Los insectos comestibles siempre han sido parte de la dieta humana, pero en general hay un alto grado de rechazo por su consumo. La producción de alimentos basada en la agricultura y en la cría de animales dejó sin atractivo a otra gran fuente de proteínas como los insectos.
El Informe FAO Edible Insects señala que la mayoría de la gente en los países occidentales tiene percepciones negativas hacia los insectos – los ven como una molestia – y ven la alimentación con los mismos como una práctica asociada a un comportamiento primitivo de recolección de alimentos.
Las Naciones Unidas apoyan y promueven la entomofagia: el consumo de insectos como alimentos. Hay muchos países como México, Tailandia, Japón, Indonesia y China con una larga tradición y cultura gastronómica que aprecian el sabor de un insecto no solo como un alimento o como un snack al paso, sino también como una de las exquisiteces de una cocina sofisticada.
En particular, en China se pueden encontrar distintos mercados, puestos de ventas y restaurantes que sirven insectos tanto en ciudades grandes como pequeñas. El mercado de Donghuammen, en Beijing, se convirtió en uno de los más conocidos y populares.
En este y otros mercados, donde asombran los tamaños y variedades de insectos, se pueden encontrar ciempiés, grillos, langostas, arañas, cigarras, escorpiones, larvas de distinta clase y muchos otros que son típicos del lugar.