Las expectativas de clima son mejores que el ciclo anterior, así como las de cambios en la política hacia el sector
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Venimos leyendo que en el ciclo 2023/24, que agronómicamente ya comenzó, “el agro” generaría entre 30.000 y 35.000 millones de dólares en concepto de ingresos de divisas. Los tan ansiados “dólares del agro”, cruciales para recomponer nuestra frágil economía. Entre 10.000 y 12.000 millones de dólares por encima del ingreso 2022/23, no es poca cosa. Ojalá lleguen en esa cantidad como mínimo. Sí, “como mínimo”, porque se pueden transformar en más dólares, pero también lamentablemente en menos. ¿Por qué? Porque el agro justamente es agro, no es una planilla de Excel de escritorio.
Llegamos a esos “30.000 millones de dólares” con la siguiente cuenta=toneladas de producción (trigo, cebada, maíz, soja, girasol) x valor FOB/tn (valor vendido al exterior).
Los números del Excel nos dicen que en base con las hectáreas sembradas por un rinde promedio obtendremos una producción a nivel país que sería más del doble en soja y un 60% más en maíz respecto a la catastrófica campaña 2022/23. En el caso del trigo ya vimos una caída respecto a las primeras proyecciones, tanto del área cómo de los rindes. Confirmando que el agro es agro y no Excel. Así pasamos de primeras estimaciones de producción con valores cercanos a 18 millones de toneladas y estamos cosechando entre 13,5 y 14,7 millones de toneladas (BCR-BCBA, respectivamente).
¿Qué generó esa baja de área y rindes? El clima. Las lluvias no llegaron cuando debían llegar en muchas zonas. Hoy la producción de trigo está cercana a ser “conocida con certeza” mientras se avanza con la cosecha al 27%. Ahora, la otra parte, la más “jugosa”, “la más esperada”, el volumen de producción de “la gruesa” (en su mayoría soja y maíz) está muy en sus comienzos.
Aún no se sabe las hectáreas finales que se sembrarán. Una vez implantados los cultivos, queda pasar el verano, con un clima hoy, que si bien generó mejora sustancial en muchas zonas, deja muchas otras con mapas en rojo pidiendo lluvias con urgencia. Altas temperaturas que no ayudan y aún no llegamos a enero. No solo pasar el verano, sino que el otoño también, ya que el grueso de la cosecha de la soja se da durante abril/mayo, y en el caso del maíz algo será en abril, pero más del 70% entre julio y agosto.
Volumen
¿Hoy alguien puede asegurar cuál será el volumen final de producción de la gruesa? Todos deseamos que sea el doble del ciclo anterior, todos. Desde el productor, hasta los consumos (productores de leche, de carne, de huevos, de pollo, de etanol, etc), vendedores de insumos, acopios, transportistas, cosecheros, exportadores, asesores, y obviamente el estado argentino.
En tanto, hay que ver el “mercado global”, que definirá a qué valor hay demanda y a qué valor somos competitivos frente al resto de los exportadores del mundo. Acá no sólo dependemos de nuestro clima, sino del clima del resto de nuestros competidores, compradores, de lo que pase con los valores del petróleo, del dólar respecto a otras monedas, de la economía China, de la producción de Brasil, y muchísimos factores más.
Desde hace un año los valores FOB en general han perdido alrededor de US$100/t (tanto en soja, maíz y trigo). Con el trigo también tenemos un ejemplo muy cercano reciente, de cómo además de la caída en la producción los precios pueden cambiar la ecuación. Desde comienzos de octubre los valores FOB de nuestro trigo bajaron US$16/t.
¿Entonces, se puede decir cuántos dólares ingresarán de la agricultura durante 2024? Todos deseamos qué sean arriba de 30.000 millones de dólares, pero pocos (o ninguno) puede saber hoy cuántos serán exactamente. Clima mediante, sabremos la producción de toneladas, y mercado global mediante, sabremos los valores FOB a los cuales podemos salir a competir al mundo.
¿Cuándo ingresan los dólares del agro? ¿Para vencimientos del primer trimestre? Difícil asegurarlo. Ahí estarán ingresando, sí, los dólares de las ventas de trigo que con los valores actuales podrían sumar US$2000 millones dólares (durante todo el año) pero que si repite la historia cerca de US$1200 ingresarían hasta abril. En ese primer trimestre, por el contrario, es probable que veamos importaciones de soja para que las fábricas comiencen a operar.
La cosecha de la soja comienza con más fuerza entre abril y mayo, pero se comercializa, “muele” y exporta cómo grano, harina y aceite durante todo el año. Podemos estimar que en especial este año, después de un muy mal año productivo, y con “nuevas reglas”, tipo de cambio único, y con muy poco nivel de ventas anticipadas a la fecha, habrá mayor nivel de ventas de los productores en cosecha. Pero de nuevo, el agro no es un Excel. Las ventas de los productores se distribuyen a lo largo del año, así como las ventas de la exportación y la molienda de las fábricas.
A medida que transcurre la siembra y desarrollo de los cultivos, nos iremos acercando a “cuántas toneladas”. A qué precio y cuándo, dependerá de los mercados globales y de las condiciones económicas y financieras locales que incentiven o retraigan las ventas de los productores. Las expectativas de clima son mejores que el ciclo anterior, así como las de cambios en la política hacia al agro. Ojalá que este año se alineen los planetas y podamos lograr aún más qué los dólares del excel actual.
Más allá de que podemos ver subas de valores de mercado de aquí en adelante, que generen más dólares de exportación, la realidad es que también podemos ver bajas, y es necesario tener contemplado ese escenario, en especial en una economía que tiene tan alta dependencia del agro. Y en especial para quienes en el nuevo gobierno estén analizando las cuentas para lograr salir de la angustiosa realidad actual.
La autora es analista del mercado de granos
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