Anticipan que en los dos meses que faltan para terminar el invierno las temperaturas estarán por debajo del promedio histórico y que habrá algo más de lluvias que en los últimos 60 días
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Los últimos pronósticos indican que se alejan las posibilidades de que ocurra un evento Niña fuerte en la primavera y el verano. El meteorólogo Leonardo de Benedictis afirma que “en los últimos días hubo algunas lluvias en determinadas zonas y se nota más humedad e inestabilidad en el ambiente”.
Para agosto prevé una situación intermedia de temperaturas, menos rigurosas que las de julio, más cercanas a los promedios históricos y con algo más de lluvias que en los últimos 60 días, excepcionalmente secos. A más largo plazo, el especialista mantiene el pronóstico de aparición de un evento Niña, pero con menos fuerza que la que se le atribuía dos meses atrás. “La Niña va perdiendo intensidad semana tras semana y podría sobrevenir un evento de ese tipo débil a muy débil”, proyecta De Benedictis.
Por su parte, el climatólogo Eduardo Sierra pone el foco en los vientos polares. “Hay una entrada de aire polar muy frío y seco al interior del territorio, que da posibilidades de que, si se mantiene en primavera y verano, puede generar condiciones de sequía en Córdoba, en el oeste de Santa Fe, en La Pampa y en el oeste y noroeste de Buenos Aires”, adelanta.
Vientos polares
El climatólogo explica que, como consecuencia del cambio climático, desde 2007 están soplando los fuertes vientos polares que modifican la circulación de la atmósfera. “Es un fenómeno que puede persistir muchos años conformando un ciclo de varias décadas”, sostiene Sierra.
Estos vientos empujan a la corriente de Humboldt –una corriente oceánica de aguas muy frías, de baja velocidad, que fluye a lo largo de la costa occidental de Sudamérica– hacia el norte y enfrían el Pacífico Ecuatorial determinando una situación con similitud a un evento Niña.
Según el pronóstico de Sierra, “los vientos polares aseguran que seguirá un clima frío en los dos meses que faltan para terminar el invierno, con temperaturas por debajo del promedio histórico”. Si se mantienen después, pueden generar un foco seco en la región central del territorio, que fue perdiendo capacidad agrícola en los últimos años, pero sin influir negativamente en los campos de la Mesopotamia y del este de Buenos Aires.
En síntesis: se enfrentará otra campaña agrícola con riesgo de perturbaciones climáticas que obligarán a consultas permanentes de los pronósticos para tomar decisiones.
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