En 2021, en valor las ventas al exterior superaron los US$1000 millones. Hay cada vez más proyectos productivos vinculados con el turismo
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En 2020, la irrupción de la cuarentena en la vida de los argentinos hizo que muchos de sus hábitos de consumo cambiaran. El vino no fue la excepción y, en su caso, registró la mayor suba de consumo en cinco años. Se bebieron 57 millones de litros más que en 2019, con un repunte de 6,5%. Sin embargo, con la parcial vuelta a la normalidad y por la caída del poder adquisitivo de la población, la venta de 2021 bajó un 11,2%. El consumo se ubicó en cifras similares a la prepandemia.
Algo contrario ocurrió en el mercado externo. El último año, las exportaciones del sector vitivinícola alcanzaron su mayor valor histórico. De vinos fraccionados fue de US$888,5 millones y US$1006 millones entre fraccionados, a granel y mosto.
Según contó a LA NACION José Zuccardi, presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), se produjo un “fenómeno” porque, además de esto, también subió el precio promedio. “Hay una buena valoración de los vinos del país”, destacó.
Zuccardi habló con este medio de cara a la Fiesta Nacional de la Vendimia 2022 y a un año del lanzamiento del nuevo Plan Estratégico Vitivinícola (PEVI) 2030.
Para Zuccardi, el salto en las exportaciones obedece a que el país está produciendo los mejores vinos de su historia, en todos los niveles. “La vitivinicultura hoy tiene estructura de producción de uva, elaboración de vino y comunicación como nunca antes tuvo; entonces, estamos bien posicionados en la consideración mundial”, señaló.
Sin embargo, aclaró que aún hay mucho por desarrollar. “La Argentina es todavía una categoría chica, es decir somos el 3,5% del comercio mundial de vinos. Por eso, el potencial de crecimiento es fuerte, siendo que el vino argentino está bien visto”.
Para que ese proceso de mayor crecimiento se produzca, Zuccardi remarcó la importancia de que haya una actualización del valor del dólar. “Las mayores amenazas que tenemos para continuar el crecimiento es una pérdida de competitividad en función del retraso cambiario. Necesitamos una actualización del valor del dólar para que los exportadores puedan seguir manteniendo la presencia en los mercados y no dejar ningún segmento sin cubrir”, explicó.
Agregó: “Esperamos que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional nos permita que, por lo menos, el dólar acompañe la inflación y que, además, recupere un poco el valor que perdimos el año pasado”.
En lo que respecta al mercado interno, el empresario afirmó: “Después de un 2020 de pandemia muy bueno, con un crecimiento del consumo muy fuerte, volvimos a las cifras de 2019 por la caída del poder adquisitivo que afectó todos los alimentos en Argentina y el vino no es una excepción. Es de consumo masivo y las situaciones de poder adquisitivo realmente nos afectan”.
El sector vitivinícola ha sufrido, como otros rubros, la falta de insumos, principalmente de botellas de vidrio. Una problemática que para Zuccardi está en vías de resolución. “Ha sido un año difícil porque tuvimos problemas con las botellas y problemas logísticos en el espacio de los buques y costos de la logística. Creo que, finalizando el mes de abril próximo, el tema de abastecimiento de botellas va a estar regularizado porque las empresas proveedoras del vidrio han hecho inversiones y están solucionando los problemas que tenían y van a crecer”, expresó.
En lo que respecta a las cuestiones logísticas, remarcó que hay un aumento de los costos que afecta sobre todo a la cadena de distribución. La mayor parte de los vinos que vende la Argentina lo hace en condición FOB o puestos en bodega. “Eso provoca que a los costos logísticos los tengan que absorber los importadores y, obviamente, hay una inflación a nivel global que está llevando a ciertos incrementos; eso está impactando sobre todos los países exportadores”, detalló.
Otros factores
Zuccardi precisó que pasó algo “muy importante” que fue el crecimiento del turismo. “Muchos argentinos que antes vacacionaban en el exterior encontraron en el país una oferta de muy alto nivel en la vitivinicultura. Durante todo el año pasado y actualmente el sector está creciendo en todas las zonas, trabajando con muchísimos argentinos”, sostuvo.
Según información de Coviar, son más de 300 las bodegas abiertas en 16 distintos lugares del país que atraen por año a más de 2 millones de visitantes.
Además, el empresario comentó que, ahora que se reanudaron los vuelos internacionales, se está recuperando gradualmente el flujo de turismo externo.
“Por eso nos gusta decir que tenemos un triple impacto exportador: lo que exportamos, lo que los turistas internacionales gastan en nuestra actividad y lo que los argentinos no gastan afuera y sí en el país. Indudablemente, implica obras de infraestructura, mucha inversión privada, pero se viene haciendo en centros de visita, restaurantes, en mejoramiento de las bodegas, hotelería”, expresó.
Este mes comenzó la vendimia en una situación que el empresario calificó como “interesante” porque hay equilibrio de stocks. No obstante, se espera que la cosecha sea menor. De acuerdo al Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), este año la estimación de producción de uvas para las principales zonas del país será de 19.449.000 quintales, lo que implica una disminución del 13% respecto de la cosecha 2021, que fue de 22.229.011 quintales.
“No va a haber desabastecimiento. Por un lado, los volúmenes para la atención de los mercados internos y externos están garantizados y, por otro, los stocks están en equilibrio, cosa que beneficia a toda la cadena porque los precios están sostenidos, son buenos para el productor y para la distribución dentro de la cadena”, subrayó.
En tanto, según explicó, el Plan Estratégico Vitivinícola (PEVI) 2030 incorporó, a los ejes que tenía de promoción del vino en la Argentina, en el mercado internacional e integración de productores, la sostenibilidad tanto en el aspecto social, económico como ambiental. También el aspecto del turismo vitivinícola.
“Ya hay 18 provincias argentinas que tienen proyectos vitivinícolas, 16 de las cuales tienen proyectos turísticos. En muchos casos los proyectos productivos van de la mano de un proyecto turístico y los productores encuentran que pueden producir, elaborar el vino y venderlo en el mismo lugar”, comentó.
“Tenemos un plan estratégico, la corporación se financia con aporte obligatorio del sector. Es decir, creo que es un hecho revolucionario que un sector antes de pedir aporta. Por supuesto que pedimos que el Estado también haga su parte”, concluyó.
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