Mario Raiteri, consejero de Coninagro y vicepresidente de la Federación Nacional de Productores de Papa, dijo que pierden US$1500 por hectárea por la diferencia entre costos e ingresos; la actividad enfrenta serias dificultades para afrontar la próxima siembra.
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Producir papa en la Argentina se convirtió en una actividad prácticamente insostenible para muchos productores. En numerosos casos, dejó de ser rentable y ahora enfrenta el riesgo de generar pérdidas. En este contexto, los productores atraviesan una situación de gran “incertidumbre”, provocada tanto por los quebrantos que se podrían registrar en la campaña actual, como por el temor a cómo afrontarán la próxima siembra.
Así lo describió Mario Raiteri, consejero de Coninagro y vicepresidente de la Federación Nacional de Productores de Papa, al referirse a la delicada situación que enfrenta el sector. Según Raiteri, las pérdidas podrían alcanzar hasta US$1500 dólares por hectárea, lo que coloca a los productores en una situación difícil.
“En este momento no cubrimos los costos de producción, y tenemos incertidumbre sobre la nueva cosecha. ¿Con qué vamos a encarar la siembra si no recuperamos el costo inicial? No vamos a tener más que quebrantos”, dijo a LA NACION. Por otro lado, detalló que el contexto actual combina una alta oferta proveniente de varias regiones productoras –Tucumán, Córdoba, Mendoza, Jujuy y Buenos Aires– con una demanda estacionalmente baja debido al verano.
Según Raiteri, las pérdidas podrían alcanzar hasta 1500 dólares por hectárea, colocando a los productores en una situación de extrema vulnerabilidad. Explicó que la papa se comercializa en bolsas de 20 kilos. Con una buena cosecha, que produce unos 60.000 kilos por hectárea, se obtendrían alrededor de 3000 bolsas por hectárea. “Con el precio actual, el productor estaría recibiendo aproximadamente 2200 pesos por bolsa. Esto implica que, al restar el costo de producción, el producto recupera unos US$5000 por hectárea que no alcanzan para cubrir la inversión que oscila entre US$7000 y US$9000 dólares por hectárea, por lo que presenta un quebranto por esa diferencia. De manera que si su costo es de 7000 la pérdida es de US$1500 por hectárea”, afirmó.
En este contexto, detalló que hay una reciente preocupación entre los productores. “Estamos desorientados y con mucha incertidumbre sobre qué va a pasar con esta cosecha y cómo vamos a encarar la nueva siembra. Además, no somos un sector prioritario para los bancos; nos ven como un sector de alto riesgo, y no hay una política crediticia benevolente para nosotros”, explicó.
En la Argentina, se cultivan aproximadamente 85.000 hectáreas de papa, que producen cerca de tres millones de toneladas anuales. La mitad de esta producción se concentra en la provincia de Buenos Aires, particularmente en el sudeste, en localidades como Mar del Plata, Balcarce, Lobería, Necochea, Miramar, Azul y Vidal. Además, hay una zona específica para la producción de semillas en Tres Arroyos, San Cayetano y Gonzales Chaves. La segunda provincia en importancia es Córdoba, con dos cosechas al año, seguida por otras como Tucumán, Mendoza, Catamarca, Río Negro, Santa Fe y Jujuy.
El 25-30% de la producción de papa se destina a la exportación, principalmente en forma de productos procesados como bastones congelados, chips, puré y almidón. Según estimaciones, hay entre 400 y 500 productores activos en el país.
El costo de producir una hectárea de papa oscila entre US$7000 y US$9000 dólares, dependiendo del paquete tecnológico utilizado. Este valor incluye diversos factores, como el alquiler de la tierra, que en el sudeste bonaerense varía entre 900 y 1500 dólares por hectárea; la compra de semillas certificadas; el uso de fitosanitarios para controlar hongos, bacterias e insectos; y la aplicación de fertilizantes como urea y fósforo. Además, el riego representa un gasto significativo. “Necesitamos dotar al cultivo de entre 30 y 40 milímetros de agua por semana. Esto implica un importante consumo de gasoil, porque se riega durante todo el día. Por jornada, entre el tractor y el motor de riego, necesitamos unos 250 litros diarios durante 70 a 90 días de los 120 que dura el cultivo”, explicó Raiteri.
Aunque la mecanización avanzó, los costos de mano de obra también son importantes. “A pesar de la tecnología, sigue siendo necesaria la intervención manual en varias etapas del proceso”, agregó.
Los rendimientos de la papa para consumo oscilan entre 50.000 y 60.000 kilos por hectárea, dependiendo de la región, mientras que las variedades destinadas a la industria pueden superar los 80.000 kilos por hectárea. Entre las variedades más comunes para consumo se destacan la Spunta, y para la industria, Asterix e Innovator, que tienen mayor contenido de materia seca, ideal para la producción de bastones prefritos y otros derivados.
En ese sentido, Raiteri destacó el papel de la industria en la estabilización del sector. “En la Argentina hay cuatro grandes empresas que absorben una parte importante de la producción, lo que aporta más estabilidad. Sin embargo, con los precios actuales y los altos costos, el problema es qué va a pasar con los productores que están en una situación difícil”, alertó.
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