equipo del Dr Rodolfo Cantet de la UBA, elaborando las Deps, no solo para nuestro país sino para varios de Latinoamérica.
El Foro de Genética Bovina, es otro claro ejemplo del interés en promover el desarrollo, con gran cantidad de actividades para el mejoramiento de la genética.
Las investigaciones que se realizan en la Argentina no están ligadas a los intereses de ningún laboratorio privado: se busca que la información genética sea de sus verdaderos dueños, los ganaderos.
Que la selección genómica será la llave a futuro, es algo en que coinciden todos, y en esto están trabajando las asociaciones y técnicos mencionados: ya se han genotipado muestras, realizado convenios y se participa en programas internacionales. Quizás en poco tiempo tengamos información valiosa respecto a características de alto impacto económico, como resistencia a enfermedades, tolerancia al calor, fertilidad, eficiencia de conversión del forraje, etc., no sólo en calidad de carnes como se comenta en la nota, como si fuese un objetivo excluyente.
Centenares de ganaderos de todo el mundo realizan giras por nuestro país, asombrados por la calidad de la ganadería bovina, y cuando los protocolos entre países lo permiten, adquieren reproductores, embriones y semen, que es biotecnología con altísimo valor agregado.
Como ejemplo, al término de su reciente visita a la Argentina el destacado consultor australiano en genética bovina, Don Nicol publicó en su página web: "Nos quedamos con la impresión de que mucha de la genética Brangus argentina podría generar un impacto en Australia, pero desafortunadamente no existen protocolos de importación entre ambos países?" ¿Estaremos trabajando tan mal como algunos creen?
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